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Los nuevos preparativos para la eterna alternancia

La democracia burguesa está basada en la corrupción, como demostraremos en este artículo, ya que nace bajo la premisa de la explotación capitalista y de su legalización por parte de los leguleyos, el parlamento y sus ejércitos armados permanentes, por lo que no se hace extraño que cada cierto periodo de tiempo haya que cambiar las caras para que cambie el escenario sin que cambie para nada la función. Por mucho poder que tengan las oligarquías financieras, por muy aplastante que pueda ser cualquier intento de subversión por parte de la clase trabajadora en el momento actual, al capital no le interesa, o lo lleva a cabo sólo si es indispensable, enseñar los dientes de manera manifiesta. Es por ese motivo que para la democracia burguesa sea inevitable la alternancia política.

En estos momentos, se está cociendo la judicialización de Pedro Sánchez, para que aparezca la figura del patriota honrado que venga a sacar de las llamas que hacen peligrar a España debido a la corrupción. Este patriota honrado puede venir por la izquierda, recordemos a Pablo Iglesias, Errejón, Echenique cuando el movimiento espontaneísta de los indignados, que fue permitido y espoleado por las oligarquías financieras para hacer creer a la masa obrera que el capitalismo se podía transformar mediante reformas; o por la derecha si es lo que conviene. Hace unos once años, en la enésima crisis solapada, en este caso cuando la prima de riesgo, y cuando la situación económica y social de la clase obrera se convirtió en odio, se apeló a los métodos pacíficos ante todo y se salió por la izquierda. Ahora la situación necesita salir por la derecha por la ley perpetua de la alternancia y porque ahora el odio de la clase obrera se ha canalizado hacia los inmigrantes, los ocupas, la islamización de España y el proletariado lumpen por poner algunos ejemplos.

Para la necesaria alternancia periódica que se avecina ya se han creado nuevas espadas, esta vez por la derecha como ya dijimos, en la figura de Alvise Pérez que viene a cooptar al voto juvenil que vota por primera vez o al voto de los que ya Vox se les ha quedado pequeño y otra vez en la figura del patriota honrado que hace dejación de sí mismo para venir a salvarnos. Por eso, tras entrar en el Parlamento Europeo fue a celebrar su triunfo con el Pequeño Nicolás. Pero sería injusto cargar el mochuelo sobre él sólo. Si hasta Mario Conde se ha presentado de candidato. Hagamos un pequeño repaso de lo que tenemos. El PP viene de la trama Gürtel, de la Púnica, de los pelotazos de Rodrigo Rato o Zaplana a pedir ahora el fin de la corrupción. En otro registro, siete millones de euros de donaciones anónimas han aparecido en la fundación de Vox sin que tenga que pagar impuestos y Abascal comentó en una entrevista que ojalá hubieran sido catorce. Pedro Sánchez era asesor de Caja Madrid cuando esta quebró e ingresó veinte mil millones de euros de dinero público a la recapitalización de la entidad bancaria. El agradecimiento de las oligarquías financieras ha sido palmario con su presidencia y su resiliencia en el poder, que él mismo plasma en “Manual de resistencia” (2019), donde explica, según él, que siempre gana por sus cualidades sobrenaturales y a contracorriente, pero de que su figura le interese al capital mejor no hablemos. También tenemos el caso actual de la amnistía a Chaves y Griñán en el caso de los ERES. En el caso de la pata izquierda del capital, en el que cada poco se cambia el nombre del frente amplio que permite alcanzar sillones, tenemos el caso de Alberto Garzón, que maquilló el escándalo de Antonia Muñoz, que colocó a 470 amigos, familiares y afiliados en distintos ayuntamientos. Para ello se sirvió de la crítica al chuletón y un llamamiento a reducir el consumo de carne, y que desvió, con un éxito infinito y ayudado por los medios de comunicación masivos mediante una amplia polémica, la atención sobre las actividades de Antonia Muñoz. Estos son algunos de los casos que ponemos como ejemplo pero podíamos citar miles y, además, de cualquiera de las opciones políticas que nombramos, pero no es ese el objetivo, sino el de demostrar que la corrupción es intrínseca a la democracia burguesa, es su pilar, su fin y su meta, y que forma la base de una estructura piramidal. Miles de partidos minoritarios o regionales como Junts o Compromís lo corroboran también.

Pasemos a analizar cómo se plantan todos estos sujetos ante los Tribunales de Justicia. En primer lugar confiados porque, según ellos, no han hecho nada y prepotentes poniendo en cuestión la imparcialidad de su propio poder judicial. Siempre se trata de un juicio político contra su persona que carece de fundamento aunque los hechos sean palmarios. Estas críticas ponen en tela de juicio una separación de poderes que tampoco existe y lo hacen porque los que les juzgarán y sus normas han sido puestas por ellos. La mayoría de las veces salen con una condena que es revocada en poco tiempo y antes de que se entre en prisión, la mayoría por temas de salud como Zaplana o Griñán. Durante el sumario se muestran prepotentes y desafiantes porque saben que la justicia les pertenece y les ampara. Y es que, recordemos lo que dijimos con anterioridad, los políticos son la base de la estructura piramidal de la corrupción, el último lugar donde reciben las ganancias de la explotación de la clase obrera que descienden directamente de la oligarquía financiera hacia la base política que la legisla y la hace posible, su dote de agradecimiento. Por eso, la corrupción es intrínseca a la democracia burguesa y hace falta una constante alternancia de rostros y de discursos para que sea posible.

¿Qué tenemos que decir sobre la alternancia política? En primer lugar, sirve para perpetuar la dictadura del capital mediante la guerra ideológica contra la clase obrera llevada a cabo por la burguesía y todos sus estamentos. Si quieres mandar siempre, inventa opción A y opción B y hazlas fluctuar para que gobierne siempre la dictadura del capital sobre el trabajo. Es imposible, como en el caso de la Comunidad de Madrid o en Andalucía, que el pueblo trabajador sea un ratito socialista y un ratito popular. Es imposible que uno pueda ser una cosa y su contraria sino es que alguien se toma mucho trabajo en ello y mucho nos tememos que sea explotando casos de corrupción puntuales como le ocurrió a Felipe González, José María Aznar, Mariano Rajoy y ahora a Pedro Sánchez. En esa tesitura, volvemos a resaltar, la corrupción es intrínseca a la democracia burguesa y la oligarquía financiera destapa la punta del iceberg cuando le es necesario y hay que cambiar de muñeco. Ya la política burguesa sale viciada de corrupción porque nace del rédito de la explotación capitalista sobre la clase obrera y nunca deja de serlo, ni siquiera en su reparto.

La corrupción no pertenece a cierta opción política o uno es más y el otro menos, el famoso discurso del y tú más; es sistémica, como hemos resaltado, porque se basa en el reparto de las ganancias de la explotación capitalista entre los distintos estratos. El capital ya ha preparado la alternancia que le lavará la cara por algún tiempo y le permitirá sobrevivir a la bancarrota, esta vez saldrá por la derecha. Ante esto, el PCOE propone no fiar la supervivencia como clase social a la vía del parlamentarismo burgués. La corrupción terminará cuando sea superado el sistema capitalista y la plusvalía, la ley del valor y la búsqueda del lucro ilimitado terminen. Esto sólo puede darse con la superación del sistema capitalista por la vía revolucionaria. La corrupción es estructural y sólo se puede superar con la construcción del socialismo. No es más que el reparto de la plusvalía sobre los estratos que la hacen posible con cada una de sus funciones.

 

¡Por la victoria definitiva sobre la corrupción!

¡Muerte a la dictadura del capital!

¡Por la construcción del socialismo!

 

COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)