Las pandemias mortales silenciadas por el capitalismo
Los medios de comunicación llevan meses informando al detalle a la población de todo el mundo de las muertes provocadas por el COVID-19 en una perfecta campaña de terror, fake news y subordinación de las masas a los Estados imperialistas. Se proyecta hasta la impresión de que las personas empezaron a morirse a partir del Coronavirus. Imagen que, por supuesto, es falsa y manipuladora.
El 31 de enero, según las fuentes oficiales, se detectaba el primer paciente de coronavirus en España. 98 días después, las mismas fuentes aseguran que en España hay ya 26.299 muertes provocadas por dicho virus. Esto es que, al día mueren aproximadamente 266 personas por coronavirus, teniendo en cuenta que es una enfermedad de la cual no se tiene la suficiente información y que, en el día en el que se escribe este comunicado, no se ha elaborado todavía vacuna alguna. Con total seguridad, esta media de decesos diarios se irá reduciendo cada vez más, de la misma forma que la gripe ha sido una enfermedad que a lo largo del tiempo ha perdido peligrosidad.
Estos datos son fácilmente accesibles por cualquier persona que esté próxima a la prensa, la televisión o a internet. Sin embargo, durante décadas llevan existiendo enfermedades mortales, vinculadas también al sistema socio-económico capitalista, de las que no se habla en ningún medio de comunicación y cuando se hace es como mero dato médico curioso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que al año se suicidan en torno a 800.000 personas. Esto implica que cada 40 segundos, alguna persona en algún lugar del mundo se quita la vida. En España se suicida una persona cada dos horas y media, es decir: 10 personas al día, 3600 personas al año. Este dato, duplica a las muertes provocadas por accidentes de tráfico, supera once veces a los homicidios y ochenta veces a las muertes provocadas por violencia de género en nuestro país. Todo esto sin contar que un método que no se baraja como forma de suicidio es el propio accidente de tráfico. Sin embargo, no se informa de ello ni la mitad de veces que cualquiera de esas situaciones, mucho menos si lo comparamos con la información catastrofista que recibimos del coronavirus.
Según Gustavo Turecki, psiquiatra especializado en la correlación del suicidio y las enfermedades mentales, el 90% de las personas que han cometido suicidio sufrían algún tipo de enfermedad mental, destacando entre estas la depresión mayor. “Casualmente”, médicos de la Universidad de Harvard apuntan en un estudio a que la depresión está influida por el nivel de ingresos y otros indicadores socioeconómicos: las personas que ingresan menos son las que más la padecen. En otras palabras, el suicidio tiene, como tantas otras cosas, un marcado carácter de clase. De esta forma, como los que más se quitan la vida son los trabajadores, los que engrasan con su sangre las cadenas del capital, no merecen ni ser mencionados en televisión, no vaya a ser que la clase explotada ate cabos y ejerza su justicia.
Otra enfermedad pandémica silenciada y completamente desvinculada del sistema capitalista por los medios y los Estados imperialistas es la obesidad. Remitiéndonos de nuevo a la OMS, en el mundo hay más de 1.900 millones de adultos con sobrepeso y, de estos, 650 millones son obesos. En términos porcentuales, la obesidad afecta casi al 10% de la población mundial. Con respecto a España, el 25% de la población es obesa, unas 11 millones 750 mil personas.
Esto no para aquí, puesto que padecer obesidad está relacionado con hasta 13 tipos de cáncer y con tener algún tipo de trastorno mental o estado depresivo, lo cual ya hemos visto a lo que lleva. Por si fuera poco, cada año un mínimo de 2’8 millones de personas mueren a causa de la obesidad o el sobrepeso en todo el mundo, representando España 131.000 de esos decesos anuales. Hablando en términos diarios: la obesidad mata cada día en nuestro país a 359 personas. ¿No es merecedor este dato de salir en las portadas de los periódicos? No, porque, una vez más, el carácter de clase de la obesidad se muestra claramente: los más vulnerables son las personas con menos recursos, los niños y las mujeres, como prueba en 2019 la Encuesta Nacional de Salud efectuada por el Instituto Nacional de Estadística.
Nada más iniciar la crisis económica de 2008, las hospitalizaciones psiquiátricas aumentaban abruptamente comparado con los años pre crisis, observándose el aumento sólo en los rangos de edad más afectados por el desempleo. A su vez, los casos de obesidad aumentaban debido al mismo problema. Así lo corroboraba el experto en Salud de la OCDE Michel Cecchini en 2014: La crisis económica puede haber contribuido a un mayor crecimiento de la obesidad.
Esto quiere decir que del futuro lo que menos nos debe preocupar es el COVID-19, puesto que ya hasta la prensa oficial del régimen advierte de la inevitabilidad de un rescate a España por parte de la Unión Europea, lo que implicará el aumento del desempleo, de la precarización del trabajo y recortes en pensiones, sanidad y ayudas sociales. Consecuentemente, esto influirá de forma determinante en nuestra salud mental y física, como bien hemos probado en este comunicado y en otro anteriores. Y todo para que una minoría de la población, la burguesía, pueda mantener sus privilegios y la explotación del hombre por el hombre, esto es, la esencia del capitalismo.
Es imposible que este sistema nos de soluciones o respuestas ante los problemas y las preguntas de la sociedad. Es imposible el correcto desarrollo humano en un modelo social y económico inhumano. En definitiva, es imposible que el trabajador, que lo produce todo, se pueda reconciliar con la burguesía parásita. Por eso es necesario la superación del capitalismo, por eso es necesaria la organización del proletariado y demás clases populares en el Frente Único del Pueblo, por eso es necesario que los trabajadores construyan su propio modelo de Estado: el Socialismo.
¡Acabemos con el virus capitalista!
¡Es el momento de los comunistas!
¡Por el Socialismo!
Secretaría de Agitación y Propaganda del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)