La sanidad pública (y no el coronavirus) deja morir a una bebé en Dos Hermanas
Impotencia, rabia, dolor, frustración, son palabras que se quedan muy cortas para comprender qué pueden sentir estos padres que tras varios intentos para que examinaran a su bebé de tan sólo cinco meses y poder acudir al hospital, sufren su muerte irremediablemente.
El sufrimiento de esta familia comienza a finales de marzo cuando al observar que su hija presenta fiebre alta, deciden llamar al 112 recibiendo la respuesta inverosímil de que “debía esperar” pues según el protocolo de atención impuesto a causa del Coronavirus hay que evitar acudir a los centros de salud, en este caso el centro ambulatorio San Hilario de Dos Hermanas. Al día siguiente ante un empeoramiento de la fiebre se dirigen directamente al centro médico. Allí de nuevo no son tomados en serio por la pediatra, que sin tocarla siquiera ni examinarla le receta paracetamol y vuelve a mandarles a su casa. Además tiene la desfachatez de tranquilizarlos y decirles que la fiebre pasará y que no es recomendable que la lleven al Hospital. Es al día siguiente cuando se desencadena la tragedia: la pequeña que seguía con fiebre muy alta empieza a tener síntomas muy graves como hinchazón de barriga y convulsiones. Sus padres de manera urgente se presentan otra vez en el ambulatorio. Entonces sí (cuando ya no se podía hacer nada) llaman a la ambulancia para transportarla al hospital donde muere tras su segunda parada cardiorrespiratoria.
El forense tras la autopsia sentencia que su muerte ha sido por una apendicitis. Pero no ha sido la apendicitis lo que mató a su hija, sino el pánico sembrado incluso entre los profesionales sanitarios y promovido por todas las instituciones y medios de comunicación del régimen. Han sido también las autoridades sanitarias que dan órdenes a los médicos de elegir entre enfermos prioritarios (ahora sólo existen los del COVID-19) caiga quien caiga, y sin ofrecer garantías de una protección adecuada tanto a trabajadores sanitarios como a pacientes. Pero las víctimas de esta sanidad “pública” somos las familias trabajadoras, que según el gobierno y sus socios capitalistas no merecemos morir si no entramos en el cupo que es capaz de asumir un sistema sanitario ya colapsado de antemano por epidemias de gripe.
Desde aquí, queremos dar voz al desconsuelo de esta familia, al maltrato padecido por culpa de un sistema sanitario en el que depositaron su confianza. La cual no sólo le fue traicionada sino que además le arrancaron a su hija: su vida. No hay palabras para expresar tanta injusticia y dolor pero sí para denunciar el origen de esta injusta muerte como de tantas otras producidas por la demora en la atención de especialistas (listas de espera) o por la detección tardía de cánceres al reducir las pruebas de diagnóstico precoz: el sistema capitalista en el que la vida de la clase obrera y la de sus familias no valen nada.
Partido Comunista Obrero Español (P.C.O.E.) de Dos Hermanas