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La política monetaria: La evidencia de que al Capitalismo sólo le queda el robo y el crimen

El pasado día 19 de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) anunció un programa de 750.000 millones de euros para comprar deuda pública y privada. Los medios del Capital anunciaban dicha medida con titulares rimbombantes como el siguiente de ElEconomista:

Una semana antes, el día 12 de marzo, la propia prensa señalaba, por ejemplo, el diario Información, lo siguiente:


Por tanto, sumando ambas cantidades, el Banco Central Europeo generará 1 billón de euros al objeto de comprar deuda, ya sean bonos soberanos de los Estados, dinero para los bancos o ya sean bonos privados de empresas mediante lo que denominan Programa de Compras del Sector Corporativo (CSPP) a activos no financieros, el cual funciona desde el 8 de junio de 2016, es decir, cuatro años antes. “Artillería pesada contra el coronavirus” que, en realidad, no es más que continuar por la senda que el BCE ha transitado durante los últimos años. Inyectar permanentemente dinero o lo que, han llamado coloquialmente los medios del capital “barra libre” para las Empresa, los bancos y los Estados.

El pasado 9 de abril, la prensa burguesa, con respecto de la Reserva Federal Norteamericana, la FED, análoga al BCE, señalaba lo que puede verse en el siguiente titular del medio capitalista Expansión:


La fórmula de la FED norteamericana es tener los tipos de interés del dinero al 0%, e inyectar 2,3 billones de dólares, de tal modo que parte de ese dinero se distribuirá conforme a los siguientes criterios: 200.000 millones de dólares se destinan a comprar deuda a corto plazo de los Estados y Condados con al menos 2 millones de habitantes y de ciudades con una población de al menos un millón de habitantes. Para las empresas con hasta 10.000 obreros o ingresos de menos de 2.500 millones de dólares, la FED ofrecerá préstamos a través de los bancos por hasta 600.000 millones de dólares. El resto será para Empresas mayores, para bancos y para Estados, ayuntamientos y pequeñas y medianas empresas.

Ese mismo día, el 9 de abril, ese mismo periódico señalaba que “El Banco de Inglaterra financiará parte de la respuesta del Gobierno británico contra el coronavirus (…) El Banco de Inglaterra y el Tesoro han acordado extender temporalmente el uso de una línea de crédito del Gobierno (…) De forma usual, la cuantía de esta línea de crédito es de cerca de 400 millones de libras (456 millones de euros), aunque en momentos puntuales puede elevarse. En 2008 alcanzó su máxima cifra, cuando se situó en 19.800 millones de libras (22.601 millones de euros)”.

En definitiva, los capitalistas no dudan en inyectar dinero. Ponen la excusa del coronavirus COVID-19 pero, como hemos podido comprobar a lo largo de todos estos años atrás, donde no existía coronavirus alguno, han estado inyectando centenares de miles de millones los distintos Bancos Centrales. Ergo, no se puede apelar al COVID-19 ya que ha sido su política durante la última década.

¿Qué significa inyectar liquidez o inyectar dinero? Los capitalistas nos responden: decía el diario El País, en un artículo fechado el 13 de agosto de 2007 titulado «¿Qué significa inyectar dinero?” – ya en aquélla época, hace 13 años, inyectaban dinero los Bancos Centrales – este medio de comunicación genuinamente capitalista, propiedad de un fondo de inversión, respondía a la pregunta lo siguiente: “es ingresar más dinero en el mercado a través de entidades bancarias, con el objetivo último de que luego éstas lo pongan en circulación a los ciudadanos (…) Pero, lógicamente, no lo regalan, sino que se lo prestan a los bancos a un interés asumible para éstos (…) Se trata de una medida que se lleva a cabo sólo en situaciones excepcionales, como lo prueba el hecho de que la vez anterior que el BCE la aplicó fue un día después de los atentados del 11-S en Estados Unidos. Entonces ingresó 69.300 millones de euros, mientras que ahora [año 2007] ha inyectado más de 200.000 en apenas tres jornadas”.

Como se puede apreciar, lo que era excepcional se ha tornado habitual, ergo desde 2007, si atendemos a lo que dicen los propios capitalistas a través de sus medios de manipulación de masas, la situación de la economía mundial es excepcional. Por tanto, la economía capitalista lleva en excepcionalidad 13 años con lo que el coronavirus COVID-19 no es la causa de esta excepcionalidad, sino que es el propio desarrollo, la propia inercia del capitalismo que se encuentra moribundo, no se sostiene.

Si atendemos a lo dicho por los capitalistas, el negocio para estos es redondo. Le dan a la máquina de hacer dinero – Banco Central Europeo para la UE, Reserva Federal para EEUU o el Banco de Inglaterra para Gran Bretaña, por ejemplo – se lo ceden a los bancos a un interés asumible, que es el tipo de interés fijado por el Banco Central y después estos bancos prestan el dinero a un interés superior. Por ejemplo, en la actualidad, la Reserva Federal tiene fijado el tipo de interés al 0%, quiere decir que la Reserva Federal pulsa a la máquina de hacer dinero, o al aplicativo informático, y genera 2,3 billones de dólares de la nada que se lo entrega a los bancos al tipo de interés – que es el 0% -, o lo que es lo mismo se lo regala, para que los bancos lo presten a un interés superior. Como se puede apreciar, el negocio es redondo para los bancos. Sin duda, brillan las palabras de Marx en El Capital cuando afirmaba “es en el capital a interés donde la relación del capital cobra su forma más externa y fetichista. Aquí nos encontramos con D-D’, dinero (D) que engendra dinero (D’ donde D’>D), dinero que engendra dinero, valor que se valoriza a sí mismo, sin el proceso intermedio entre ambos extremos”, la fotografía es exacta, por más que ladren capitalistas y sus lacayos, etiquetados como economistas, de lo que es la putrefacción del imperialismo, de lo que está aconteciendo en los días que corren. Como puede verse, Marx y el Marxismo, actualizado por Lenin, es exacto y plenamente vigente.

Marx, en el Tomo II de El Capital, nos indica que “Según la ley de la circulación de mercancías, la masa de dinero debe ser igual al volumen de dinero necesario para la circulación, más una cantidad de dinero que se encuentra en forma de tesoro y aumenta o disminuye según la contracción o la expulsión de la circulación, pero sirve sobre todo para la formación de los necesarios fondos de reserva de medios de pago. Lo que tiene que pagarse en dinero –si no media compensación de pagos– es el valor de las mercancías. El hecho de que una parte de este valor consista en plusvalía, es decir, no le haya costado nada al vendedor de las mercancías, no altera en lo más mínimo los términos del problema”.

Por consiguiente, la masa monetaria – ese “dinero en el mercado” del que habla El País – debe ser igual al volumen de dinero necesario para la circulación de las mercancías producidas – de la riqueza generada -, más una cantidad de dinero que se encuentra en forma de tesoro y aumenta o disminuye según la contracción o la expulsión de la circulación. Hemos visto que se lleva más de una década inyectando dinero al sistema, a la masa monetaria. La ciencia económica subraya, pues, que ese incremento o disminución de la masa monetaria debe venir determinada por la contracción o el incremento de la producción. Y también nos subraya que dentro de esa masa monetaria también se encuentran el dinero en forma de tesoro, o de reservas, de los Estados.

Puesto que tienen necesidad de inyectar dinero, es decir, que los Bancos Centrales creen dinero nuevo y lo inyecten en el sistema incrementando la masa monetaria mediante esta operación, no podemos más que preguntarnos por lo siguiente: ¿Qué reservas o qué tesoros tienen estas potencias imperialistas? ¿va a resultar que estas enormes potencias imperialistas, como nos las muestra la prensa, no pueden sostener una coyuntural bajada de la producción durante tres o cuatro semanas por un confinamiento? Hemos de recordar que en EEUU ese confinamiento ni tan siquiera se ha producido de manera generalizada en todo el país sino, en todo caso, en los focos de la infección de COVID-19. Por otro lado, la producción de riqueza – de mercancías o servicios – no ha subido de tal modo que se requieran las inyecciones de dinero que se están realizando, no reflejan un incremento de la producción que, lejos de haberse producido, los propios capitalistas están retrayendo, no justificándose inyección de dinero alguna salvo que el dinero en circulación haya sido evaporado a través de los capitalistas. No nos cabe la menor duda que la verdadera riqueza – no los papeles impresos en forma de billetes que carecen de valor y que no pueden mantener y ampliar el capital – como son los metales preciosos, la industria, los recursos energéticos, están en manos de los monopolios. Con respecto de esto, es bueno recordar lo que decíamos en nuestro comunicado del pasado 12 de marzo titulado “CORONAVIRUS, LA JUSTIFICACIÓN DE LOS CAPITALISTAS PARA SALVAR SU MORIBUNDO SISTEMA ECONÓMICO”, donde indicábamos “un informe del banco de inversiones suizo UBS de finales de septiembre, señalaba que el 55% de las empresas que controlan las inversiones de las familias multimillonarias a nivel mundial, con un capital promedio de 1.300 millones de dólares, consideraba que habría una crisis económica global en el año 2020. De hecho, de los ricachones encuestados por UBS, el 45% admitieron que ya habían comenzado a tomar posiciones más conservadoras con sus inversiones, apostando por bonos y propiedades inmobiliarias en lugar de acciones. Es decir, los grandes monopolios ya advertían que habría una crisis económica en 2020 y tomaban posiciones ante ello, mucho antes de que nadie hubiera oído hablar del coronavirus. Asimismo, un 42% de los capitalistas encuestados están incrementando sus reservas de capital ante el temor de las consecuencias de la guerra comercial entre EEUU y China y el Brexit”. He ahí el origen del agujero de la masa monetaria. Los dueños de los monopolios, ya ni tan siquiera los Estados, son los que tienen el dinero bueno, por llamarlo así, el que realmente tiene valor – el oro, la plata, el platino, el rodio, el paladio, el petróleo, los recursos energéticos, etcétera – y no unos trozos de papel carentes de sustancia de valor alguno no desde ahora, sino desde que en 1971 el Gobierno de los EEUU rompió la equivalencia de 35 dólares USA la onza de oro, mandando al estercolero de la historia el sistema de Bretton Woods. EEUU dilapidó 20 mil millones de dólares USA en oro (dos tercios de las reservas que establecieron el sistema de Bretton Woods) en su lucha contra la Unión Soviética y los movimientos de liberación nacional y por el socialismo, como fue Vietnam.

La política monetaria realizada por la Reserva Federal, por el BCE, por el Banco de Inglaterra y por los demás Bancos Centrales de las potencias imperialistas, nos muestran con claridad que el capitalismo está atascado completamente y que la única salida que le queda es explotar hasta la extenuación a los trabajadores del mundo y la guerra imperialista. Guerra imperialista, y entendemos que no se debe descartar el ubicar el COVID-19 dentro de los preludios de ésta, al objeto de acomodar el mundo en base a la fuerza de las potencias imperialistas, la cual se está reordenando, y también para liquidar físicamente al excedente de la población, de la clase obrera, que le sobra como consecuencia del desarrollo tecnológico y el consiguiente desarrollo de las fuerzas productivas. Eso es lo que está diciendo con la aplicación de esta política monetaria que muestra, con plena crudeza, el desajuste del capitalismo monopolista, del orden mundial existente que no se corresponde ya con el desarrollo de las fuerzas productivas. El capitalismo está viviendo unos días que no le corresponde vivir.

Decía Eduardo Galeano, “ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia’”. Los trabajadores del mundo, que llegamos a desgajar a medio mundo de la corrompida cadena imperialista, como consecuencia del triunfo del oportunismo en la URSS tras el asesinato de Stalin en 1953, fuimos engañados y traicionados, nos dijeron repudiad al marxismo-leninismo, repudiad al socialismo y al comunismo y conseguiréis alcanzar una vida plena y rica, avanzaréis inexorablemente a la modernidad. ¡Ahí tenéis la vida plena y rica! ¡Ahí tenéis la modernidad! La explotación capitalista cada día es más descarnada, la muerte de nuestros hermanos como consecuencia de la enfermedad, del hambre y de la miseria. El robo pleno totalmente consumado, como se puede comprobar bien en España. El COVID-19, lejos de generar la crisis, lo que ha descorrido es el visillo de la vergüenza, de lo que realmente es el capitalismo monopolista de Estado y el imperialismo a nivel mundial. Al pueblo le han arrebatado completamente su riqueza: la industria, las minas, la tierra, sus recursos naturales, el trabajo, la sanidad y los servicios públicos y, sobretodo, la dignidad y la vida; eso sí una vez arrebatadas las empresas públicas, una vez castrada la reforma agraria, sobretodo en Andalucía, una vez negada la resolución de la cuestión nacional de las naciones oprimidas a golpe de porra, terrorismo de Estado (GAL) y de sentencias de los tribunales de Justicia, tenemos una jefatura de Estado adecuada a lo que ha sido este periodo histórico: La corrupción institucionalizada y la manifestación clara de que el capitalismo está agotado. ¡Ahí están los efectos de los Pactos de la Moncloa del 77! ¡Ahí está la Unión Europea anhelada!

Sin duda, los días que corren nos está mostrando que el capitalismo se halla en quiebra absoluta, en bancarrota económica total; que estamos siendo sometidos a una estafa y un saqueo descomunal por parte de los monopolios, de los capitalistas; que el dinero de las potencias imperialistas no vale nada, que es dinero ficticio, falso, es papel que no refleja en absoluto la producción de riqueza y el valor de las mercancías en circulación y, por consiguiente, que la crisis del capitalismo no sólo es irresoluble, sino que esta política aplicada para falsamente trampear la crisis lo que ha hecho es acentuarla todavía más haciéndose necesario tirar este sistema económico a la basura de la historia. Y esto es algo que ya, timoratamente, reconocen los propios economistas y sociólogos burgueses, como por ejemplo el economista Niño Becerra que señala que “el sistema capitalista se acabará en algún momento entre el 2060 y el 2070” o el socialdemócrata Wolfgang Streeck que nos señala en la página 54 de su libro “¿Cómo terminará el capitalismo?” que “antes de que el capitalismo se vaya al infierno, durante un tiempo previsiblemente largo permanecerá en el limbo, muerto o agonizante por una sobredosis de sí mismo, pero todavía muy presente porque nadie tendrá poder suficiente para apartar del camino su cuerpo en descomposición”. Es aquí donde estamos, el mayor criminal de la Historia está agonizando y, su agonía, será su fase más criminal.

El Estado y su gobierno no van a resolver nuestros problemas, los van a agudizar más. Es una necesidad vital hoy para el pueblo español y los pueblos del mundo romper la cadena imperialista, romper con el capitalismo que nos ha instalado en el fascismo, que nos niega el presente y el futuro, que nos condena a la muerte y a la guerra imperialista. El capitalismo está muerto, supone un freno para el desarrollo de la humanidad porque la propiedad privada sobre los medios de producción frena el desarrollo de las fuerzas productivas, destruyendo no sólo al ser humano sino también destruyendo el ecosistema, la naturaleza, constituyendo el mayor riesgo para el mantenimiento de vida en el Planeta.

El momento es de lucha, de construir un poder popular de los trabajadores y campesinos alternativo al Estado que sea capaz de abrir la única alternativa que el pueblo español tiene hoy: acabar con el capitalismo y construir el socialismo; acabar con los privilegios de una minoría criminal y explotadora y poner a disposición de los trabajadores y de los campesinos todos los medios de producción, esto es, socializando la banca, socializando la tierra llevando a cabo una reforma agraria que modernice y desarrolle la producción agrícola socialista y, cómo no, poniendo en manos del pueblo trabajador todas las empresas al objeto de que este no sólo desarrolle la producción industrial sino que el fruto de dicha producción, que le corresponde, sea distribuido de forma justa y equitativa entre el pueblo que genera toda la riqueza al objeto de satisfacer los intereses y las necesidades del pueblo y no de satisfacer los intereses crematísticos de una minoría explotadora y corrupta.

¡ABAJO EL ESTADO FASCISTA, ABAJO EL GOBIERNO TRAIDOR AL PUEBLO!
¡POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!
¡TODO EL PODER PARA LOS TRABAJADORES Y LOS CAMPESINOS!
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Madrid, 12 de abril de 2020

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)