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Elecciones generales: todos pierden, gana el Estado y falta el partido leninista

El pasado domingo 23 de julio se celebró lo que vino a ser una segunda vuelta de las elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado 28 de mayo, donde se produjo un descalabro del oportunismo político, la constatación de la defunción del engendro de Ciudadanos para salvaguardar el voto reaccionario de la pata “derecha” del régimen y, consecuencia de dicho reagrupamiento de voto mostró una victoria del partido franquista PP y un retroceso del oportunismo encarnado en el entramado de PODEMOS/IU-PCE y demás denominaciones periféricas transmutadas en SUMAR.

En este contexto, y ante la erosión realizada por unos medios de manipulación de masas, que en el Estado español están mayoritariamente adheridos al Estado y su ideología, el fascismo, y que nada tienen que ver con la profesión periodística,  unido a la debilidad del socio oportunista del Gobierno – donde Pedro Sánchez apostaba por fortalecer las posiciones del sector más derechista de UNIDAS-PODEMOS y poner a la cabeza a una muleta del PSOE, como Yolanda Díaz que garantiza la aniquilación de cualquier aspecto ideológico que, tan siquiera, incomode a los monopolios – determinó que la única manera de impedir la campaña orquestada por los Poderes del Estado en favor de la extrema derecha – medios de manipulación de las cloacas del Estado en alianza con las organizaciones fascistas PP y VOX, el sector derechista del propio PSOE y la judicatura – de acoso y derribo que reflejó una erosión de la coalición de gobierno en las elecciones municipales, fueron los causantes que empujaron a Pedro Sánchez a convocar elecciones generales anticipadas el 23 de julio.

Y es esta situación de ofensiva fascista abierta, en lo ideológico, y de descomposición de la coalición de gobierno, como se llega al 23 de julio. Una descomposición producida, en parte, por la erosión del Gobierno tanto por el acoso y derribo de los poderes fácticos del Estado fascista – fundamentalmente la judicatura  y una mal llamada prensa vinculada con las cloacas del Estado– que en la situación de quiebra del capitalismo monopolista de Estado necesita un ejecutivo plenamente alineado con la esencia fascista del Estado, en sintonía con la situación que acontece en Europa, y que no vacile en reprimir a todos los niveles al proletariado, no valiéndole tan siquiera un gobierno conformado por una socialdemocracia reaccionaria y por el oportunismo adocenado; como por el incumplimiento por parte del gobierno de las promesas que hicieron a la clase obrera de derogación de leyes impuestas por los fascistas, como por ejemplo la ley mordaza o la Reforma Laboral de Rajoy que siguen plenamente vigentes.

Un Gobierno que ha incumplido en lo prometido y que no ha vacilado en dar dineros a manos llenas a los empresarios a la par que ha incrementado la deuda pública, que asciende al 113% del PIB, a los 1,535 billones de euros, de tal modo que en este periodo comprendido entre 2020-2023 ésta ha crecido en 328 mil millones de euros, o lo que es lo mismo, incrementando la deuda pública en 14 puntos de PIB. Esto es, un gobierno que ha continuado con la política de dar dinero a la Patronal endeudando a la clase obrera de tal modo que esta transferencia de riqueza en favor de la burguesía implican recortes para la clase obrera, que ha visto como en estos tres años y medio de un gobierno autodenominado como “más progresista de la historia” ha hecho una reforma laboral que profundiza la Reforma Laboral de Rajoy que ha consagrado la precariedad laboral y el abaratamiento del despido, ha deteriorado los servicios públicos – fundamentalmente la educación y la sanidad pública –, ha reprimido sin miramientos la contestación de la clase obrera ante la explotación mandando las tanquetas a Cádiz, reprimiendo – con el apoyo de la Generalitat de Catalunya – la protestas contra los recortes de libertades por el encarcelamiento de artistas de la clase obrera, y comunistas, como Hásel, por no hablar del apoyo abierto a la guerra imperialista, a un Estado fascista como el de Ucrania, incrementando el gasto militar con ministros abiertamente reaccionarios como Margarita Robles o Grande Marlaska, a la par que los efectos de la política monetaria de un imperialismo atorado y moribundo, como es el imperialismo europeo, de creación de cantidades ingentes de dinero ficticio al objeto de satisfacer las necesidades de financiación de los monopolios europeos que está pagando la clase obrera con un crecimiento desbocado de la inflación y del coste de las hipotecas que hace que los salarios reales de la clase obrera se hayan reducido y, consecuentemente, las condiciones de vida del proletariado se han depauperado todavía más. Así, pues, un Gobierno tolerante con el fascismo y ahí están los medios de comunicación abiertamente fascistas y las organizaciones fascistas campando a sus anchas, que ha seguido negando los derechos democráticos de las naciones que conforman el Estado, un Gobierno fiel a los intereses de los monopolios y que no ha derogado ninguna ley represiva, manteniendo la represión política contra la clase obrera y que no ha resuelto ninguno de los problemas que asolaban al país, mas todo lo contrario. Y aún y así, un ejecutivo de este corte no le satisface, no le sirve al Estado que es abiertamente fascista, fundamentalmente su esencia que descansa en la judicatura, el Ejército y en las Fuerzas Represivas.

Así, pues, en este contexto de ofensiva de las fuerzas más reaccionarias, abiertamente fascistas, la Coalición de Gobierno del PSOE-SUMAR (Podemos, PCE-IU y demás marcas oportunistas), han planteado estas elecciones como un plebiscito para detener el fascismo – encarnado en PP y VOX – y los fascistas planteándolas para derogar el “Sanchismo” y garantizar la Unidad de España, como auténtico principio franquista que abrazan.

Los comicios del pasado domingo 23 de julio sirvieron para recomponer la pata derecha del sistema, abiertamente fascista, reconcentrando el voto en torno al PP con la desaparición del engendro C’s, que ha sido absorbido plenamente por el partido fundado por el ministro franquista Fraga. El PP, el partido de la corrupción y de la policía patriótica, el partido que mejor refleja y defiende los intereses del Estado, ha sido el partido más votado, con 8.091.840 votos, algo más de 3 millones de votos con respecto a noviembre de 2019. Pero en realidad, lo que el PP ha hecho es concentrar el voto del engendro C’s, – 1.637.540 votos – y el voto perdido por VOX – 606.319 votos – así como de otros partidos derechistas regionalistas como en Cantabria, Canarias, Cataluña, País Vasco o Navarra, pero no ha sumado ni lo que necesitaba, y por lo que el Estado ha apostado todo a través de sus medios de manipulación, ni ha provocado un deslizamiento de voto a favor del bloque reaccionario.

Por otro lado, el PSOE también ha concentrado voto de la “pata izquierda”, de tal modo que ha ganado 1.007.987, arrancándole a SUMAR (PODEMOS-IU-PCE-COMPROMÍS-MAS PAIS,…) 660.234 votos y en torno a 400.000 votos a ERC, donde en Cataluña las fuerzas independentistas han retrocedido, ya sea por el crecimiento de la abstención o por la fuga de voto hacia el PSC como “voto útil contra el fascismo”.

En consecuencia, los partidos centrales del sistema político del Estado – las fuerzas del bipartidismo – PP y PSOE han concentrado un mayor número de voto de tal manera que el bipartidismo ha subido en 4.079.958 votos con respecto de noviembre de 2019, alcanzando los 15.852.810 votos, aproximándose a los 17.804.573 votos que el bipartidismo alcanzó en 2011, con lo que estas elecciones han servido para que el bipartidismo se haya fortalecido, al menos numéricamente.

Las fuerzas independentistas catalanas – ERC, Junts y la CUP – han sufrido también un gran retroceso, habiendo perdido 687.752 votos en las elecciones del pasado domingo con respecto de las de noviembre de 2019. La CUP ha perdido 145.960 votos – mucho más de la mitad de los votos que tenía -, Junts ha perdido un tercio de los votos, o lo que es lo mismo, 134.741 votos y el partido que gobierna la Generalitat de Catalunya en absoluta minoría – con la complicidad del PSC y de los Comunes (SUMAR) – ha perdido la mitad de los votos, perdiendo 407.051 votos si comparamos con las elecciones de noviembre de 2019.

El socio oportunista del PSOE, en franco retroceso desde 2015, para tratar de subsistir ha creado el engendro de SUMAR – sumando a todas las fuerzas oportunistas PCE/IU, PODEMOS, CHA, Más País, Compromís, Els Comuns, y otras organizaciones oportunistas y pequeñoburguesas – con una delfín del PSOE – Yolanda Díaz -, que garantizaba la fidelidad debida a la Patronal, la amputación de todo tipo de debate ideológico circunscribiendo su acción a la aceptación íntegra del capitalismo monopolista y a pedir a lo sumo, alguna migaja para la clase obrera y las clases populares. SUMAR lejos de sumar ha restado y, a pesar de la suma de siglas, ha perdido cerca de 700.000 votos y 7 escaños. Y todo ello a pesar de que CCOO solicitara el voto a los trabajadores para esta opción política acreditando que dicho sindicato vertical al servicio de la burguesía y del Estado poca influencia tiene sobre la clase obrera.

Por último, el nacionalismo y el independentismo vasco, en su conjunto, ha perdido 44.798 votos, a pesar de que EH BILDU haya subido 56.843 votos, el PNV ha retrocedido en estas elecciones de julio de 2023 perdiendo 101.641 votos. Y el nacionalismo gallego, el BNG ha subido 32.730 votos.  Lo cierto es que las fuerzas nacionalistas e independentistas de las naciones gallega, vasca y catalana ostentaban en 2019, en conjunto, 35 escaños y en estas elecciones de 23 de julio ha visto como su representación ha menguado hasta los 26, dejándose 12 escaños en el camino, que son los que se han dejado las fuerzas independentistas catalanas.

Así, pues, pierde el bloque fascista en tanto, a pesar del apoyo del aparato del Estado como por ejemplo se constata en que la sentencia de Villarejo – y que condena a éste y al marido de Ana Rosa Quintana- sale el día después de la votación, no han podido sumar mayoría absoluta y se encuentran políticamente aislados, de tal manera que no alcanzan los 176 escaños necesarios para la investidura. Pierde la coalición de Gobierno, que obtiene 5 escaños menos y se encuentra en una situación más precaria para reeditar la conformación del gobierno. Pierden las fuerzas nacionalistas e independentistas vascas, gallega y, fundamentalmente, catalanas demostrando sobre todo en Cataluña que el movimiento independentista se ha desmovilizado como consecuencia de la traición al 1 de Octubre por parte de los partidos de la burguesía catalana. En definitiva, pierden todos y manifiestan su debilidad todos ellos, porque son el reflejo de la conciencia política de la sociedad, una sociedad bajo la influencia absoluta de un Estado carcomido reflejado por una base económica en bancarrota.

Sin embargo, quien no pierde es el Estado y quiénes los manejan. Quien no pierden son los monopolios europeos, ni el brazo militar del imperialismo, la OTAN, que contemplan cómo se recorta a la clase obrera en sanidad, educación, pensiones públicas y en condiciones de vida para desviar más dinero a la guerra imperialista. Quienes no pierden son los bancos que contemplan como cada vez se enriquecen más a costa de una política económica y monetaria que hace que fortalecen la economía financiera o putrefacta a costa de robar más a la clase obrera vía subida de la inflación y subida de los tipos de interés. El Estado y quiénes lo manejan se fortalece en tanto que contempla la debilidad de las fuerzas políticas en las que todas ellas se erigen en defensoras de la Constitución, del capitalismo monopolista y, consecuentemente, en defensa del propio Estado fascista que observa que no hay ningún elemento que cuestione su dominio, su dictado.

Un Estado que no solo ve cómo todas las fuerzas políticas que concurren en su circo electoral  no sólo no cuestionan su base económica y todos se someten al dominio del Estado, sino que campa totalmente a sus anchas, de manera impune, infiltrándose en la disidencia, creando engendros fascistas bajo la bandera del fascismo “obrerista” mediante la readaptación de la Falange Española de las JONS versión siglo XXI en forma de supuesto Frente “obrerista” promocionado por los medios de las cloacas del Estado, por los Alfonso Rojo e Inda, abiertamente racistas, antiobreros y abiertamente chovinistas y ultranacionalistas  o mediante la versión ibérica de Amanecer Dorado no vacilando en amenazar con impunidad absoluta al propio presidente del gobierno, dejando bien claro que gozan de impunidad porque son criaturas del Estado fascista que se prepara para la guerra contra la clase obrera, consciente de que esta más temprano que tarde no tiene otra salida que levantarse contra el Estado si es que quiere sobrevivir a este régimen criminal y moribundo.

Un Estado que, una vez conocido el resultado electoral lo primero que hace es mostrar quien tiene la fuerza y quien realmente determina los gobiernos y hacen que los partidos políticos del capital – en su extrema debilidad – bailen al son que imponen las fuerzas vivas del Estado fascista. Y ello se comprobó con nitidez en el día siguiente a las elecciones generales, el día 24 de julio donde la fiscalía del Tribunal Supremo, siguiendo lo marcado por el partido fascista VOX días antes, pide al Juez Instructor reactive las órdenes de detención contra Carles Puigdemont. ¿Ello lo hace para dinamitar un posible pacto postelectoral para que gobierne Sánchez? No, mas todo lo contrario. En todo caso lo que persigue es fortalecer al PSOE, que es una de las partes del régimen bipartidista, de cara a los independentistas al objeto de meter a estos por el redil que mejor un gobierno con el PSOE que una repetición electoral donde el fascismo abierto pueda tomar el Poder Ejecutivo, pues el Poder del Estado está en manos de los monopolios y del Capital financiero transnacional, o lo que es lo mismo en manos del fascismo.

Y si bien el Estado es el gran vencedor, estas elecciones que deben pasar a la historia por el miserable papel de los medios de manipulación de masas que no informan sino que son portavoces del fascismo y de la mentira, han polarizado a la sociedad y han generado que una parte del pueblo haya tomado conciencia antifascista y haya identificado al fascismo y haya actuado, a su manera, en contra de éste, aunque hayan votado a partidos que lo tienen totalmente asumido como, por ejemplo, el PSOE o SUMAR y no pretenden en absoluto romper con él.

La situación es una sociedad polarizada entre fascistas y reaccionarios, por un lado, y antifascistas por otro. Por un lado los partidos genuinos del Estado y del fascismo – PSOE, PP y VOX – y por el otro los partidos comprometidos con el Estado al que, a lo sumo, aspiran arrancar una migaja. Si el proletariado tiene una visión distorsionada de estos segundos y si, aún rechazando al fascismo, no ven al Estado como el enemigo a abatir rompiendo con el capitalismo y convirtiéndose en sujeto revolucionario es porque falta una fuerza comunista que tenga influencia real sobre las masas proletarias. Pero además, la desafección hacia el sistema político, la abstención se ha fijado prácticamente en el 30%, más de 9 millones de personas que no han votado, nos señala un espacio de la sociedad donde en una gran parte la penetración de un instrumento revolucionario, del Partido de la revolución, el partido leninista, podría significar un instrumento válido de lucha, de construcción de otra sociedad.

Sin Partido Leninista que tenga influencia sobre las masas no va a haber revolución y, sin revolución, se perpetúa el régimen de explotación inmisericorde de los monopolios, y una represión creciente a través del Estado franquista, una maquinaria represiva y criminal que abraza el fascismo como ideología.

Nuestro Partido, desde el XIV Congreso de abril de 2010 tiene el programa como uno de los objetivos fundamentales la unidad de los comunistas, un deber de todo partido marxista-leninista. En abril de 2020 nuestro Partido, ante la situación de agresión del Capital y de represión política contra la clase obrera, ante un Estado cada día más abiertamente fascista, en sintonía con el proceso de avance desbocado del fascismo en toda Europa, dio un paso en la dirección de avanzar en la unidad de acción de los comunistas, para ensanchar la influencia de las fuerzas del comunismo entre la clase obrera y dar pasos hacía la necesaria unidad de los comunistas. Este proceso de unidad planteado por nuestro Partido no cuajó, ni con el PCPE con el que acordamos un programa de acción y un protocolo para avanzar hacia la unidad orgánica que no fructificó (se pueden leer los motivos en este comunicado del Comité Central del PCOE en marzo de 2022) y fue rechazado tanto por el PCTE como el PCE ( r ).

El PCOE no es un partido que rechace la participación en las elecciones burguesas si ello sirve para avanzar, o lo que es lo mismo, para ganar influencia entre las masas y organizarlas en una dirección revolucionaria. Sin embargo, y nuestra experiencia así nos lo indica, el Partido hoy no se fortalece con las elecciones burguesas y la participación en estas sino ensanchando nuestra influencia en los centros de trabajo, en la construcción de un sindicato de clase, en los barrios obreros, en la construcción de una organización de masas donde confluyan todas las luchas de los diferentes sectores del proletariado y se transforme en una única lucha de clases contra la burguesía y su Estado. En el avance de esta acción política los comunistas no sólo iremos convergiendo prácticamente sino que esa práctica compartida nos puede ir haciendo avanzar en la unidad ideológica y en la construcción del Partido que necesita el proletariado y del que hoy realmente adolece, el partido leninista, el partido que se fusiona con las masas obreras.

En estas elecciones generales únicamente se ha presentado un partido comunista, el PCTE. El PCOE en el pleno del comité central de enero de 2022 decidió no participar en los procesos electorales que se sucedieran e ir fortaleciendo tanto el Partido en términos ideológicos y organizativos, así como abriendo la política del partido contribuyendo al desarrollo de la FSM en el Estado español y extendiéndolo al objeto de fortalecer ideológicamente a la clase obrera en los centros de trabajo, así como combatir a muerte al oportunismo. El PCPE determinó hace unos meses no concurrir a las elecciones generales. En las últimas elecciones generales de noviembre de 2019 los comunistas obtuvimos 36.582 votos (PCPE 13.828 votos; PCTE 13.029 votos y PCOE 9.725 votos). En julio de 2023 los comunistas únicamente hemos obtenido 17.918 votos a través de la candidatura del PCTE. Ante ello nos preguntamos ¿le ha servido de algo al proletariado, a la revolución y al PCTE estos resultados electorales? ¿Valía la pena rechazar la unidad de acción de los comunistas para conseguir 4.000 votos más?

La unidad de la clase obrera es la unidad de los comunistas. El PCOE es heredero del PCE de Pepe Díaz, del PCE como parte integrante de la III Internacional. La unidad de los comunistas en el Estado español fue posible gracias a la fidelidad ideológica a los principios de la ciencia del marxismo-leninismo, gracias a la lucha sin cuartel y sin piedad contra el oportunismo, gracias al internacionalismo proletario. Nuestro Partido prioriza la construcción de ese partido marxista-leninista que requiere la Revolución Proletaria, que requiere la emancipación del proletariado que vive en las naciones que conforman el Estado español. Esa es la primera tarea que tenemos hoy los comunistas y nuestro partido tiende la mano a todo aquel que sea comunista en la consecución de esta tarea fundamental para el proletariado y para su emancipación. La falta de un Partido leninista que tenga influencia real sobre el proletariado es el mayor problema que tenemos hoy la clase obrera, y la construcción de éste es esencial para desencadenar el proceso de emancipación de nuestra clase ante una realidad de represión, de miseria, de explotación inmisericorde y de guerra imperialista que nos ofrece un imperialismo decadente, un Estado fascista y un sistema capitalista quebrado y en plena bancarrota.

 

¡POR LA UNIDAD DE TODAS LAS LUCHAS DEL PROLETARIADO EN UNA ÚNICA LUCHA DE CLASES CONTRA LA BURGUESÍA Y SU ESTADO!

¡POR LA UNIDAD DE LOS COMUNISTAS!

¡FUERA DE LA UNIÓN EUROPEA Y DE LA OTAN!

¡EL FASCISMO NO PASARÁ!

 

Madrid, 25 de julio de 2023.

 

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)