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El capitalismo monopolista de Estado está en descomposición absoluta. Sólo hay una salida: El Socialismo

El pasado viernes 25 de septiembre, en Barcelona, se celebró el acto de entrega de los despachos judiciales, acto llevado a cabo por la cúpula judicial. A dicho evento el Gobierno negó la asistencia al monarca y jefe del Estado esgrimiendo razones de seguridad. Las supuestas razones de seguridad eran el chalaneo realizado con la sentencia de inhabilitación a Torra, sentencia dictada desde que el Estado manejó a su antojo a la Junta Electoral en su celada contra el nacionalismo catalán.

Esta ausencia ha servido para recrudecer el enfrentamiento entre la extrema derecha y el Gobierno “progresista”, ambos iguales de defensores del capitalismo monopolista de Estado y de su Estado franquista, con la Jefatura del Estado siempre como frontispicio de las fuerzas reaccionarias que realmente dirigen el Estado. Así, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, el cual lleva prácticamente dos años en funciones, no dudó en posicionarse en su lugar, con la parte más reaccionaria y franquista del Estado viniendo a decir que el Gobierno había impedido al monarca estar presente en dicho acto como consecuencia de movimientos políticos realizados desde la propia jefatura del Estado. No hemos de olvidar que el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial fue impuesto por el PP en 2013, algo obvio, pues este personaje fue alto cargo en los gobiernos de José María Aznar y emparentado con la familia del Teniente General fascista José Antonio Sáenz de Santa María, a través del nieto de este último.

Esta trifulca es la respuesta al anuncio del Ministro de Justicia el pasado 23 de septiembre de empezar a tramitar los indultos a los presos políticos del Govern de Puigdemont así como de revisar el Código Penal con respecto de la sedición. Y, sin duda, esta acción viene determinada por la necesidad que el Gobierno de PSOE con PODEMOS/IU/PCE como subalternos tienen para tratar de buscar apoyos para sacar adelante sus presupuestos así como otro tipo de medidas, como por ejemplo, neutralizar el poder que el PP – como representante más importante de la extrema derecha – tiene en el Consejo General del Poder Judicial a través de sus nombramientos en 2013, los cuales están ya en funciones, al objeto de quitar la capacidad de seguir colocando a jueces ultraconservadores, cuando no abiertamente fascistas, en los órganos de poder de la judicatura como está haciendo Lesmes.

La putrefacción del Estado se comprueba por múltiples vectores, siendo uno de los más notorios el Poder Judicial. Tras las sentencias del procès, la de los jóvenes de Altsasu o, sin ir más lejos, la última contra el antifascista Rodrigo Lanza se comprueba que dicho brazo del Estado, junto con el Ejército y las Fuerzas Represivas y su Jefatura – el Rey -, son la parte más reaccionaria del mismo. Sin embargo, la forma premeditada de actuar se constata analizando los hechos, como por ejemplo que la Casa Real anunció la huida del Estado español del padre del Jefe del Estado el pasado 3 de agosto, en uno de los momentos del año donde el pueblo más distraído se halla. Otro ejemplo ha sido cómo han hecho pública la sentencia inhabilitando al President de la Generalitat. Una vez pasada la Diada Nacional de Catalunya y el acto del Consejo General del Poder Judicial el pasado 25 de septiembre en Barcelona, el lunes 28 de septiembre hacen pública la Sentencia de inhabilitación de Torra. Y, sin duda, siendo conscientes de la repercusión de esta sentencia, inmediatamente después – el martes 29 de septiembre – se hace pública la amnistía absoluta a la estafa de la salida a bolsa de Bankia, curiosamente con la Presidenta de la Audiencia Nacional Ángela Murillo a la cabeza, que resuelve una estafa que a los trabajadores del Estado español les ha costado más de 14 mil millones de euros, absolviendo a los presuntos estafadores, de tal modo que dicha estafa para el pueblo se zanja sin culpable alguno. La Jueza Murillo los ha puesto en la calle señalando que la culpa ha sido de la doble recesión y pasando por encima de la Fiscalía, los inspectores del Banco de España y el juez Andreu por su instrucción del caso Bankia, y salva al propio Estado – Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, aparte de a Rato y 33 inculpados más. Hay que recordar que la Jueza Murillo ha sido señalada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por el juicio realizado contra Arnaldo Otegi en el caso Bateragune, da tal manera que dicho Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado español por la parcialidad de esta Jueza, totalmente ubicada en la extrema derecha, forzando al Tribunal Supremo a anular la sentencia en el caso Bateragune contra Otegi.

El Estado, cada día más escorado hacia la extrema derecha, incluso le inoportuna ya un gobierno compuesto por reaccionarios, socialdemócratas y oportunistas. De hecho el Estado reclama un gobierno abiertamente fascista, ya le incomoda incluso una derecha entregada como el PSOE, por eso los choques entre la judicatura, las fuerzas represivas del Estado y el Gobierno.

Los abiertamente fascistas salen en defensa abierta de la Corona, alabando a Felipe VI como por ejemplo ha hecho el fascista Felipe González y censurando al sector oportunista del Gobierno. La defensa de la Corona y de la unidad de España unida a la judicialización de la política, como consecuencia del control absoluto de la Judicatura por parte de los fascistas, son las banderas de estos. Por otro lado, el gobierno, también defensor de la monarquía y de las leyes reaccionarias realizadas por los fascistas, pues en nada han cambiado el corpus jurídico impuesto por el reaccionario y corrupto gobierno de Rajoy, necesita sacar adelante tanto unos presupuestos como reformar las leyes relacionadas con el Consejo General del Poder Judicial, limitándole poder cuando esté en funciones.

Y en este escenario, la fracción socialdemócrata del nacionalismo catalán, ERC, traicionando por completo al pueblo catalán y a lo expresado por éste el pasado 1 de octubre, está transando con el gobierno del PSOE y PODEMOS/IU/PCE. El Gobierno es consciente de que necesita reconstruir la mayoría de la moción de la censura a Rajoy. La negociación que tienen entre ellos es clara: indulto para los presos políticos del Govern de Puigdemont y reforma del Código Penal con respecto del delito de sedición y fortalecer la posición de ERC para que ésta se convierta en la fuerza política hegemónica en Cataluña al objeto de buscar un encaje de Cataluña en el Estado sin que se rebase el autonomismo, aniquilando por completo el 1 de octubre.

La putrefacción de la superestructura y la naturaleza fascista del Estado se constata y resume con rapidez: Mientras el Estado inhabilita a un President de la Generalitat por no quitar una pancarta que reclama la libertad de los presos políticos ese mismo Estado otorga impunidad a los que estafan al pueblo español ya sea en Bankia o ya sea un monarca salpicado por corrupción al que se facilita la salida del país y se custodia en los Emiratos Árabes Unidos huyendo de la justicia suiza, pues la española le otorga la impunidad absoluta.

Por más juegos de manos que hagan los capitalistas – ya sean fascistas o socialdemócratas y oportunistas, todos ellos defensores del Capitalismo monopolista y su Estado reaccionario – la putrefacción política e institucional, esto es, de la superestructura es resultado de la bancarrota del capitalismo a nivel mundial, a nivel general y, consecuentemente, del capitalismo en el Estado español.

Por más que los capitalistas – ya sean fascistas o socialdemócratas y oportunistas – se afanen en salir en defensa del capitalismo señalando a la COVID-19 como responsable de la crisis económica, leyendo lo que ellos mismos señalaban hace una década, esa defensa queda refutada por ellos mismos demostrándose como una nueva mentira de los capitalistas para ocultar la realidad, que no es otra que la caducidad e inviabilidad del capitalismo. El imperialista George Soros en septiembre de 2012, es decir, hace 8 años, señalaba lo siguiente “La zona euro es una miniatura del sistema Bretton Woods que se estableció tras la Segunda Guerra Mundial y que subordinaba la periferia al centro (…) el verdadero peligro es que Europa quedará permanentemente dividida entre acreedores y deudores. A los primeros siempre les irá mejor que a los segundos, porque estos tienen que pagar tipos de interés mucho mayores y eso se convierte en una desventaja permanente que ampliará las diferencias entre ambos (…) así la periferia estará permanentemente deprimida y dependiente del centro que acaparará toda la inversión y el talento y que dejará a la periferia permanentemente en crisis, y ese es el destino que le depara a España y a Italia (…)”. En realidad todo es más sencillo aún, el capitalismo productivo ha pasado a la historia, vivimos en la fase putrefacta del capitalismo, donde la economía es especulativa, virtual, ficticia, por ello, el capitalismo está sentenciado porque ya es inviable, yendo al traste tanto “deudores como acreedores” – empleando la terminología de Soros – porque lo que está muerto es el capitalismo.

El desequilibrio de la composición orgánica del capital es cada vez mayor, incrementándose por la vía del capital constante en detrimento del capital variable, la parte del capital que genera plusvalía, que es donde realmente está la riqueza en el sistema capitalista. En la búsqueda de la obtención de más plusvalía los monopolios se lanzan en los brazos del desarrollo tecnológico buscando la automatización, al objeto de obtener plusvalía de manera más extractiva, sin embargo, esta automatización bajo el capitalismo lo que produce es que desciendan los márgenes de ganancia del burgués, pero también expulsa a cada vez más millones de trabajadores a engrosar las filas del paro forzoso, condenándolos a la miseria y, por tanto, reduciéndose drásticamente la demanda de tal modo que se suceden las crisis con mayor frecuencia, de tal modo que la única manera que la burguesía tiene para sostener artificiosamente su caduco y moribundo sistema es mediante la putrefacción, mediante el dinero ficticio.

El Doctor en sociología de la Universitat Jaume I de Castelló, D. Andrés Piqueras Infante, en su ensayo “El capital ficticio especulativo-parasitario se pone al mando del capitalismo. El recrudecimiento de la desigualdad, la explotación, el desempleo, la precariedad, la pobreza, el despotismo y la desposesión”, en la revista AREAS, señala:

Según avanza la automatización el capital productivo levanta ante sí obstáculos de más difícil superación: pérdida sostenida de la rentabilidad y agotamiento del crecimiento exponencial, creciente incapacidad de generar empleo y de realizar la ganancia. Frente a ello, se dispara la importancia y el papel del capital en su forma de dinero, como capital a interés en su versión más ficticia y a la vez especulativo-parasitaria. La “financiarización” no es sino la exacerbación de esta versión, pero no es causante sino dependiente de la caída de la rentabilidad industrial. Sin embargo, el auge del capital ficticio especulativo-parasitario está moldeando profundamente al capital productivo, contribuyendo a profundizar algunas dinámicas dramáticas: selección de la inversión productiva eliminadora de empleo o empobrecedora del mismo, brutalización de los mercados laborales, acumulación sin crecimiento, desposesión de la riqueza colectiva y aceleración de la desigualdad, entre otras. Con ello se compromete la propia viabilidad de la sociedad. (…) Automatización más “Financiarización” más Desposesión más Explotación Amplia, muy difícilmente pueden ni constituir ni mantener sociedad. Y un modo de producción que no puede hacer sociedad se muestra manifiestamente inviable. Sin futuro.

El capitalismo es inviable, la propiedad privada sobre los medios de producción supone un freno al desarrollo del ser humano y, en consecuencia, o mandamos al capitalismo al estercolero de la historia y se socializan los medios de producción para ponerlos a disposición del desarrollo del ser humano, o el género humano está condenado a la miseria y a la extinción. La disyuntiva histórica ante la que se confronta el género humano hoy es clara: O socialismo o barbarie, o socialismo o muerte.

La única salida que tiene la clase obrera es una salida rupturista y revolucionaria contra el capitalismo, contra la burguesía y por la construcción del socialismo, de la socialización de los medios de producción, por poner la economía en manos de la clase obrera así como construir un Estado nuevo, donde sea la clase obrera la que imponga sus dictados.

Lo primero que tenemos que hacer los comunistas, pues, es combatir al oportunismo y no mimetizarnos con el discurso de éste. Debemos dejar atrás otras disyuntivas como la que plantean los oportunistas en el Estado español, como por ejemplo “monarquía o república”, y plantear la disyuntiva en los justos términos del momento histórico en el cual nos hallamos que, como hemos visto, es “capitalismo o socialismo”. Fortalecer al oportunismo es fortalecer al capitalismo que es quien lo crea y alimenta y, por consiguiente, es fortalecer a la oligarquía y desviar a los trabajadores de su misión histórica.

Lenin nos enseñó que “La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo, y por lo tanto el capital, al dominar esta envoltura, que es la mejor de todas, cimenta su Poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa, hace vacilar este Poder”. La república en general que pregona la burguesía no monárquica, y parte del oportunismo, no implica la resolución de los problemas de la clase obrera, ni tampoco la resolución de las contradicciones irresolubles que devoran al sistema capitalista. Es una república nociva para los trabajadores porque hace que la oligarquía siga ostentando el Poder. No es más que un señuelo, una forma con la que engañar al pueblo y frenar su avance, en el caso que éste se movilice abiertamente contra la monarquía.

Por otro lado, otra parte del oportunismo, con un abigarrado discurso pseudorrevolucionario, propugna la República Popular. Sin embargo, la república popular no tiene razón de ser hoy pues no se dan las condiciones específicas que alumbraron este tipo de democracia en la década de los 40s del siglo pasado, primero porque no existe una Unión Soviética, segundo porque el imperialismo se halla, como hemos comprobado, en la bancarrota, caduco, en agonía permanente.

La clase obrera hoy posee el conocimiento para mover y dirigir su propio Estado. Por ello, por el desarrollo de la lucha de clases, no procede más que la socialización absoluta de los medios de producción y, consecuentemente, la instauración del poder de los trabajadores en general orientados por la clase obrera y no un Estado multiclasista, o lo que es lo mismo, lo que la clase obrera y demás clases populares requieren es la Dictadura del Proletariado en el sentido marxista-leninista, esto es, una República Socialista donde se liquide inmediatamente el aparato del Estado burgués y sea sustituido por el poder de la clase obrera.

La cuestión no está en discutir qué forma de Estado ha de tener el Estado burgués, el Estado capitalista, la cuestión no está en buscar ententes con la burguesía y darle fórmulas para que la burguesía siga teniendo el Poder, sino que la salida pasa por destruir el capitalismo y su Estado, y ello pasa inexorablemente por la Dictadura del Proletariado, por la República Socialista ya que, cualquier otra cosa es un engaño, es moverlo todo para que no cambie nada, para sostener al capitalismo.

 

¡POR LA REPÚBLICA SOCIALISTA!

¡POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

 

Madrid, 4 de octubre de 2020

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)