Andalucía, territorio ocupado
Ironías del destino, los monopolios y sus instituciones, su pata izquierda y su pata derecha, son responsables y cómplices del subdesarrollo y sometimiento de una tierra que guarda en sus entrañas inmensos recursos naturales.
Esos monopolios e instituciones han convertido a Andalucía en reserva de materias primas y mano de obra barata para la acumulación de mayores plusvalías y ganancias, al rebajar el coste de producción de las mercancías fabricadas en las industrias implantadas en otras regiones del Estado español. Pero también en base de operaciones de alta importancia geoestratégica para los ejércitos imperialistas de la OTAN.
Como cualquier sector de la economía, se ha demostrado que el sector aeronáutico, que han convertido en la “niña bonita” de la industria en Andalucía, se ha desarrollado en función de los intereses de los monopolios europeos de la industria de la aviación y de la guerra. Y cuando ya no es “rentable” (es decir, que no tienen suficientes beneficios), o cuando tarde o temprano llegan los efectos de las crisis capitalistas de superproducción, cada vez más profundas y violentas, se desmantela todo y de nuevo cientos de familias trabajadoras a la calle y sin futuro. Pan para hoy y hambre para mañana.
La construcción del A400M se lo trajo Airbus a Sevilla y Cádiz porque la esclavitud asalariada aquí es mucho mayor que en otras regiones. De la misma manera que Navantia, se trata de un sector con gran participación de las instituciones “públicas”, como son la Junta de Andalucía, el Estado español y la Unión Europea, que alimentan con el dinero de todo el pueblo el negocio de cientos de subcontratas parásitas que tratan a sus trabajadores peor que a los animales.
Nos imponen además a la clase obrera la fabricación de aviones y barcos de guerra con los que el imperialismo europeo y yanqui saquean y extraen los recursos de otros países, a costa de la sangre de otros pueblos hermanos, víctimas como nosotros de dicho imperialismo y sus monopolios.
Porque Andalucía, muy lejos de ser “autónoma”, es un territorio ocupado. Ocupada por las tropas imperialistas norteamericanas, con sus bases de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla), que usan el territorio español y más concretamente el territorio andaluz como base de operaciones para controlar África (especialmente el Sahel, rico en materias primas), el Mediterráneo y Oriente Próximo.
El gobierno de Zapatero acordó con la OTAN en mayo de 2011 en Bruselas el despliegue en España del más moderno sistema balístico de la Armada norteamericana, que implicó la llegada de cuatro destructores lanza-mísiles a Rota: USS Donald Cook, USS Ross, USS Porter, y USS Carney. Esparcidas por toda Andalucía se encuentran importantes comandancias militares al servicio de la OTAN.
En Sevilla se encuentra el Cuartel General de la Fuerza Terrestre (con mando sobre 30.000 hombres). En Rota están la Jefatura de la Flota y el Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad de la OTAN. La Comandancia General de la Infantería de Marina se halla en San Fernando (Cádiz). Junto con estos centros de mando, en territorio andaluz se encuentra la Brigada de Infantería Ligera de la Legión Alfonso XIII, acuartelada en Viator (Almería), la Brigada de Infantería Mecanizada Guzmán el Bueno, en Cerro Muriano, Córdoba, los destacamentos de la Legión en Ronda (Málaga), junto con otras unidades militares. En la base norteamericana de Rota se halla el Mando Aéreo de Movilidad de la U.S. Air Force y el Mando de Preposicionamiento Marítimo del Cuerpo de Marines en Europa.
Desde la base aérea de Morón de la Frontera despegaron los bombarderos invisibles B-2 Spirit y los modernos cazas F-117 Nighhawk que han masacrado a los pueblos de Libia, Iraq y Afganistán. A finales del 2011, estaban destinados en Andalucía un total de 46.600 militares. En Andalucía también se encuentran los principales centros industriales españoles de armamento: componentes de los aviones de combate Eurofighter, fragatas F-100, avión de transporte A-400, carro de combate Leopardo, vehículo táctico Pizarro… A estos hay que añadir el acuerdo firmado el pasado día 12 de abril de 2018 entre los ministros de Defensa de España y Arabia Saudita para, en palabras de la propia Navantia, “continuar los esfuerzos conjuntos en el sector de defensa para mejorar las capacidades de las fuerzas armadas saudís. Ambos ministros expresaron su intención de completar y facilitar los procedimientos necesarios para firmar el contrato con Navantia para la construcción de cinco corbetas.”
Es decir, desde Andalucía se fabrican cinco corbetas para mejorar las “capacidades de las fuerzas armadas saudís” para seguir masacrando a los pueblos árabes que entorpecen la rapiña imperialista de sus recursos naturales.
De la misma manera, el campo y el mar andaluces no son del pueblo trabajador y están siendo expoliados desde hace siglos por terratenientes y monopolios.
En el campo, la propiedad de la tierra se concentra en muy pocas manos. Como afirma la propia Junta de Andalucía en su “Atlas de Historia Económica de Andalucía”:
“El reparto de la propiedad de la tierra en Andalucía tiene sus orígenes en la Reconquista [sic] y en sus consecuentes repartimientos de dominios. La concentración de grandes extensiones en pocas manos se ha mantenido hasta nuestros días como una de las principales características estructurales del mundo agrario, sin que, en esencia, haya sido alterada por acontecimientos históricos llamados a hacerlo, como fuera el proceso de extinción del Antiguo Régimen y sus distintas desamortizaciones o la frustrada Reforma Agraria de la II República.
El 94% de las explotaciones agrarias andaluzas tienen menos de 50 hectáreas, pero no llegan a abarcar ni la cuarta parte de la superficie agraria. Y sin embargo, en las explotaciones de más de 1.000 hectáreas está el 43% de las tierras, cuando sólo suponen el 0,6% de todas las existentes.”
Un reparto de tierras fruto de un saqueo de bárbaros fundamentalistas católicos del norte que invadieron (nada de “Reconquista”) Al Andalus robando las tierras de los pequeños campesinos y reprimiendo a sangre y fuego toda manifestación cultural, política y religiosa diferente a las suyas. Tal es así, que el flamenco (del árabe “campesino desposeído, expulsado”) nació como expresión de lamento, del recuerdo de una experiencia traumática que caló y quedó sellado hondo, muy hondo, en el alma del pueblo andaluz. La palabra “taquilla”, también procedente del árabe “al-taqqa”, significa “disimular” las creencias, la identidad. Así tuvo que adaptarse el pueblo andaluz ante los invasores católicos, escondiendo sus costumbres y pensamientos, y exaltando más que nadie las nuevas costumbres para que nadie sospechara de su adhesión a ellas. Tal es el por qué el pueblo andaluz, especialmente el occidental, que fue conquistado antes por los ejércitos del norte, manifiesta tanto fervor por vírgenes y santos en cofradías y demás folclore apostólico-romano.
Herederos de ese saqueo, los grandes propietarios de la tierra, terratenientes y empresarios agrícolas y ganaderos, parasitan aún en el siglo XXI el trabajo de jornaleros y las millonarias subvenciones de la Política Agraria Común de la Unión Europea. Tanto tienen, tanto les damos.
Los monopolios de la banca, los seguros y la industria de la maquinaria, semillas, fertilizantes, química… imponen un coste de producción asfixiante, mientras que por el otro lado los monopolios de la distribución y comercialización de los productos agrícolas y ganaderos imponen unos precios que ya no cubren los costes de producción del pequeño y familiar campesinado.
Son los monopolios los que deciden todas las facetas de la vida de los trabajadores del campo, como de la ciudad y el mar.
El mar que rodea Andalucía, abundante también en recursos pesqueros, ha sido esquilmado por los empresarios y armadores de la pesca, que se reparten ese botín a través de los acuerdos pesqueros entre la Unión Europea, España y Marruecos, que incluyen el botín del Sahara, privando también al pueblo saharaui de importantes recursos. Sólo Japón se queda con el 70% del preciado atún rojo capturado en el estrecho de Gibraltar con la milenaria técnica de la almadraba. El atún rojo alcanza cifras astronómicas en la lonja de Tokio, pudiendo alcanzar con facilidad un atún rojo el millón de euros.
Por no hablar de las inmensas riquezas minerales que emanan de las minas explotadas desde tiempos pre-romanos y hoy colonizadas por multinacionales canadienses, inglesas, alemanas y norteamericanas: oro, plata, cobre, zinc, plomo, hierro, azufre o mármol. Sólo por poner algunas cifras, de la mina Las Cruces en la sierra norte de Sevilla sale el 25% de la producción anual de cobre de todo el país y el 98% del oro y la plata del país sale de minas andaluzas.
Para acometer este milenario expolio, hace falta que el pueblo andaluz sea sometido por la fuerza y por el engaño.
Por la fuerza a base de represión de revueltas y levantamientos de obreros, jornaleros y campesinos andaluces, con los que se ha cebado especialmente el fascismo español. Hoy día, Sevilla es la provincia más castigada con la ley “mordaza”, una media de 42 multas diarias por infracciones de la Ley de Seguridad Ciudadana, según la asociación Pro Derechos Humanos.
Y para el engaño, los capitalistas han recurrido a su pata izquierda, la socialdemocracia. Gracias a estos manijeros, los dueños de Andalucía han evitado que el pueblo andaluz se haya levantado para tomar el control de sus inmensas riquezas, y en lugar de ello han conseguido, gracias a oportunistas de distinto pelaje (partidos andalucistas varios, PSOE, IU, Podemos…), algunos incluso disfrazados de comunistas (PCE), que la clase obrera de la ciudad y el campo se hayan “conformado” con migajas.
Y justamente esos oportunistas, cuyas manos están manchadas del sudor y la sangre que provoca la explotación aún más salvaje de los trabajadores andaluces, después de idealizar este régimen de esclavitud con palabras pomposas como “democracia”, “estado de bienestar”, “servicios públicos” y defendiendo como los fascistas de PP, Cs y Vox la constitución del 78, son los que más arremeten contra el pueblo andaluz por su supuesta indolencia. Aquellos que han tapado la única salida del pueblo andaluz a sus desdichas, el Socialismo, son cómplices imperdonables del saqueo y expolio de nuestra tierra.
¿Cómo podemos culpar al pueblo trabajador andaluz cuando sólo se ofrece como alternativa la economía de mercado, con o sin regulación?
Al proletariado andaluz le hace falta tomar conciencia de su potencial, hoy más cualificado y numeroso que nunca, y de la necesidad de superar el régimen capitalista que, a todos los niveles, y a todos los pueblos, genera tanta incertidumbre, desesperanza, sufrimiento y agonía.
Es hora de que el pueblo trabajador andaluz sea de verdad autónomo e independiente respecto al resto de clases poseedoras (burguesía, terratenientes, oligarquía financiera…), pero al mismo tiempo se hermane con el resto del proletariado español, que tienen enfrente enemigos comunes: los monopolios, el Estado español, la Unión Europea, la OTAN, el FMI y el Banco Mundial, entre otros. La lucha es entre el proletariado y el Capital. Es una lucha que se libra a nivel mundial. Y desde esa perspectiva hemos de organizar un Frente Único del Pueblo que aúpe a las clases populares para instaurar el Socialismo en Andalucía, el Estado español y la humanidad.
Por el fin a la ocupación de los monopolios
Por la unidad del proletariado español e internacional
Por el Frente Único del Pueblo y el Socialismo
Comité Regional del PCOE en Andalucía