La reacción americana se conjura para invadir Venezuela
Estados Unidos, Europa y Japón son conscientes de que han llegado a su límite y de que ya no pueden hacer más que decaer ante el auge de las nuevas potencias imperialistas de los BRICS, lideradas por China y Rusia. El modelo capitalista está en quiebra y lo máximo a lo que aspira es a renovar el imperialismo viejo por uno nuevo. Sin embargo, el choque entre imperios caducos y emergentes tiene lugar en un punto en la historia en el que el planeta poco más puede ofrecer por saquear. Los monopolios internacionales buscan a la desesperada rapiñar donde ya no queda nada. Las contradicciones del sistema capitalista son tales, que la burguesía ya no tolera ni un ápice de intervencionismo estatal y le declara la guerra hasta a sus propios aliados históricos socialdemócratas, apostándolo todo a la reacción, al fascismo.
Venezuela es el epicentro en América de la contradicción entre imperialismo y socialismo. Su postura antiimperialista le ha valido ser de los pocos focos en la geografía mundial que no sirve en bandeja de plata sus recursos energéticos a Estados Unidos. El país de la revolución bolivariana posee 300 mil millones de barriles de petróleo en reservas –la más grande del mundo– y la principal reserva de gas y oro de toda América Latina–. Estados Unidos, con el apoyo de sus Estados siervos en Latinoamérica, ha intentado aplastar sin éxito el chavismo, una y otra vez, para apoderarse de sus recursos. Y es en estos momentos de quiebra del imperialismo yankee, en los que la sombra china amenaza con arrebatarle su dominio del mundo, cuando las arremetidas son cada vez más salvajes y desesperadas.
El último envite imperialista a la nación de Simón Bolívar viene de la mano de los perros de presa de Estados Unidos en Latinoamérica. El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) aprobó el pasado miércoles en Washington convocar al Órgano de Consulta del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) para “abordar la crisis de Venezuela”. La propuesta fue introducida por el representante venezolano ante el organismo designado por la Asamblea Nacional (AN), Gustavo Tarre Briceño – la OEA expulsó en abril a los delegados del Gobierno de Maduro y decidió reconocer como representantes de Venezuela a los diplomáticos del golpista Guaidó–. El TIAR fue aprobado con 12 votos a favor, 5 abstenciones y 1 ausencia.
La aplicación de dicho pacto de defensa brindaría un marco legal para una eventual intervención armada en el país. El TIAR, además de acciones coercitivas de carácter militar, contempla una serie de opciones entre las que se incluyen la ruptura de relaciones diplomáticas, la suspensión de acuerdos económicos y de transporte y la cancelación de comunicaciones radioeléctricas y radiofónicas.
No obstante, la resolución no fue aprobada por unanimidad. México tomó el derecho de palabra para rechazar la activación del TIAR porque, en palabras de su representante, es una decisión “inaceptable”. “Consideramos que no hay un conflicto armado en el continente que amerite la aplicación del TIAR. Creemos que es inútil la aplicación de este mecanismo si no se busca una intervención armada en la región. Queremos dejar constancia que lo que se resolverá a continuación no es aceptado por todos los miembros y es un peligroso precedente”, agregó.
Posterior a la votación final, la delegación de Costa Rica presentó junto a Chile y Perú una enmienda para excluir el posible uso de la fuerza, pero fue negada con nueve puntos en contra, cuatro a favor, cuatro abstenciones y una ausencia.
El imperialismo estadounidense, naturalmente, celebró la aprobación del TIAR y aplaudió la actuación de sus Estados lacayos. A través de un comunicado de prensa del Departamento de Estado, el secretario de Estado, Mike Pompeo, aseguró que esta aprobación es “una prueba del apoyo de la región al pueblo venezolano y un reconocimiento de la creciente injerencia desestabilizadora que el exrégimen de Nicolás Maduro tiene en la región”. El comunicado asegura que Maduro “representa una amenaza para el pueblo venezolano” y que sus acciones “amenazan la paz y la seguridad de los vecinos de Venezuela”.
Momentos previos a la sesión, el canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, acusó sin pruebas a la Administración de Maduro de emplear grupos armados ilegales colombianos para la defensa de su territorio. Según Trujillo, estos grupos “mantienen vínculos con las autoridades venezolanas de tipo local y regional” y controlan “algunos pasos fronterizos”.
Irónicamente, apenas unos días después de la aprobación del TIAR, los “azares del destino” han querido jugarle una mala pasada al ridículo señor Trujillo y a sus amigos bufones de la OEA. El alabado y digno adalid de la libertad y de los Derechos Humanos, el presidente “encargado” de Venezuela, Juan Guaidó, tan encumbrado y recibido con honores y alfombras rojas por los más altos y prominentes dignatarios de la democracia occidental, ha aparecido este jueves en unas fotografías con narcos paramilitares colombianos de la banda de Los Rastrojos.
El títere del imperialismo yankee atravesó ilegalmente la frontera con Colombia el pasado 22 de febrero para presentarse por sorpresa en el concierto ‘Venezuela Aid Live’, convocado por el multimillonario Richard Branson. No estaba claro cómo había cruzado la frontera y llegado hasta el lugar sorteando el cierre fronterizo decretado por Nicolás Maduro y la prohibición de salir del país. En las fotografías difundidas en redes sociales, Guaidó aparece junto a dos hombres que, tal y como ha confirmado la Policía de Cúcuta, son Albeiro Lobo Quintero, alias “Brother”, y Jhon Jairo Durán, alias “Menor”, ambos líderes de Los Rastrojos, una banda narcoparamilitar que opera en la frontera con Venezuela. Curiosamente, quien recibe apoyo logístico de grupos paramilitares no es el Gobierno de Maduro, para desgracia del señor Trujillo, sino sus torpes amigos de la oposición golpista de Venezuela.
El ridículo de Juan Guaidó es una metáfora de la ineptitud de la oligarquía venezolana y de sus sucesivos fracasos por acabar con la revolución bolivariana. Estados Unidos se lleva las manos a la cabeza después de ver que todos sus esfuerzos por echar a Maduro se diluyen en la incompetencia de sus secuaces fascistas en Venezuela. Ni con el apoyo financiero, logístico y diplomático de las potencias imperialistas occidentales, ni con drones, mercenarios y paramilitares, ni con bloqueos económicos criminales, han conseguido acabar con el Gobierno bolivariano e imponer a un presidente títere que ejecute sus dictámenes.
Pocas bazas le quedan ya por emplear y el decadente imperio yankee se desespera cada día más. Las potencias imperialistas emergentes amenazan con poner fin al glorioso sueño americano y el águila calva se debate cada vez más desquiciada. Sedientos de sangre, los gringos y sus Estados mercenarios en Latinoamérica se dan cuenta de que solo les queda una opción y, con la aprobación del TIAR, están preparando el terreno para empuñar su mejor arma de paz y de democracia: la intervención militar.
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Socialismo o barbarie!
Secretaría de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)