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Felipe González, siempre al servicio de los monopolios y de la reacción

La clase burguesa es, sin lugar a dudas, la clase más criminal, corrupta y cínica que ha parido la historia,  reflejo de su sistema económico cuyo ADN es la explotación, el robo y la violencia.

El pasado día 20 de agosto, el periódico EL PAIS contenía en su sección de opinión, un artículo de Felipe González titulado “Venezuela al límite” por la que, sobre el papel, pretende dar una lección de democracia – burguesa, claro está – al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro, plasmando en el papel las consignas de cara al próximo proceso electoral de la oposición fascista y golpista venezolana, que no son más que títeres de los monopolios norteamericanos y europeos – al igual que lo son Felipe González y el periódico EL PAIS  – y que pasan por descalificar al gobierno venezolano, deslegitimar dichas elecciones fijadas para diciembre de este año ante la ausencia de ‘garantías’ y de ‘limpieza’, exigiendo la intervención de organizaciones supranacionales imperialistas al servicio de dichas potencias, en aras a una contienda igual; en definitiva, seguir acosando y fustigando al gobierno venezolano y su pueblo y justificando todo tipo de sabotajes perpetrados por  la burguesía, promoviendo el golpismo y dejando bien a las claras que la lucha de los monopolios por tomar el poder político en Venezuela es a muerte. Antes que Felipe González, el pasado día 27 de julio, el mismo diario EL PAIS se hacía eco de unas  declaraciones del esbirro estadounidense Capriles, desde Washington, por las que éste exigía la presencia de esos organismos imperialistas supranacionales de cara a las elecciones del 6 de diciembre.

Es normal que el periódico del grupo PRISA, monopolio de la comunicación que tiene multitud de intereses en Venezuela y en todo el continente americano, arremeta contra el gobierno de Maduro, como antes hizo con Chávez.    Y es que EL PAIS, lo que expresa,  no es más que la voz de sus dueños, que no son otros que los Bancos (HSBC, Banco Santander, CaixaBank, Amber Capital, y otros fondos buitres de EEUU o Luxemburgo) y otros monopolios como el conglomerado Catarí – país títere de los EEUU –  del Petróleo, Gas, Construcción, la comunicación y la industria  Investment Holding Group o Telefónica; monopolios todos ellos que tienen multitud de intereses en el continente americano y para los que Venezuela con todos sus recursos y riquezas es una fruta ansiada y apetecida, máxime cuando con el títere Carlos Andrés Pérez se satisfacían con plenitud sus apetencias imperialistas.

El escrito de González condensa toda la esencia de la ideología burguesa,  y consecuentemente,  rebosa hipocresía.  En ella, enarbola la bandera de “la reconciliación” y “el diálogo”, exhortando al Gobierno de Maduro a que “abra un espacio de diálogo con la oposición y con los sectores productivos (…) Un diálogo capaz de reconciliar a una sociedad fracturada que sufre el fracaso y el sectarismo de los gobernantes”, en sintonía con el mensaje manoseado del lacayo de Washington Henrique Capriles Radonski durante estos años el cual, como no puede ser de otra manera entre demócratas burgueses y/o fascistas, por un lado reiteran el mantra de la ‘reconciliación’ de los venezolanos, pero, por el otro, no reconocen la voluntad de estos en el caso que el Pueblo determine otra voluntad que no sea la suya, como aconteció en las pasadas elecciones donde resulto ganador Maduro.

La burguesía siempre apela falsamente a la ‘reconciliación’ y al ‘diálogo’ cuando no se halla en una posición de fortaleza. Cuando tiene el poder, no vacila en imponer su dictado sin miramiento alguno y no duda en fracturar al máximo a la sociedad, favoreciendo a la minoría explotadora y empobreciendo a la mayoría del pueblo de manera inmisericorde. Ello se está pudiendo comprobar con una nitidez absoluta en el estado español, donde el Partido Popular, mientras está machacando al pueblo, ilegalizando de facto a la clase trabajadora, no duda en darle dineros a manos llenas a empresarios y banqueros y en hacer amnistías fiscales a los defraudadores a la par que asfixia con impuestos a los trabajadores y con repagos sanitarios a trabajadores y pensionistas. Felipe González, en lo que concierne al estado español, poco apela al diálogo y a la reconciliación sino que, ante el retroceso del bipartidismo, fue de los primeros en defender una coalición PP-PSOE para que la burguesía siga imponiendo su dictadura de manera inmisericorde tal y como lleva haciendo en España desde siempre y donde Felipe González ejerció de caudillo de esa clase social criminal entre los años 1982 y 1996.   

Felipe González, cuando Carlos Andrés Pérez asesinaba y robaba al pueblo venezolano, y los monopolios norteamericanos y españoles se apropiaban a manos llenas de los recursos de Venezuela,  jamás apeló a que aquél corrompido gobierno escuchara al pueblo ni dialogara ni se reconciliara con nadie,  sino todo lo contrario, apoyando incluso económicamente al gobierno del criminal Carlos Andrés Pérez en 1.989 cuando asesinó a más de 3.000 personas en el Caracazo.

Asimismo, la misiva publicada en el periódico EL PAIS nos deja bien claro  qué es la democracia para Felipe González, “La democracia sigue siendo el sistema menos malo que existe. No garantiza el buen gobierno, pero sí garantiza al pueblo cambiar al Gobierno cuando no le gusta. La democracia se legítima en origen por el voto de los ciudadanos, como la condición necesaria, pero no suficiente. Porque necesita que el Gobierno cumpla con sus programas, que el Parlamento o asamblea lo controle y elabore leyes para todos, que se respete a las minorías, que la división de poderes sea real, que haya garantía de libertad de opinión y de información, así como de elección de los representantes de los ciudadanos”, demostrándose que para los burgueses el papel que le corresponde al pueblo en su democracia burguesa únicamente es el de legitimar con su voto el gobierno resultante, que en una sociedad burguesa donde todos los medios de producción y de intervención política y social están en manos de la burguesía, que solamente será burgués. La ideología burguesa de Felipe González lleva a circunscribir la democracia a la forma burguesa de la misma, la cual teóricamente descansa sobre el sufragio universal, la división de los poderes y el reconocimiento de la primacía del poder legislativo, los derechos y las libertades del individuo, etc., como superestructura emanada del sistema capitalista de producción. Felipe González caracteriza la democracia burguesa con una serie de condiciones necesarias, aparte del sufragio universal, como que el “Gobierno cumpla sus programas”. Habría que recordar que el PSOE, que lideraba Felipe González en 1.982, accedió al poder llevando en su programa electoral que incumplió sistemáticamente, la no permanencia de España en la OTAN, siendo éste el aspecto más ilustrativo de ese incumplimiento, y  haciendo todo lo contrario cuando accedió al poder. O en lo concerniente a los derechos individuales y los derechos humanos, las credenciales de los gobiernos de Felipe González fueron desde el terrorismo de estado, el GAL, la tortura en los cuarteles  ( de tal modo que a los torturadores el gobierno de Felipe González les reconocía, como a Rodríguez Galindo ), o la ley de la patada en la puerta, o ley Corcuera, por la que se liquidaba la inviolabilidad del domicilio, entre otras. 

Felipe González  y los burgueses son enemigos jurados del pueblo y no dudan no sólo en liquidarle todo tipo de derechos, sino de condenarlos a la explotación, a la miseria y a la muerte. Es normal que Felipe González, un demócrata reconocido por la burguesía internacional, no dude un minuto en servir a los monopolios en la defensa de fascistas golpistas como Leopoldo López y Antonio Ledezma, todos ellos con participación en el golpe de estado de abril de 2002 contra Hugo Chávez,  y en la intentona golpista de 2014. El modelo de los demócratas burgueses, de Felipe González, es el terrorismo de estado, el condecorar a militares dirigentes de la dictadura criminal argentina, el participar en guerras de carroña y  apoyar golpes de estado como el de Venezuela en 2002. Todos estos avales le han servido para recibir el reconocimiento y la nacionalidad de un país que para él es un modelo: el criminal estado colombiano, líder en terrorismo de estado, violación de los derechos humanos y en persecución y asesinato de sindicalistas.

Felipe González está en su sitio, en el de su criminal clase social, en el de la dictadura de la burguesía ora demócrata-burgués, ora fascista y siempre enemigo de la clase obrera, de las clases populares, del pueblo trabajador.  A Felipe González, como asalariado de los monopolios y peón de las mayores fortunas, le importa mucho más la riqueza de Gustavo Cisneros, al que regaló Galerías Preciados cuando era Presidente del Gobierno del estado español, que el progreso del pueblo venezolano.

El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela debe tener en cuenta que la lucha de clases, a nivel mundial, es la lucha entre el socialismo y el imperialismo;  y que ésta la está sufriendo en sus carnes,  pues los imperialistas no están dudando en sabotear y arremeter contra Venezuela.  La faz y la esencia criminal de la burguesía está demostrada, y el acoso imperialista contra Venezuela es de dimensiones considerables, por ello la respuesta del pueblo y del gobierno venezolano contra los traidores, los fascistas, los sicarios de los monopolios como la MUD, debe ser de una dimensión mayor al acoso imperialista sufrido, y ello pasa por dar pasos enérgicos en la dirección del socialismo y de la dictadura del proletariado,  de despojarles absolutamente de todo,  incluida la posibilidad que se les está dando en las sucesivas elecciones.

F.J. Barjas

Secretario General del PCOE.