Felipe González, hijo predilecto del Imperialismo internacional

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La trayectoria de Felipe González tiene un principio y un fin que concuerdan, un círculo perfecto. Su carrera política parece perfectamente diseñada desde un laboratorio.

Y ese laboratorio está en los centros neurálgicos del imperialismo de los años 70: Washington y Bonn.

Si empezamos por el final, ya podremos entender cómo fue fabricado políticamente este “conversador ágil, brillante, con «charme» […]” que fumaba ya desde su juventud Cohíbas con “un trazo burgués que no encajaba con sus calzones vaqueros, ni con su camisa barata de cuadros, ní con su izquierdismo” [1]

Gracias a su contribución al desarrollo primero del capitalismo en España y del imperialismo norteamericano, europeo y español, ha cosechado halagos de tipos como Ronald Reagan (“Es un agudo, brillante, con personalidad, joven, moderado y pragmático socialista“), Luis María Ansón (“es el hombre de Estado más importante del siglo XX como Cánovas del Castillo lo fue el siglo XIX”), premios como “Una vida por la libertad” de la multinacional mejicana Grupo Salinas (que factura 6 mil millones de dólares al año), cargos como consejero en Gas Natural por el que cobra 126.500 euros al año, y amistades y negocios con los grandes magnates de América Latina como Gustavo Cisneros (el hombre más rico de América del Sur), Carlos Slim (el hombre más rico del mundo) o Massoud Farshad Zandi (presidente de Star Petroleum).

Su fulgurante carrera ha sido ahora reconocida en Sevilla al concedérsele el título de Hijo Predilecto de Sevilla, a propuesta del que aparenta ser su adversario político, el PP: “Dedicó sus esfuerzos a construir una sociedad más moderna y avanzada en la que todos tuvieran cabida” ha dicho Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla por el PP.

Pero ¿cómo se gestó esa fulgurante carrera? Retrocedamos a la época en que fue incubado este conversador ágil con “charme”.

 

Años 60-70 inquietantes para el imperialismo

En los años 60 y 70 el capital internacional, sobre todo el americano y el alemán, seguían con tremenda preocupación la influencia de la ideología comunista en las clase obrera europea, sobre todo seguía con inquietud los acontecimientos en Portugal, España e Italia.

 

Cuadro de texto:  1974 Revolución de los claveles en PortugalEl 25 de abril de 1974 había triunfado la Revolución de los Claveles y Portugal corría el riesgo de convertirse en “una especie de Cuba en Europa”[2], después de que el nuevo Consejo de Estado presidido por el general Vasco Gonçalves (declarado marxista[3]) naciona lizara entre otros sectores estratégicos la banca, los transportes, la industria del acero, las minas y las empresas de comunicaciones. Hasta el diario británico The Times, tituló en mayo de 1974 su portada con “El capitalismo ha muerto en Portugal“.

En junio de 1976 el Partido Comunista Italiano alcanzó el 34% de los votos, y hasta los socialistas italianos reconocían la influencia de los comunistas: “el poder de los comunistas de Europa Occidental – en Italia, Francia y España – hace posible la entrada de ministros comunistas al gobierno[4]

En España los servicios secretos del franquismo mimaron a los socialistas, prácticamente inexistentes, para tratar de taponar la actividad mucho más influyente de los comunistas en las clases populares: «A los socialistas no se les detenía, a los comunistas, sí. Estando yo en la Brigada Social, esa era una indicación de los mandos. Más aún: la policía no sólo miraba para otro lado, haciendo la vista gorda, sino que a veces ayudaba a pasar la valija con la propaganda[5]

 

 Renovación del PSOE a gusto del imperialismo

Es en este contexto que surge el joven Felipe González, que culmina su formación universitaia con un curso de Economía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y militando en las Juventudes Universitarias de Acción Católica.

Hombre de grandes miras, atisbó que el socialismo tenía futuro y así fue apadrinado por la CIA y la socialdemocracia alemana.

Mientras en Italia la operación Gladio financiada por la CIA y apoyada por la OTAN trataba de minar la influencia de los comunistas durante los “años de plomo“, en España la CIA dirigía la evolución del PSOE hacia posiciones socialdemócratas a través de González, Alfonso Guerra, Enrique Múgica y Luis Solana entre otros[6].

Cuadro de texto:  1981 Luis Solana dando un mitin anti OTAN en VallecasLuis Solana, que “de entrada” decía no a la OTAN, sería años más tarde recompensado por su cambio de postura siendo nombrado secretario general de la OTAN y justificando las torturas, detenciones y vuelos secretos de la CIA en Europa con las siguientes palabras: “Con nuestros aliados norteamericanos compartimos la convicción de que se necesita una acción dura”.

Felipe González, después de ser rechazada su propuesta de sacar el marxismo de los estatutos del PSOE en mayo de 1979 (“antes socialistas que marxistas“) vuelve a la carga en septiembre organizando con éxito un Congreso Extraordinario ya en condiciones favorables para los “renovadores“. Ahí se inicia el golpe de timón hacia los derroteros que marcaba el “Programa Democracia” elaborado por la CIA, en cuya presentación sentenciaba Ronald Reagan ante el parlamento británico meses antes de la victoria socialista de 1982: “La libertad y la democracia dejará en las cenizas de la historia al marxismo-leninismo[7].

 

 

 

El imperialismo europeo y americano se cobra sus favores

Las medidas que impulsó nuestro ágil y brillante conversador durante sus catorce años de gobieno permitieron organizar y fortalecer a la burguesía española a la que le resultaba asfixiante el autárquico régimen franquista. Después de privatizar entre otras a Telefónica, Iberdrola, Gas Natural, Repsol, Iberia, Unión Fenosa y Mapfre, y apoyar la concentración de capital financiero español (BBVA, Banco de Santander) se convierte en portavoz e intermediario de los negocios de estas compañías en América Latina, contribuyendo de esta manera a la “modernización“, queremos decir saqueo, de ese continente durante los años 90.

 

 

Cuadro de texto:  1987 Protestas en Reinosa por el cierre de la empresa “Forjas y Aceros de Reinosa”En España devuelve los favores al capital alemán impulsando una reconversión industrial que provocó el desmantelamiento en los años 80 de buena parte de la siderurgia, la minería del carbón, la construcción naval y otros, como la industria química, el textil, los bienes de equipo y los contratistas de defensa. El objetivo era adaptarlas a la nueva división internaional del trabajo eliminando así competencia al capital alemán. Esta reconversión supuso la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo en toda España.

 

Como ejemplo, SEAT fue vendida por el INI a la alemana Volkswagen en 1990 después de un severo recorte de la plantilla e inyectarle cientos de miles de millones de pesetas.

 

 

Cuadro de texto:  1985 Policías entrando en los Astilleros de Bilbao para desalojar a los empleadosFelipe González contribuyó a la modernización de España con medidas como el “plan de empleo juvenil” que introducía el contrato basura entre los jóvenes, las empresas de trabajo temporal que extraer aún más plusvalías de la fuerza de trabajo, la liberalizacíon del suelo y la vivienda, reformas laborales que precarizaron el empleo o elmedicamentazo que eliminó ciertas subvenciones a medicamentos, medidas por las que los grandes sindicatos ya por entonces bastante domesticados convocaron dos huelgas generales.

Las movilizaciones de los trabajadores fueron aplacadas a base de represión de las fuerzas policiales que en algunos casos llegaron a usar fuego real y que en las comisarías continuaron torturando con los mismos métodos del franquismo.

Entre sus grandes contribuciones internacionales también se encuentra la de “asesorar” a los últimos dirigentes de los países socialistas del Este a “modernizar” su sistema económico, de tal manera que la supresión de las garantías sociales que existían en esos países costó sólo en Rusia la muerte de 1 millón de personas[8].

 

No sólo se le puede acusar de provocar tanta muerte indirectamente, a veces ni siquiera disimula con su “charme” sus métodos “implacables”:

Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto[9]

En definitiva, durante sus gobiernos hizo más difícil la vida de los trabajadores de España y de todo el mundo, contribuyendo a que las clases propietarias de todo el mundo acumularan más beneficios y plusvalías, contribuyendo a la caída de regímenes socialistas que suponían un freno al avance del imperialismo, y en general a taponar una salida del capitalismo con un lenguaje seudo-progresista:

Estamos ante una crisis sistémica y global. No hay alternativa al sistema, afortunadamente, porque las utopías regresivas son peores[10].

Sirva este artículo como nuestro particular “homenaje” a este siervo de los intereses de la burguesía internacional y española, como botón de muestra para identificar a esos títteres que seducen con una lengua de madera a las clases trabajadores de todo el mundo.


[1] Miguel Paredes, comandante del Servicio Central de Documentación (SECED), servicio de inteligencia español durante el final del franquismo y el principio de la transición (1972-1977).

[2] “los que piensan que de la revuelta no queda nada son aquellos que quisieron convertirla en una revolución comunista para transformar el país en una especie de Cuba en Europa. Nosotros, los socialistas, impedimos esa perversión totalitaria del 25 de abril “ Mario Soares, exlider del Partido Socialista Portugués, 25 de abril de 1999

[3] “Yo era entonces marxista y lo sigo siendo“ Gral. Vasco Goncalves, 25 de septiembre de 2004.

[4]Gino Bianco del Partido Socialista Italiano (junio de 1977)

[5] Manuel Ballesteros, miembro de la Brigada Político-Social durante el franquismo

[6] «El PSOE va donde diga la CIA a través de Willy Brandt. Hasta en el propio Bundestag alemán se acaba de denunciar que la Fundación Friedrich Ebert del SPD recibe dinero directamente de la CIA» Justo de la Cueva, miembro de la comisión mixta de reunificación del PSOE madrileño.

[8] Trabajo publicado en la revista médica Lancet, y llevado a cabo por David Stuckler, de la Universidad de Cambridge, Lawrence King, de la Universidad de Cambridge, y Martin McKee, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, utilizando datos de organismos de la ONU, como de la UNICEF

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