86 años del bombardeo fascista sobre Guernica

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El 26 de abril de 1937, en cuestión de un par de horas, la ciudad vizcaína de Guernica quedó recudida a escombros y llamas. Una imagen aterradora como consecuencia del bombardeo fascista sobre la localidad vasca, la cual no se trataba en absoluto de un objetivo militar o estratégico; el objetivo tras el bombardeo era la desmoralización completa de la población civil y asestar un golpe sin precedentes contra el pueblo vasco. En esa madrugada, tras tres horas y media de bombardeo en las que se lanzaron entre 31 y 41 toneladas de bombas, murieron más de 1600 personas y otras 900 resultaron heridas.

Al día siguiente, el lehendakari José Antonio Aguirre denunció que el bando fascista era autor del atentado:

«Ante Dios y ante la Historia que a todos nos ha de juzgar, afirmo que durante tres horas y media los aviones alemanes bombardearon con seña desconocida la población indefensa de la histórica villa de Gernika reduciéndola a cenizas, persiguiendo con el fuego de ametralladora a mujeres y niños, que han perecido en gran número, huyendo los demás alocados por el terror».

 

Rápidamente, la Radio Nacional franquista inició una campaña de contrapropaganda y acusó a los vascos en general, y a los marxistas en particular, de incendiar su propia ciudad, en un intento desesperado por eludir la responsabilidad de Franco en la atrocidad y crueldad de haber bombardeado indiscriminadamente a civiles indefensos por medio de la Legión Cóndor de la Alemania nazi y la Aviación Legionaria de la Italia fascista. Un ejemplo que nos ayuda a comprender como opera la burguesía en su batalla ideológica y propagandística contra el movimiento comunista.

A los pocos días del incidente, una nota de prensa fue difundida en los periódicos del Estado, la cual atribuía lo sucedido en Guernica a una mezcla entre locura y conspiración de republicanos y nacionalistas vascos a instancias, por supuesto, de la Unión Soviética. La versión de que “los rojos”, en un ataque de falsa bandera, habían incendiado Guernica fue oficial en el Estado español durante décadas. Cuando la verdad tras los hechos hizo insostenible las mentiras del régimen, la historiografía burguesa y fascista basculó para que las culpas cayeran únicamente en la aviación alemana, intentando dejar impunes tanto al sanguinario dictador Francisco Franco como a Emilio Mola.

Sin embargo, de cara al exterior, la versión fascista de los hechos fue desacreditada en los primeros días por los corresponsales de prensa extranjeros. La prensa internacional se había hecho eco del crimen de guerra franquista gracias al testimonio del periodista George Steer cuya crónica del suceso apareció el 28 de abril en The Times y The New York Times:

«El bombardeo de esta ciudad abierta situada muy por detrás de las líneas duró exactamente tres horas y cuarto, durante las cuales una poderosa flora de aviones que consistía en tres modelos alemanes bombarderos Junkers y Heinkel, no cesó de arrojar sobre la ciudad unos artefactos que pesaban un máximo de 450 kilos y se calcula que más de 3.000 proyectiles incendiarios de aluminio con un peso de un kilo cada uno. Los cazas, entretanto, descendían sobre el centro de la ciudad para acribillar con sus ametralladoras a la población civil que se había refugiado en el campo. Pronto, toda la ciudad de Guernica estaba en llamas. […]

La declaración publicada por Salamanca según la cual Guernica ha sido destruida por los rojos es absolutamente falsa. Personalmente hablé con más de 20 refugiados de Guernica en los alrededores de la ciudad la noche de la destrucción […] Un periodista recogió conmigo tres bombas, las tres alemanas, con fecha de 1936. Todo el mundo sabe que en el pueblo un gran número de mujeres y niños han sido atacado en un refugio contra las bombas y es evidente que éstos no habrían ido a refugiarse en un lugar que los rojos tenían intención de incendiar… Yo estuve en Guernica hasta las 1,30 de la madrugada y en ninguna parte podía sentirse el olor a petróleo… Una gran parte de Guernica no es un montón de cenizas, sino un montón de escombros».

Así, la versión oficial difundida por el régimen franquista que atribuía la tragedia al bando republicano fue desmentida con celeridad y a los ojos de los trabajadores del mundo quedó demostrado que ese cruel episodio de la historia fue consecuencia del bombardeo de la aviación italo-alemana que apoyaba al bando franquista y seguía sus órdenes sobre el terreno.

La destrucción de Guernica y el intento de manipular la historia por parte de los fascistas es un episodio que es perfectamente extrapolable al resto de la contienda, donde continuamente se trata de revisar la historia, ya sea culpando del golpe de Estado franquista y la posterior guerra a una supuesta inestabilidad de la II República tras la victoria electoral del Frente Popular o, como vimos en la moción de censura planteada por el partido fascista VOX los pasados días 21 y 22 de marzo, a la revolución asturiana de octubre de 1934.

El fallido golpe liderado por Emilio Mola, a causa de que buena parte de las tropas optaron por mantenerse fieles a la república y al escasísimo apoyo popular, no podría haber terminado tres años después con una victoria en la guerra de no haber sido por la ayuda militar de las potencias extranjeras, de Italia y Alemania, pero también gracias a los recursos que le llegaban al bando sublevado a través del Portugal fascista de Salazar y de Gibraltar en forma de combustible enviado por la compañía estadounidense Texaco. Solo el apoyo estratégico y militar de la Unión Soviética fue lo que permitió generar las condiciones para establecer una resistencia militar sólida contra el franquismo. Una resistencia popular que sorprendió a las tropas de Mola y Franco, las cuales optaron por el terror más absoluto en forma de fusilamientos y bombardeos masivos como forma de atemorizar al valiente proletariado que se había levantado contra el fascismo.

La Guerra Civil, y la victoria del asesino Franco, que fue la victoria de Hitler, de Mussolini, del capital financiero y de la reacción mundial, impuso un régimen fascista mediante el cual se fue conformando el capitalismo monopolista de estado, se construyeron los monopolios y en torno a él se conformó una superestructura que reflejase dicho cambio en la base, dicho tránsito del capitalismo premonopolista al imperialismo. Ese Estado fue ensanchándose y estructurándose, hundiendo sus raíces en el fascismo. Una vez muerto el Caudillo, el oportunismo – hijo del capital financiero – y los fascistas dieron ligeros retoques cosméticos al Estado fascista, para mantener la obra del fascista Franco una vez muerto el tirano, condensándose todo ello en la Constitución de 1978.

El fascismo es la tabla de salvación de la reacción, de la burguesía en la crisis general del capitalismo. Y la burguesía está agarrada a dicha tabla de salvación porque es consciente que está en los estertores de su criminal régimen y de su criminal existencia. El fascismo es un poder precario, es un poder con pies de barro, hundido en el cieno de la corrupción y que está totalmente quebrado. Es la constatación que estamos en la fase histórica donde lo viejo debe terminar de morir y lo nuevo, el socialismo, debe imponerse de manera revolucionaria, por ello el fascismo es la única vía que tiene el capital financiero para mantener en pie a su sistema caduco, corrompido y quebrado.

«El peligro del fascismo para el proletariado y para el movimiento sindical clasista es un peligro permanente y creciente. La eliminación definitiva de dicho peligro sólo es posible mediante el derrocamiento de la dominación de la burguesía, mediante la sustitución de la dictadura burguesa por la dictadura del proletariado en alianza con los trabajadores del campo. Considerar el fascismo como un fenómeno temporal y transitorio, que, dentro de los marcos del capitalismo, podría ser reemplazado por el restablecimiento del viejo régimen democrático-burgués, así como negar el peligro del establecimiento del fascismo en los grandes países capitalistas es hacerse vanas ilusiones, que sólo pueden debilitar la vigilancia y la resistencia del proletariado, servir al fascismo y coadyuvar al fortalecimiento temporal de la dictadura fascista» (Gueorgui  Dimitrov, 1928).

 

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

¡NO PASARÁN!

Madrid, 28 de abril de 2023

SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

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