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La burguesía no tiene patria

La burguesía se viene llenando la boca con el discurso patriótico dirigido a los obreros que hacen posible su representación parlamentaria mediante su voto. En la realidad, la burguesía trabaja sólo con el fin de lucrarse y no duda en renunciar a cualquier principio que pregona para legislar en absoluto para su sacrosanta propiedad privada y la búsqueda de beneficio económico independientemente de la patria que dicen defender. Los intangibles son para los obreros, los tangibles para sus bolsillos.

Lo que sí debemos reconocer los comunistas es el valor de su lucha ideológica, en la que nos llevan ventaja, y con la cual desconectan a amplias capas de la población obrera de sus verdaderos intereses de clase. Pero este discurso se rompe por sus costuras como hemos podido ver en el voto en contra de la denominada Ley Ómnibus que legislaba la subida de las pensiones, el aumento del salario mínimo interprofesional y la gratuidad o los subsidios a los títulos de transporte público. Las consecuencias de esta traición afectan a más de 25 millones de trabajadores directa o indirectamente.

En esta votación se ve claramente como la patria aquí es lo de menos. Han votado lo mismo los patriotas de un lado y del otro, independentistas catalanes y abiertamente españolistas, en miras de, más tarde, desviar dinero público hacia otros menesteres donde son ellos y los entramados empresariales que defienden los que se harán con ese dinero. Los que aplicaron el Artículo 155 han votado junto a los que se lo aplicaron. Aquí se demuestra su escala de valores y la verdadera naturaleza política a la que nos tienen sometidos. La democracia burguesa sólo se sostiene mediante el engaño debido a su irreversible bancarrota.

Las denominadas derechas, esto es, las agrupaciones más declaradamente reaccionarias, no serían nada si enfrente no tuvieran a los mamporreros de la mal llamada socialdemocracia, que periódicamente sacan “líderes obreros” para participar en la guerra desde otro ángulo. La votación contra la denominada Ley Ómnibus extenderá más la precarización de las vidas de amplias capas de la clase obrera. Entre todos los partidos políticos con representación, de uno y otro calado, que no son más que empresas privadas que defienden los intereses de los monopolios, han dado una nueva vuelta de tuerca al salario real de la clase obrera, devaluándolo todavía más. Con sus componendas han dejado al descubierto que lo que más les importa es perpetuarse y también los intereses de quien defienden. La patria, el bienestar de los ciudadanos, etc. han caído una vez más en saco roto y han dejado al descubierto su verdadera naturaleza. Ya advertía Lenin, hace más de cien años, que dentro de una patria existen dos patrias, la de la burguesía y la del proletariado. La burguesía, por mucho que quiera vender a la clase obrera que si a ella le va bien a todos nos irá bien, tan sólo mira por sus propios intereses, como es natural, al ser intereses contrapuestos a los de la clase obrera y como la clase obrera mismo debe hacer contra los suyos. Por eso, la clase obrera debe tomar conciencia de sus intereses de clase y defenderlos contra toda esta violencia económica y política que se ejerce contra ella por parte de la burguesía y tener claro algo tan simple como que para que a una le vaya bien a la otra le tiene que ir mal. Son vasos comunicantes.

En el PCOE tenemos claro que nuestro objetivo es hacer evidente que la lucha económica, en este caso el voto en contra de la Ley Ómnibus, tiene un trasfondo político y de intereses de clase, no es consecuencia de una casualidad, y que ningún partido comunista debe descuidar. Desde el PCOE trabajamos a brazo partido por insuflar conciencia de clase y organización a la clase obrera para elevar cada vez más la temperatura de la lucha de clases. La clase obrera es cada vez más consciente de la necesidad de emanciparse de esa forma de poder, la democracia burguesa, que cada vez deja a más y más hermanos de clase por el camino de la precariedad y la miseria, pero no tiene todavía claro cómo y hacia dónde dirigirse por la batalla ideológica a la que le tiene sometida la burguesía. Esto puede retrasar, pero no evitará el siguiente paso que es tomar conciencia de su número y su fuerza mediante el encuadramiento en el partido comunista, herramienta indispensable para crear la vanguardia que dirija a la clase obrera a su objetivo revolucionario. Por eso, desde el PCOE, te llamamos a encuadrarte en nuestras filas para construir poder obrero y crear estructuras de organización hacia la dictadura del proletariado que debe guiar a la clase obrera hacia la construcción del socialismo, la solución automática para la clase obrera.

 

COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




Nuestra solidaridad y apoyo con los compañeros de SATE Barajas ¡Ni un accidente laboral más!

El sindicato Alternativa Sindical de Clase (ASC) ha convocado huelga indefinida en las empresas subcontratadas de Aena en el Sistema Automatizado de Tratamiento de Equipajes (SATE) tras el accidente sufrido por un trabajador el pasado 8 de enero que cayó de una plataforma y que todavía permanece en la UCI del Hospital.

Las condiciones laborales de las plantillas en materia de Seguridad y Salud en SATE Barajas, como ocurre en muchísimos centros de trabajo, provocan heridas y hasta la muerte de los trabajadores. De enero a noviembre de 2024, en el Estado español, se registraron 502.152 accidentes laborales con baja en jornada, de los cuales 3.486 fueron graves y un total de 741 accidentes mortales, son 77 más respecto a los datos provisionales de noviembre de 2023, aumentando esta cifra en un 11,6%.

La mayor parte de estos accidentes sucedieron durante la jornada laboral, ascendiendo a un total de 599 personas trabajadoras muertas durante el transcurso de su jornada de trabajo, aumentando en 64 respecto a los accidentes mortales registrados en el mismo periodo de 2023.

Estos datos son ocultados sistemáticamente por los medios de manipulación de masas, así como las movilizaciones de los sindicatos de clase y combativos que luchan contra estas condiciones laborales que arriesgan la vida de nuestros hermanos de clase. Al sistema capitalista no le importan las vidas de los obreros ni de sus familias y lo intentan ocultar constantemente.

El PCOE se solidariza y da todo su apoyo a los compañeros de Siemens Logistic, Totseriman y Oustmart, donde trabajadores y trabajadoras son sometidos a condiciones laborales semiesclavistas y que arriesgan su vida a diario, e insta a su vanguardia sindical a llevar una lucha hasta las últimas consecuencias en defensa de unas condiciones laborales dignas que solo el Socialismo podrá otorgar a los trabajadores.

 

¡Socialismo barbarie!

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE




La irreversible extinción del capitalismo

La extinción del capitalismo es una necesidad histórica que se acerca cada vez más a ser un hecho consumado. Esta obviedad se puede analizar desde un punto de vista científico y también mediante los síntomas de decadencia y del aumento de la periodicidad de las crisis y las guerras de rapiña de las que la clase obrera nunca se repone para que nos hundan en la siguiente.

Pasemos a verlo desde un punto de vista científico, esto es, objetivo. Si nos servimos del materialismo dialéctico, que es una filosofía desarrollada a partir de los escritos de Karl Marx y Friedrich Engels y que sirve de base al marxismo-leninismo, veremos que este enfoque filosófico postula que la realidad se define a través del mundo material, rompiendo así con todo idealismo. La materia fue primero que la idea, por lo tanto, todos los hechos dependen de la realidad material.

Este método filosófico explica que la evolución del pensamiento es un proceso de contradicción entre dos lados opuestos que luchan entre sí, en nuestros días entre el imperialismo, la fase actual del capitalismo en descomposición, y el socialismo, necesidad histórica por la radical desarmonía entre los medios de producción y las relaciones de producción, y cuya lucha sin remisión lleva a la negación de lo nuevo que ha de nacer, el socialismo, contra lo viejo y caduco, el capitalismo en su última fase, la imperialista, como antesala a la revolución proletaria. El socialismo niega al capitalismo y, una vez negado, se produce un salto de la cantidad a la calidad, la revolución proletaria.

Por todo esto, el capitalismo lleva en sus entrañas al socialismo debido a que su misión ha consistido en el máximo desarrollo de los medios de producción, cuyo resultado último es la automatización, tanto de la actividad puramente física como de la intelectual por medio de la inteligencia artificial. En este punto, el capitalismo niega la razón de su existencia, la explotación de la fuerza de trabajo, única fuente de extraer la plusvalía, que es la abusiva proporción de trabajo social para la apropiación privada que el capitalista se apropia a usura. Si en una jornada de ocho horas, en la primera media hora ya pagamos nuestro sueldo, las otras siete horas y media que se apropia el burgués son plusvalía.

En este punto analizaremos su fin a través de la composición orgánica del capital. Llamaremos capital variable a la fuerza de trabajo, que es la única que produce plusvalía, la esencia y fin último de la producción capitalista. Por otro lado, llamaremos capital constante a la maquinaria y las materias primas que transfieren la misma cantidad de valor a la mercancía, no generando ningún aumento. Por ejemplo, si añades dos euros en hilo para hacer camisetas en el proceso de producción, al final del proceso sólo recogeré dos euros de hilo, su valor no aumenta (capital constante). En cambio, si añado dos horas de fuerza de trabajo al proceso productivo, éstas se transformarán en un número dado de camisetas, o sea, un incremento de valor.

En el escenario actual, debido a la desmesurada competencia entre capitalistas, su tendencia siempre ha sido marchar hacia la automatización más extrema en todos los ámbitos de la producción, esto es, la sustitución de capital variable por capital constante. El capitalismo está negándose así a la única fuente de plusvalía, el capital variable, y está cavando su tumba para dirigirnos a un estadio superior, el socialismo, que es el dominio del capital constante, por el desarrollo radical por parte del capitalismo de los medios de producción que recibe el socialismo como fruta madura, y que permite la racionalización del trabajo en las relaciones de producción al desaparecer la apropiación privada del trabajo social y la anarquía productiva. Esto pasa por la expropiación de los expropiadores por parte de la clase obrera, la única que produce valor, que pone al servicio de la sociedad el fruto del trabajo social como ya vivimos en la URSS hasta 1953.

El capitalismo, al necesitar incorporar cada vez menos fuerza de trabajo al proceso productivo, añade menos valor al mismo. A la vez que se reduce la tasa de ganancia para el capitalista, que usurpa la riqueza para socializar la miseria en amplias capas de la clase obrera, éstas quedan excluidas del proceso productivo y de la oportunidad de consumir las mercancías que del proceso productivo dimanan al precarizarse su condición económica. Este círculo vicioso de la sintomatología capitalista es lo que genera las crisis periódicas, debido a la anarquía productiva y a la sobreproducción que se produce cuando amplias capas de la clase obrera quedan fuera del circuito productivo y de la posibilidad de consumir, y que cada vez son más intensas y cercanas entre sí, pero que no olvidemos nunca que son la naturaleza intrínseca de la forma de producir capitalista y el motivo por el que el sistema capitalista debe ser superado.

Los comunistas no somos ilusos. Sabemos que no podemos esperar a que el capitalismo caiga como fruta madura, puesto que nos lleva ventaja en la batalla ideológica. Sabemos, también, que cualquier cambio radical en la estructura económica, no va a llegar sin la resistencia violenta de los explotadores. Sabemos, además, que puede ocupar todo un periodo histórico, como le ocurrió a la burguesía y sus tres revoluciones, que ocuparon dos siglos, y que la revolución proletaria a nivel mundial que nos hará entrar en una nueva fase de la historia humana, no ocurrirá mañana. Ante nosotros, podrán retrasar su fin con la violencia o inventando “líderes obreros” para confundir a las masas, pero jamás podrán evitar lo inevitable. Por eso, todos estos motivos nos impulsan a trabajar con más fuerza y a anteponer la mejor arma que tiene la clase obrera a su expolio y su violencia, la organización en un partido de nuevo tipo que insufle ideología proletaria a la clase obrera y que les dé conciencia de su número y su fuerza. Esta herramienta se llama PCOE y lleva muchos años en la brecha política en la lucha continua contra el capitalismo y su Caballo de Troya contra la clase obrera, el revisionismo. Por eso, te llamamos a unirte a tus hermanos de clase que forman el Partido y luchan por acelerar el proceso de descomposición de este sistema putrefacto.

 

COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




La minoría que nos explota y deshumaniza nos culpa de nuestros males

Por enésima vez, se puede comprobar cómo el capitalismo deteriora la vida de los trabajadores. Las bajas médicas, un signo más de la inherente deshumanización de dicho sistema criminal, sirven a la burguesía para enfocar el asunto de manera falaz y evitar que la raíz del problema salga a la luz. Para la clase dominante, sus medios de manipulación de masas, sus políticos y sus sindicatos comprados con subvenciones y liberaciones, las bajas médicas son una lacra porque “generan pérdidas” y significa que hay que pagar a quien no está produciendo.

Según datos del Ministerio de Seguridad Social, las bajas por incapacidad temporal han aumentado en los últimos años, observándose un auge en los problemas de salud mental y siendo los jóvenes los que presentan un número de bajas tan elevado que duplica a las de los mayores de 55 años. Los menores de 25 años son los que registran un mayor aumento por dolencias relacionadas con la salud mental.

Para comprender el fenómeno, se ha de echar un vistazo a la situación socioeconómica. The Economist ha coronado a España como la mejor economía de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), hablando de datos relativos al PIB, el desempleo, el déficit público o la inflación, y es un buen ejemplo de cómo “los expertos” manejan los datos de manera tan ponzoñosa, promoviendo sesgos que solo tienen en cuenta las ganancias de una minoría parásita, y dejan a un lado las condiciones lamentables en las que vive la mayoría de la población que hace posible esos “milagros económicos” que solo están en manos de la clase poseedora.

En lo referente al PIB, que mide la relación de las mercancías y servicios producidos con el consumo, cabe señalar que en 2023, y solo teniendo en cuenta los datos de Hacienda hasta junio de dicho año, las empresas privadas recibieron 7.856 millones en subvenciones, concentrándose sobre todo en 100 grandes empresas. Mientras tanto, el Ingreso Mínimo Vital (IMV) apenas ha llegado a aquellos a quienes se les niega el trabajo o se encuentran en condiciones de pobreza severa. Recordemos que, respecto al IMV, el Gobierno habla de 950.000 hogares que necesitan apoyo económico, pero solo llega al 36% de esa cifra, habiendo casi tres millones de trabajadores en pobreza severa.

¿Qué significan los datos anteriores? La clase obrera produce toda la riqueza, pero es el burgués quien se la apropia mientras los asalariados reciben un mínimo de lo que han generado, y hay que tener en cuenta, como ya resumimos en un comunicado anterior, que ha aumentado el trabajo a tiempo parcial, el número de obreros que caen en empresas de trabajo temporal, los despidos en periodo de prueba y los contratos fijos discontinuos han experimentado un aumento descomunal, casi la mitad de los jóvenes tiene un contrato temporal, etc. Por tanto, con la precariedad baja el consumo a pesar de haber abundancia, pues se reduce la capacidad de compra.

Los hogares reciben un nivel tan bajo de falso apoyo económico por parte de las instituciones porque éste se destina a retrasar las crisis por sobreproducción en cierta medida, pero no interesa tanto la austeridad de esos hogares con una ínfima capacidad de compra, pues tienen un consumo relativamente pequeño y destinado a la supervivencia (alquiler/hipoteca, facturas, comida, gasolina, etc.); son más rentables las compras en masa de las empresas y por eso éstas reciben infinitamente más. Las pymes son clientes de las empresas más grandes, así que los grandes explotadores que manejan el Estado transfieren dinero público a pequeños explotadores de forma estratégica, para asegurar la compra de sus productos y servicios, ya que estos pequeños explotadores son más propensos a desaparecer con los golpes del mercado y los grandes parásitos perderían dinero. Por otro lado, obviamente, enviarán a sus propios bolsillos todos los recursos públicos que puedan, para pagar escuálidos salarios y obtener materias primas y herramientas sin tanto impacto en sus cuentas, y así seguir asegurando su dominio y evitando la caída tanto tiempo como sea posible. De modo que los datos del PIB no son lo que nos quieren hacer creer.

El déficit público ha aumentado hasta situarse en más de 1,6 billones. Este hecho está relacionado estrechamente con lo explicado anteriormente. El Estado burgués sólo tiene la función de reprimir a la clase obrera, crear leyes para blindar el dominio burgués, gastar en servicios e infraestructuras que puedan mejorar la movilidad de la mano de obra, la circulación de mercancías y la eficiencia de la productividad de la que se apropian los burgueses, y generar un escudo monetario para resistir las embestidas de las crisis, las cuales caen en las espaldas de la clase obrera, que verá cómo la carga de trabajo aumenta y arrecia la explotación, es decir, recibe menos por mayor cantidad de trabajo.

En cuanto a la inflación, el consumo ha caído a su nivel más bajo de los últimos 20 años. Cabe recordar que, según los últimos datos de Eurostat, el 26% de la población española se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, y casi la mitad tiene dificultades para llegar a fin de mes, según el XIV Informe ‘El Estado de la Pobreza en España’ de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES). Además, solo un tercio de los contratos indefinidos se alarga más de año, según datos del Observatorio Trimestral de Empleo, y según datos del SEPE, el 36% de los temporales no pasa de 7 días y solo un 5% llega a fijo.

En referencia a la salud mental, y a la manera en que se manifiestan las dolencias reflejadas, resalta el hecho que el 34% de la población en España presenta problemas de salud mental, siendo un 62% los que sienten estrés a menudo. Hay un aumento del uso de medicación para tratar este tipo de patologías y las principales causas señaladas por los encuestados son: sufrimiento psicológico general (34%), los problemas económicos (28%) y el aislamiento social (25%).  Un 20% de la población sufre soledad no deseada, afectando en mayor proporción a jóvenes y mujeres. Casi la mitad de la población, según el Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024 de la Fundación ONCE y Fundación AXA para el Observatorio SoledadES, ha sufrido este problema en alguna etapa de su vida o lo siente ocasionalmente en el presente.

Cae por su propio peso la mentira de que los trabajadores fingen o exageran sus males. En primer lugar, lo vemos después de comprobar la grave situación por la que pasa la clase obrera, que ve sus condiciones de vida en un estado cada vez más deplorable. Demasiados trabajadores, en activo o no, sufren con creces las consecuencias de la espiral de deshumanización y miseria que trae consigo, inevitablemente, el criminal capitalismo. Las cifras de obreros con dolencias y que apenas consiguen seguir remando cada mes, superan con holgura las bajas médicas que preocupan a los parásitos dueños de los medios de producción. En segundo lugar, se puede observar que se manifiestan problemas de salud mental por el hecho de estar desempleados o con un trabajo a tiempo parcial, siendo la tasa de trastornos mentales del 11,5% para el primer caso, y del 16% para el segundo, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Genera una gran incertidumbre no contar con un sustento o percibir el ridículo salario que se ofrece en una jornada parcial, teniendo en cuenta que no se elige ni lo uno ni lo otro, sino que los puestos de trabajo dependen únicamente de lo que necesita el burgués. Pero la cosa no acaba ahí: entre los asalariados con contrato indefinido la tasa de trastornos mentales es del 12%, con contratos temporales presentan entre el 14% y 15%, y la tasa es aún mayor en el caso de quienes tienen un trabajo esporádico (17%).

Los datos anteriores indican el malestar generado por la falta de trabajo, los escasos horarios laborales, el empleo inestable y las condiciones de trabajo, aunque éste tenga una supuesta estabilidad. Está claro que la preocupación de la clase obrera radica, en este sentido, en la falta de seguridad económica con todo lo que ello conlleva y el impacto que tiene en todas las áreas de su vida, deseando trabajar e incluso ampliar las horas de contrato. ¿Qué sentido tiene hablar de asalariados que, supuestamente, pretenden “cobrar por nada”? Pues con ello la burguesía consigue poner el foco en un sesgo muy extendido que consiste en propagar la idea de que hay una gran mayoría de vagos. Sin embargo, cada día están disponibles todas las mercancías y servicios que necesita la sociedad, aunque no podamos acceder a ello. ¿Acaso se realizan solos? Es evidente que la clase obrera, gran mayoría de la población, lo hace posible. Esa idea de trabajadores “vagos” no se sostiene, pues no habría nada funcionando. Y por otro lado, precisamente procuran generar esa idea aquellos que ganan dinero sin hacer nada, es decir, la burguesía, que de hecho se dedica a parasitar los frutos del trabajo ajeno para convertirlos en dinero para su bolsillo y chupando hasta la última gota de sangre a la clase obrera, la cual es para ellos mano de obra de usar y tirar.

En tercer lugar, el 68% de los trabajadores con problemas de salud mental sigue trabajando y no solicitan la baja médica, según el último estudio de Obertament. ¿No había un deseo de librarse del trabajo y cobrar? Lo que existe es un deseo de librarse de aquello que genera los males, que no es más que el sistema capitalista que ahoga y convierte a los trabajadores en máquinas que solo tienen permitido existir si dan ganancias a una minoría parásita. El trabajo no está orientado a las necesidades humanas, ni se obtiene lo que corresponde por el tiempo de trabajo; todo se destina al lucro de quienes no trabajan pero se han apropiado de los medios de producción.

Es evidente que, en un mundo donde se agudizan cada vez más las contradicciones del capitalismo, llevando a la clase obrera a un agotamiento progresivo, un aumento del individualismo y el sentimiento de ser “ajenos” unos a otros, va llevando a la desesperación y a mermar la calidad de las relaciones, ya que se emplea demasiada energía en sobrevivir en un entorno donde la prioridad es ser usados como mano de obra para dar ganancias a unos parásitos. Desde las condiciones del lugar donde se reside, la educación familiar, la educación formal y el mundo laboral, todo va encaminado a grabar a fuego la idea de que todo está hecho para la ganancia, todo es una competición y una comparación. La medida del valor como humanos, según el capitalismo, es alcanzar sus delirantes y acientíficas ideas de éxito y el cumplimiento con una serie de metas que “indican” si la vida ha sido “de provecho” o no. Las necesidades humanas se distorsionan y queda cada vez más claro que las fantasías burguesas caen, debido a su inevitable y progresiva bancarrota, como un castillo de naipes, con lo cual genera malestar y desesperanza al comprobar que son irrealizables, pero enseñan a interpretarlo como una incapacidad por parte del proletariado. Su relato es que la clase obrera es la causante de sus propios males. Nada más lejos de la realidad.

Son tangibles, de manera más explícita, los intentos de la burguesía para tergiversar la realidad en repugnantes artículos que insinúan que los trabajadores intentan eludir el trabajo y obtener retribución sin hacer nada, o que se quejan de manera excesiva por “asuntos menores”. Según la clase dominante y sus voceros, conseguir la incapacidad temporal es una manera de camuflar unas vacaciones.

Por si fuera poco, sinvergüenzas como Pepe Álvarez, que sigue encabezando un sindicato de la patronal en el que se enriquece a costa de engañar a los trabajadores, dijo hace poco en una entrevista que la culpa del absentismo laboral lo tiene la sanidad pública, porque no puede atender lo suficientemente rápido, apostando este deleznable parásito por fortalecer las mutuas y dar recursos públicos al sector privado, donde los burgueses llenarán más sus bolsillos con una necesidad. En su ponzoñoso y absurdo discurso echa la culpa a un sistema sanitario que colapsa porque los empresarios que tienen el Estado en sus manos desvían cada vez más recursos a sus manos y la desmantelan cada año más. Pepe Álvarez no señalará al capitalismo ni a esa minoría criminal que explota a la gran mayoría. He ahí otro ejemplo de la tergiversación de los hechos que necesita la minoría parásita para ganar la batalla ideológica.

La clase obrera solo puede romper las cadenas si se le insufla conciencia de clase y comprende que todo gira alrededor de la lucha de clases. Todos los esquemas sesgados que venden no son más que las ansias de la burguesía por mantener a los obreros encadenados al capital, al crecimiento cada vez mayor de las riquezas que se van concentrando en unas pocas manos. No hay sujetos aislados, pues el trabajo es social y toda producción y servicio están interrelacionados. No se solucionarán los problemas de la sociedad de manera individual, ni dejándolo en manos de los representantes de los intereses del capital (los políticos de los parlamentos, sirvientes de la burguesía) ni del Estado burgués. Solo poniendo el foco en la raíz del problema, que es este sistema reaccionario que solo genera miseria y barbarie, será posible superarlo y alcanzar el auténtico desarrollo humano, con los medios de producción y la ciencia en las manos correspondientes, es decir, en manos de la clase desposeída que genera todo. Solo la clase obrera produce la riqueza, pero sufre el robo de sus productos día tras día, y es por ello que debe comenzar una auténtica lucha por la emancipación obrera uniéndose en el sindicalismo de clase, y creando un Frente Único del Pueblo donde todas las luchas se conviertan en una fortaleza contra sus enemigos de clase: la burguesía. Ese será el germen para presentar batalla al capital y llegar a tantos hermanos de clase como sea posible, para superar esta dinámica de robo y deshumanización por parte de una minoría, y alcanzar los proletarios, la gran mayoría de la población que produce todo lo que existe en la vida en sociedad, el poder político. Hay que construir una democracia obrera; luchar por el socialismo.

 

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE




¡Socialismo o Barbarie!: El Legado de Luxemburgo y Liebknecht

Este año, la tradicional manifestación en memoria de los camaradas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht ha reunido a decenas de miles de comunistas que marcharon por las calles de Berlín. Como es habitual, la jornada ha estado marcada por la brutal represión policial y la rabiosa violencia contra los militantes comunistas, demostrando nuevamente el carácter de clase del Estado burgués y de sus criminales instituciones.

Tanto el Bloque Rojo como el Bloque Palestino fueron atacados en repetidas ocasiones con puñetazos, patadas, gases lacrimógenos y spray de pimienta, lo que provocó que cuatro asistentes tuvieran que ser rápidamente hospitalizados. Además, 35 personas fueron detenidas y han sido denunciadas por defender la resistencia del pueblo palestino. Así actúan los perros de presa de la burguesía y del gobierno socialfascista que hoy lidera el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), quienes tienen las manos manchadas de sangre. El Estado alemán busca resquebrajar el compromiso con Palestina y se reafirma como un enemigo directo del proletariado internacional al sostener con sus políticas los regímenes genocidas y criminales como el de Israel.

Hoy como ayer, el gobierno del SPD se demuestra como el mejor garante de los intereses del capital alemán. En su día, Friedrich Ebert y Gustav Noske recurrieron a las milicias paramilitares fascistas de los Freikorps para frenar la Revolución Espartaquista y asesinar vilmente a Luxemburgo y Liebknecht. Hoy, la socialdemocracia alemana se revela nuevamente como lacayo del imperialismo, del fascismo y la contrarrevolución. La historia demuestra que la socialdemocracia no es una aliada del movimiento obrero, sino su principal verdugo en nombre del capital y del actual orden burgués.

Es remarcable, además, que este episodio de represión se produjo con tan solo un día de diferencia de los brutales ataques policiales contra los miles de manifestantes que trataron de detener el Congreso de AfD en Riesa. Este partido fascista ya se posiciona según las encuestas como la segunda fuerza de cara a las elecciones y encuentra en la socialdemocracia un terreno fértil para su óptimo crecimiento. Nuevamente, el gobierno del SPD dirige sus esfuerzos para atacar al movimiento obrero organizado y le allana el camino al fascismo, el cual representa una amenaza directa para la clase obrera y los trabajadores inmigrantes que están en el punto de mira de sus discursos reaccionarios.

Sin duda, las fuerzas del orden burgués en Alemania temen el crecimiento y la organización del movimiento comunista, pues es la única fuerza que ofrece una alternativa real para acabar con la explotación asalariada, la militarización impulsada por la OTAN y el crecimiento del fascismo abierto que hoy se encarna en AfD. En este contexto, la lucha encarnizada de las masas trabajadoras contra el enemigo de clase es una cuestión de supervivencia.

Hoy en Alemania es un crimen apoyar la valiente causa del pueblo palestino, mientras que los sionistas gozan de toda la libertad burguesa para perpetrar un genocidio sin consecuencias. El gobierno socialfascista que lidera el SPD ha sido un lacayo de la guerra imperialista, de los presupuestos militares de la OTAN y del envío de armas a los regímenes fascistas de Ucrania e Israel. Su subordinación a la maquinaria bélica imperialista es el estigma de la socialdemocracia, pero su represión no podrá silenciar la solidaridad internacionalista.

La lucha por el socialismo no es simplemente una necesidad histórica, sino una tarea urgente para el proletariado internacional. Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht seguirán siendo para siempre símbolos de la resistencia revolucionaria y su legado ilumina la conciencia de quienes hoy buscan el camino de la guerra contra la burguesía y la legítima emancipación de todos los pueblos del mundo. Frente a la represión, la explotación, el fascismo y la guerra, el movimiento comunista, guiado por la ciencia del socialismo científico y el marxismo-leninismo, se erige como la única esperanza de un futuro libre de barbarie.

 

¡VIVAN LOS CAMARADAS ROSA LUXEMBURGO Y KARL LIEBKNECHT!

¡VIVA PALESTINA LIBRE!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

 

Madrid, 14 de enero de 2025

 

SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




La bota del capitalismo aprieta al Servicio de Ayuda a Domicilio en Madrid

Las/os trabajadoras/es del SAD (Servicio de Ayuda a Domicilio) han iniciado una serie de paros exigiendo un aumento del salario acorde al nuevo convenio, así como el cumplimiento de la legislación sobre riesgos laborales para el trabajo doméstico. El trabajo del SAD comporta una necesidad para la sociedad, puesto que las personas en necesidad de ayuda o en condición de dependencia son una constante, el deterioro de estos servicios y similares refleja la naturaleza inhumana del capitalismo, cuya necesidad máxima es la explotación más feroz, explotación que se traduce en la miseria más absoluta para la clase obrera. El sueldo de los servicios SAD no alcanza el SMI siendo de unos 790€, además de que este servicio se ha privatizado con el tiempo, siendo antes algo que era una mayor responsabilidad del ayuntamiento de Madrid ahora está gestionado por más empresas privadas.

Sumado a la degradación de las condiciones de trabajo está la pésima gestión y apatía del Estado para con las personas en necesidad de estos servicios, en su mayoría mayores, puesto que el baremo utilizado para determinar el grado de dependencia, el cual determina el derecho a solicitar ayuda, es un cauce burocrático inconsistente y desligado por completo de las personas en situación de dependencia. Una ayuda que debe solicitarse a través de un formulario a través de registro electrónico, presentación de documentación adicional y en caso de ser mayor disponer de una copia de la solicitud para su valoración de dependencia, lo que viene a ser algo simple y sencillo para una persona mayor. A consecuencia de este baremo 900.000 personas han fallecido en las listas de espera en los últimos 18 años, según recoge el informe de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes, es decir, que una media de 50.000 personas al año han muerto a causa de la pasividad administrativa, tanto del ayuntamiento de Madrid como del Estado Español.

¿Qué podemos hacer ante tal situación? Nuestra actual sociedad es una sociedad dividida en clases sociales, la capitalista, aquella que posee los medios de producción y el aparato del Estado, y la proletaria, aquella que se ve forzada a vender su fuerza de trabajo (energía mental y física) para poder vivir. Es en este contexto donde nace el capital, el dinero que se transforma en más dinero. ¿Cómo? A través de un exceso de tiempo de trabajo, esto es, la aplicación de un tiempo mayor al socialmente necesario (tiempo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo a lo largo del tiempo), extrayendo plusvalía del exceso de trabajo. Esta realidad se extiende a toda actividad productiva, desde un servicio social como el SAD hasta una cadena de montaje. Es así como el capitalismo vive a costa del trabajo ajeno, siendo esta su naturaleza, su esencia, inalterable por cualquier cambio político dentro del Estado y sus instituciones. A través de este análisis podemos ver que nuestra existencia gira en torno a una lucha de clases.

La naturaleza del trabajo, que exponemos brevemente, nos da una idea de qué comporta esta forma concreta de trabajo en la sociedad. La clase proletaria, tarde o temprano procura luchar por sí misma, por sus intereses, buscando mejoras en el trabajo, ya sea el aumento de salarios, reducción de la jornada laboral, disminución de la edad de jubilación, etc., la cuestión aquí es que la lucha espontánea de la clase obrera mantiene su condición de clase obrera, porque se limita a luchar por su realidad económica inmediata, algo lógico, ¿qué ocurre entonces? Que la contradicción de la cual vive el capitalismo se mantiene intacta, esta es la contradicción entre la propiedad de los medios de producción y la clase obrera, desposeída de estos medios, y condenada a vender su tiempo y energía a cambio de poder tener unas condiciones de vida ciertamente lamentables, como bien nos muestra la incapacidad por acceder a una vivienda, las interminables listas de espera, el aumento de precios a causa de la inflación, o en este caso concreto, el deterioro de servicios sociales fundamentales para muchas personas en condición de dependencia o ayuda.

¿Hacia dónde debe dirigirse la lucha? Los comunistas, conscientes de la situación de deterioro general del capitalismo, comprendemos que la lucha debe enfocarse al fin de acabar con el sistema mismo, enfocarse a construir un nuevo sistema que expropie los medios de producción de las manos de los explotadores, que luche contra los farsantes que pretenden mostrar al capitalismo como el único sistema «funcional», contra toda forma edulcorada de explotación y contra toda supuesta salvación que no venga de la mano de un cambio radical en la estructura económica. La lucha económica, sindical, es una expresión de las contradicciones de clase, presente en cada segundo de nuestro día a día, pero su existencia, pese a ser justa y lógica, debe evolucionar, levantar la cabeza y ver el horizonte de posibilidades que existen más allá de la explotación a la que nos condena el sistema.

La lucha sindical debe concebirse como una parte fundamental de un todo, de la lucha de clases, pero no únicamente como la lucha principal, como el núcleo de toda actividad política, por ello, desde el Partido Comunista Obrero Español (PCOE), insistimos a los trabajadores a organizarse en los sindicatos de clase adscritos a la Federación Sindical Mundial (FSM) en el Estado español, siendo (ASC) Alternativa Sindical de Clase el sindicato de clase de la FSM más consolidado en España. Conscientes de que el mal que habitamos es consecuencia del sistema capitalista, de su lógica y funcionamiento, y que dentro del mismo debemos concebir las luchas en todas sus vertientes, no solo la económica. Es hora de que comencemos a construir un mundo nuevo y enviemos al vertedero de la historia al sistema capitalista, y para ello es fundamental la organización, no solo por nuestros intereses económicos fundamentales, sino por nuestra condición como seres humanos.

 

¡TRABAJADORAS/ES ENGROSAR EN LAS FILAS DEL SINDICALISMO DE CLASE!

¡ENFOQUEMOS NUESTRA FUERZA CONTRA EL SISTEMA CAPITALISTA!

¡LUCHEMOS POR UN MUNDO NUEVO!

Célula Felipe Lara del PCOE en Madrid




El racismo es inherente al capitalismo

Recientemente, hemos conocido en Sevilla el enésimo acto de racismo por parte de las instituciones burguesas que acaba en desgracia. Un hermano de clase de origen senegalés fue perseguido por la policía y acabó ahogándose en el río. Aún no se han aclarado los hechos, pero la versión oficial tiene múltiples lagunas y el relato no se sostiene, pues fue perseguido durante más de un kilómetro por, simplemente, vender artículos como mantero en la vía pública. La policía define como “sorpresivo” su comportamiento.

Teniendo en cuenta únicamente algunos hechos recientes del pasado año, podemos ver que una plataforma en Bilbao denunció actos violentos y totalmente desproporcionados por parte de los cuerpos policiales hacia los manteros, los cuales sufren persecuciones constantes. También un grupo de migrantes que no representaban ninguna amenaza, fueron apaleados sin motivo en Valladolid. En el barrio de Lavapiés fueron tratados con violencia por parte de las “fuerzas del orden” sin ninguna justificación. También en Madrid, 50 migrantes encerrados en el Centro de Internamiento para Extranjeros denunciaron abusos de la policía. Conociendo estos casos, y muchos otros, no parece ninguna “sorpresa” que el obrero de origen senegalés, que se dedicaba a la venta ambulante para sobrevivir, huyera.

España es uno de los países donde más controles se realizan por razones étnicas, según la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Incluso la ONU, organización supranacional que solo sirve para que la burguesía finja “valores democráticos” mientras comete sus atrocidades en el mundo, se ha visto obligada a denunciar el racismo en España en más de una ocasión pero, como podemos observar, son solo palabras.

En cuanto a las fuerzas represivas del estado, cabe recordar que van de la mano con organizaciones abiertamente fascistas, como Desokupa, e incluso se destinan recursos públicos para que dicha manada de alimañas entrene a las fuerzas represivas del Estado. De hecho, las bestias del capital financiero pueden manifestarse tranquilamente en la calle contra el colectivo LGTBI, pueden homenajear a la División Azul, pueden organizar marchas con cánticos fascistas, líderes de España 2000 son condecorados por su “colaboración en seguridad ciudadana”, se aceptó la inscripción del grupo fascista Núcleo Nacional, que incluso estaba siendo investigado por la policía; un empresario ha atropellado a varios obreros migrantes que se quejaban por sus condiciones laborales y no fue detenido; un profesor de la academia de la Policía Nacional es claramente nazi y niega el holocausto en sus clases, y como consecuencia hay una sanción ridícula;  el partido Falange Española es legal, y así un largo etcétera. En ningún caso de los que hemos mencionado han tenido que huir de la policía.

¿No indica todo esto que los cuerpos de seguridad del Estado burgués son, y deben ser, necesaria y extremadamente reaccionarios para ejercer su labor de protección de los intereses de la clase dominante?

La función de la policía no es otra que defender el orden capitalista, y a dicha clase criminal se deben. Abiertamente se dedican incluso a proteger, como si de su guardia personal se tratara, a infames personajes como Florentino Pérez. Pero no ejercen su labor tan abiertamente, sino que podemos verlo cuando la clase obrera sale a protestar, y estos agentes de la patronal se alinean frente a los trabajadores, en defensa del empresario, para cargar contra ellos, apalearlos, multarlos e incluso detenerlos. Podemos verlo cuando señalan como foco de delincuencia los barrios pobres, pero no a quienes tiene los medios de producción en sus manos, generan sufrimiento y miseria a la mayoría de la población que se encarga de generar la riqueza, y forman parte de organizaciones terroristas como la OTAN, pudiendo organizarse tranquilamente la reunión de los criminales que la componen en sedes institucionales.

La policía acata lo que diga la monstruosa legalidad burguesa. No se trata de “protección del ciudadano”, sino de los intereses burgueses. Si te roban la cartera o se meten en tu casa para quitarte alguna pertenencia, intentarán perseguir a quien lo ha hecho porque deben preservar un orden y evitar el caos que perjudique a la organización de la sociedad burguesa, no por justicia o por reconducir a aquellos que lo han hecho, aunque así puedan llegar a creerlo muchos de estos uniformados. Si eres pobre y no puedes pagar tu casa, el enemigo del orden eres tú y se te debe desalojar, es decir, los dueños del banco pueden robarte tu casa con toda legitimidad y seguir lucrándose.

Si alguien agrede a una persona sin hogar, puede ser detenido o sancionado, pero la policía no hace nada por esa persona que está en la calle por culpa de esa minoría parásita que genera toda la pobreza. Igualmente, si alguien en situación de extrema pobreza se mete en una casa deshabitada por ser enésima propiedad de un rentista que quiere sacar beneficio de una necesidad, o es propiedad de los criminales bancos, o incluso si es una casa abandonada, se convierte en delincuente. Sin embargo, una minoría de chupasangres puede tener infinidad de propiedades para lucrarse, echando de sus casas a quien sufre las peores consecuencias del capitalismo, pero ocurre que son legales y un ejemplo del buen manejo del capital.

 

Para el caso que nos ocupa, cabe mencionar que cuando la policía detiene a empresarios que explotan a obreros migrantes en situación irregular no es porque se les quiera librar de la explotación y detener a unos “malvados”. Si así fuera, todos los grandes empresarios estarían detenidos, y se prohibiría ser dueño de una empresa sin importar si es grande o pequeña, puesto que todo el que tiene un trabajo asalariado, de manera legal o ilegal, está siendo explotado, ya que el burgués se beneficia de su trabajo mientras le da un mínimo para que reproduzca su capacidad de trabajar. Es decir, el empresario en cualquier caso está comprando nuestra fuerza de trabajo y es lo que le da como retribución, la cual está lejos de ser lo que producimos. La razón por la cual se detiene o se multa en los casos ilegales, es porque no están registrados para que el Estado burgués pueda sacar provecho de esa explotación; si no puede controlar a esa empresa, se considerará que ese burgués concreto intenta lucrarse del trabajo ajeno haciendo “trampas” (cosa a la que no dejan de recurrir, sobre todo, los burgueses más poderosos) y no lo van a permitir.

La persecución a los manteros tiene dos objetivos. Por un lado, como en el caso anterior, no se permite tener ninguna actividad económica si el Estado burgués no la tiene registrada para sacar beneficio económico de ella. Si un obrero intenta sobrevivir como puede porque se le niega el trabajo, o éste no proporciona suficiente remuneración, tiene prohibida toda actividad que derive en “economía sumergida”. Por otro lado, el racismo y la demonización de los obreros migrantes como “causa” de los problemas económicos son necesarios para la dictadura del capital. El sistema capitalista está en bancarrota y debe colocar falsos enemigos en el imaginario colectivo; poner el foco en las víctimas y las consecuencias de la miseria que genera la clase dominante, pues para ésta es menester engañar a los obreros más atrasados ideológicamente y crear falsas polémicas que no llevan a ninguna parte. La burguesía no puede permitir que su forma de vida parasitaria sea descubierta e identificada como raíz de todos los males de la sociedad.

Los auténticos criminales, esa minoría que tan gigantesco daño hace a la gran mayoría de la población, pueden estar tranquilos, pues el Estado está bajo su control. Nadie les perseguirá. En cambio, proletarios como Mahmoud Bakhoun tienen que ser odiados, perseguidos y acabar asesinados por el Estado burgués.

El declive del imperialismo es cada vez más notable, y es por ello que el agotamiento de la clase obrera que ya no confía en la infame y manipuladora socialdemocracia, combinado con las políticas de pauperización y la escalada bélica, llevan al auge del fascismo, que ve allanado el camino por los oportunistas que se hacen llamar “izquierda”. El socialfascista Pedro Sánchez, cabecilla del enésimo y reaccionario gobierno al servicio del capital financiero, dijo el pasado agosto que es imprescindible deportar a los migrantes que lleguen de manera irregular, metiendo de manera forzada en el discurso una falsa preocupación por las mafias que se dedican a traer a los “ilegales”. No nos hablará de las auténticas mafias a las que él sirve; esa clase social que, con su economía de mercado y parasitación de los frutos del trabajo, destroza vidas dentro y fuera del país donde vivimos, forzando con su sistema de barbarie y miseria la migración de la clase obrera del sur global en busca de una oportunidad, la cual se juega la vida para verse señalados como un problema precisamente por aquellos criminales que los causan.

Tampoco dirá el socialfascista lacayo de los monopolios que esa defensa de la “inmigración legal” se debe a que necesitan mayor mano de obra para una esclavitud asalariada más insoportable, pero en regla. Se ocupará mayor cantidad de puestos precarios, el Estado burgués recaudará más dinero de las rentas del trabajo y le servirá como mayor escudo frente a las inevitables crisis venideras. A la vez, preparan cada vez más el terreno para enfrentarnos entre nosotros y desviar la atención con interpretaciones falaces de la realidad. Saben que la ausencia de una clase obrera consciente es lo que garantiza su poder. ¡Rompamos el círculo!

Este caso de asesinato no será el último. Debemos dejar de dividirnos en colectivos; la clase obrera no tiene intereses separados. La raíz de todos nuestros males se encuentra en una minoría que se apropia de los frutos de nuestro trabajo y convierte las necesidades en su lucro, usando su aparato de represión, es decir, el Estado, para reprimirnos de la manera que sea necesaria para defender sus intereses, quedando siempre impunes. Todos aquellos obreros conscientes deben dar un paso hacia la organización proletaria; debemos unirnos en un Frente Único del Pueblo que aglutine todas las luchas en una; en un solo puño contra el capital. Solo comenzando a luchar organizados como clase puede hacer posible que rompamos con este sistema criminal; el capitalismo debe ser superado. También es crucial presentar batalla en el dominio principal del patrón y unirnos fortaleciendo el sindicalismo de clase. Debemos alcanzar una auténtica posición de fuerza para construir una democracia obrera; para construir el socialismo.

 

¡Socialismo o barbarie!

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE




El doble rasero

El Estado español actual es heredero del Estado del asesino Franco, el cual mantiene su esencia y sus estructuras fascistas del régimen impuesto por el golpista tirano aupado al poder por la banca, terratenientes, Iglesia Católica, los estados fascistas italiano y alemán dirigidos por Mussolini y Hitler y, cómo no, sostenido por los “demócratas burgueses” norteamericanos y sus lacayos europeos, desde la década de los 50s del siglo pasado que, sin duda, son unos auténticos reaccionarios.

Por consiguiente, el actual Estado español que es el Estado franquista con una mínima cosmética que el paso de las décadas ha ido borrando, refleja dicha continuidad en el Ejército, la judicatura, las fuerzas represivas y los partidos políticos del capital – todos ellos defensores del Estado franquista – evidenciando su continuidad. Por ello, en tanto la esencia del Estado español son los principios del franquismo, son lógicas las “simpatías” por el fascismo.

Ello se visualiza en la impunidad del fascismo, de la reacción y la persecución sin cuartel contra la clase obrera y su única ciencia emancipatoria, el marxismo-leninismo.

Así, no debe sorprendernos la impunidad que tienen los ladrones y delincuentes burgueses, que como Zaplana aun siendo condenado goza de la más absoluta impunidad, mientras que comunistas como Manuel Pérez Martínez (Arenas) se pudren en la cárcel. Mientras los fascistas campan a sus anchas delinquiendo como si no hubiera un mañana, la clase obrera sufre inmisericordemente la represión del Estado a través de sus políticos, jueces y policías. Y es que para el Estado español y sus sicarios de los medios de comunicación a nómina de los capitalistas que prostituyen cotidianamente la profesión periodística, los terroristas fascistas, genocidas, son denominados “demócratas” y, por el contrario, toda acción de la clase obrera dirigida a su emancipación o, ni tan siquiera a ello sino a repeler la violencia reaccionaria del capital, son señalados como “terroristas” y masacrados no sólo por su prostituida prensa sicaria, sino por sus jueces y fuerzas represivas.

Y puesto que “el fascismo es el poder del capital financiero”, es hacia donde tiende la dictadura de la burguesía en el imperialismo, cada vez de una manera más franca y abierta, siendo la última tabla de salvación que tienen los monopolios, tiene un carácter de clase y, también, un ámbito mundial. Por ello, los autodenominados “demócratas” no dudan en el plano internacional, de manera cada día más abierta, en reivindicar el fascismo y, consecuentemente, el anticomunismo más feroz no sólo declarándose como tales, por ejemplo, la UE o los EEUU, sino apoyando sin fisuras a fascistas genocidas y asesinos como Netanyahu o Zelensky.

El imperialismo se encuentra en bancarrota y únicamente se puede sostener mediante la guerra, el genocidio y la opresión inmisericorde del proletariado, máxime con el desarrollo de la automatización, que ya no se corresponde con la base económica imperialista, sino que corresponde a una base económica superior, la socialista. La humanidad – que es el proletariado de todo el mundo – únicamente tiene una salida, acabar con el imperialismo y construir el socialismo como paso previo al comunismo. Sin duda hoy la consigna que prevalece es clara: ¡Socialismo o barbarie!

 

COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




El privilegio de vender a la clase obrera

La mal llamada Transición Española fue una estafa flagrante a la clase obrera que permitió mantener el dominio de la oligarquía financiera intacto, poniendo un disfraz al Estado fascista, manteniendo incólumes el ejército, la judicatura, en definitiva, la maquinaria del estado franquista.

En el ámbito sindical, el sindicato vertical mutó en la bicefalia CCOO-UGT al objeto de barnizarlo “democráticamente”, un modelo sindical con una ínfima afiliación subvencionada por el Estado de los capitalistas para que cumplan con su cometido: vender a la clase obrera y garantizar la política económica de la patronal.

El estado burgués es el instrumento de opresión de la burguesía contra el proletariado, por tanto CCOO y UGT, que son un apéndice del Estado reaccionario español, forman parte de ese instrumento de opresión contra el proletariado para garantizar el dominio de los capitalistas y, consecuentemente, son enemigos jurados de la clase obrera.

El estado capitalista español, la UE y toda institución imperialista, no solo son yugos sobre el cuello del proletariado, sino que mientras pervivan la clase obrera está condenada a la miseria, a la explotación. Por ello, la clase obrera debe mandar a todas las instituciones burguesas al estercolero de la historia y, consecuentemente, también a sus apéndices corrompidos hasta el tuétano como CCOO y UGT.

 

¡Fortalece el Partido Comunista Obrero Español (PCOE)!

COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)