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La agresión de Linares no es un caso aislado

El pasado viernes 12, en torno a las 18:30 de la tarde en la localidad de Linares (Jaén), dos policías fuera de servicio (concretamente un subinspector de la Comisaría de Linares y un agente) agredieron en plena calle a un hombre frente a su hija menor de 14 años, la cual también fue golpeada. Una mujer que pasaba por allí en ese momento también fue agredida por estos energúmenos. Este hecho fue grabado por familiares de las víctimas, así como algunos viandantes que subieron los videos por diferentes redes sociales, por lo que algunos medios de comunicación a nivel nacional se hicieron eco del mismo.

En uno de los videos, grabado por el cuñado del hombre agredido, uno de los agresores reconoce y justifica la paliza delante de sus compañeros policías (que se muestran totalmente pasivos ante las burlas y bailes que este realiza a los vecinos que le increpan su proceder) afirmando (sabiéndose impune de sus actos) que “nos ha buscado boca y se la ha encontrado, que eres un listo, tú y el otro, los dos”. También reconoce haber golpeado a la menor de 14 años, “con catorce años porque se ha metido donde no tenía que meterse”. Y respecto a la tercera persona que sufrió sus golpes dice en tono irónico que “a todo el mundo, le hemos pegado a todo el mundo”.

Como reconocen las fuentes policiales de Linares, recogidas en el diario El Español, “no ha sido una simple pelea: se les ha ido las manos a los compañeros”. Los dos agresores siguieron golpeando al hombre pese a que había caído al suelo, dejándolo inconsciente y teniendo que ser llevado en una ambulancia al Hospital San Agustín. Según nos cuenta el diario El País, “presenta la nariz rota, una herida en una ceja que ha necesitado varios puntos de sutura y una fisura en la córnea. La hija, de 14 años, también resultó herida cuando trataba de separar a uno de los agentes que aparece en los videos difundidos ensañándose con él. La menor tiene un ojo inflamado y una fisura en el antebrazo.”

Desde el Ayuntamiento de Linares, gobernado por PP, Ciudadanos y CILU Linares, han lanzado un comunicado “condenando enérgicamente” la agresión, afirmando que es un hecho que “ensucia la imagen de un cuerpo que siempre ha velado por la seguridad de los linarenses”. Por su parte, el oportunismo de los representantes de Podemos en la localidad jienense ha afirmado que son agresiones “desmedidas y sin motivo”. Sin embargo, este episodio no es algo aislado, no es el primero que ocurre y posiblemente tampoco sea el último por parte de la Policía en el Estado español. La propia legalidad burguesa, representada por el Tribunal de Estrasburgo, condenó al Estado español por ejercer la violencia policial en una protesta contra los recortes de 2014. Y esto no es más que otro de tantos episodios de violencia policial en este país. Cercana tenemos también la represión policial en Cataluña el 1 de octubre del 2017 contra el pueblo catalán que quería ejercer un derecho democrático como es la autodeterminación de su nación. Por no mencionar casos de brutalidad policial durante el estado de alarma. ¿No es acaso el actual Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cómplice y encubridor de torturas en el Estado español?

Esto demuestra que el Estado español se salta la legalidad burguesa que dice defender y una vez más muestra su verdadero rostro fascista. Los propios policías que en su perfil de Twitter dicen que luchan “por una Policía más justa y contra tanta injusticia” no ha dudado en satanizar a los jóvenes de Linares que han protestado este sábado ante tal crimen y afirmando que “Pero oyes, muy valientes cuando estamos parados pero cuando se carga, no veas como corren”, lo que sirve de muestra de que más que casos aislados es la institución la que está podrida, como buena herramienta del Estado represor y que da igual que hayan detenido a los agresores, la propia institución, incluyendo a sus miembros supuestamente “progresistas”, están con ellos.

Mención especial merece el Partido Más País en Jaén, que ha condenado las protestas del pueblo de Linares, si bien en un acto de cobardía borraron el tuit de su cuenta, ignorando la brutalidad policial (esta vez con policías uniformados) que han reprimido una manifestación en la que había niños.

 

Pese a la gran difusión en redes y algunos medios burgueses de los videos de la agresión, hay que mencionar que la persona que grabó parte de las imágenes recibió amenazas de un policía uniformado, al cual se le dijo, según nos indica el diario Ideal, que “si las imágenes veían la luz, él estaría automáticamente denunciado por la ley de protección de datos”. ¿Qué hubiera pasado de no haberse hecho viral el video, que es lo que estos policías querían? ¿Se habría procedido contra ellos? ¿Hubieran lanzado los partidos del régimen comunicados “condenando” lo ocurrido? Lo más probable es que nadie se hubiera hecho eco de esto, como muchos de estos episodios. Y por otro lado, la condena iría para quien denunciara lo ocurrido, como está pasando actualmente con el rapero comunista Pablo Hásel por, entre otras cosas, hablar del asesinato de 15 inmigrantes por parte de la Guardia Civil en Ceuta en lo que ya se conoce como la “tragedia del Tarajal”.

Y mientras algunos excusan a los policías agresores con que estaban fuera de servicio y con que estaban borrachos, 8 jóvenes de Altasu han sido condenados con la cárcel acusados de terrorismo por supuestamente agredir a unos guardias civiles fuera de servicio, que no es más que un burdo montaje policial, con la intención de intimidar a cualquier grupo de personas mínimamente combativo o disidente en el País Vasco, como ya denunció nuestra organización.

De nuevo, no se puede hablar de casos aislados cuando desde el propio gobierno se hace la vista gorda no sólo con el proceder fascista de la Policía, sino también con miembros del Ejército que hablan de asesinar a 26 millones de españoles en un grupo de WhatsApp o cuando se expulsan a militares que defienden la República como modelo de Estado, por firmar un manifiesto antifranquista (caso del cabo Santos) o por denunciar las irregularidades, corrupción y privilegios en su seno (caso de Luis Gonzalo Segura). Durante la mal llamada Transición nunca se depuró a las diferentes instituciones de los adeptos al régimen franquista, entre ellas a la Policía y el Ejército, y como dice el refranero, “de aquellos polvos vienen estos lodos”.

Desde el Partido Comunista Obrero Español (PCOE) nos solidarizamos con las víctimas y con el pueblo de Linares frente a la represión fascista de su Policía, la cual, repetimos una vez más, no es un caso aislado, sino algo sistemático. En el momento en que son escritas estas líneas se informa que hay 13 detenidos en las protestas. Así mismo, no podemos dejar de señalar que todos esos elementos reaccionarios y fascistas que hay en estas instituciones sólo podrán ser depurados por completo bajo el socialismo.

 

CONTRA LA REPRESIÓN POLICIAL

POR LA LIBERTAD DE LOS PRESOS POLÍTICOS

POR EL SOCIALISMO

 

PCOE en Jaén




Renaulution: el sinsentido de la robotización bajo el capitalismo

La pandemia ha servido de justificación para acelerar un proceso de automatización y robotización iniciado hace años, encuadrado en la llamada Industria 4.0 o la Cuarta Revolución Industrial, y que ha sido, y hoy aún más, financiado con dinero público que principalmente emana de las clases trabajadoras.

Ya en 2012, el gobierno alemán lanzó el plan “Industria 4.0” cuyo objetivo era hacer las fábricas inteligentes gracias a internet, permitiendo comunicar las cadenas de producción y los objetos y simular procesos.

Esta nueva revolución industrial implica la completa digitalización de las cadenas de producción a través de la integración de tecnologías de procesamiento de datos, software inteligente y sensores, desde los proveedores hasta los clientes, para así poder predecir, controlar, planear, y producir, de forma inteligente. Sin quererlo, el capitalismo está preparando el terreno a una economía centralizada y casi completamente automatizada, cuya planificación será infinitamente más sencilla a través de la información suministrada por todo el sistema productivo, automáticamente y sin la intervención del ser humano en toda la cadena. Eso sí, esa planificación centralizada sólo será posible bajo el Socialismo, bajo la propiedad colectiva de los cada vez más centralizados medios de producción, porque la propiedad privada de los mismos impone la anarquía de la producción y el desempleo masivo.

Días antes de la declaración del Estado de Alarma el 14 de marzo de 2020, el 2 de marzo, el sector de la automoción le presentó al presidente del gobierno español su plan estratégico 2020-2040 que serviría de base para el “plan de impulso de la cadena de valor de la industria de la automoción, hacia una movilidad sostenible y conectada”, que el mismo presidente del gobierno se encargaría de presentar públicamente el 15 de junio de 2020.

A través de ese plan, el sector de la automoción recibirá del Estado 3750 millones de euros entre 2020 y 2022. El presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones, ANFAC, José Vicente de los Mozos, reconoce que las oportunidades de negocio del sector, gracias a la “descarbonización”, podrían pasar de 210 mil millones a 310 mil millones de euros. Oportunidades de negocio incrementadas con las facilidades y ayudas que les dan los gobiernos para flexibilizar y digitalizar la producción: “gracias a los apoyos del ERTE hemos podido flexibilizar nuestra producción. Sin embargo, hemos visto que en este periodo, a nivel global, ha acelerado elementos que ya venían como el tema de la sobrecapacidad, […] de cara al futuro, sólo hay una palabra que nos puede hacer cambiar. Es la palabra competitividad”.

Con esto, el jefe de la patronal del automóvil, nos está diciendo que para combatir la crisis de superproducción (“sobrecapacidad”) capitalista, los capitalistas apostarán por ser más competitivos automatizando (“digitalizando”) más la producción, lo cual provocará más desempleo y de nuevo habrá superproducción.

Pedro Sánchez, títere de los monopolios y la oligarquía financiera, mostró en la presentación de dicho plan el papel servil que juegan los Estados capitalistas: “Nos encargamos del presente pero también miramos al futuro y sentamos las bases de lo que debe ser la industria, de lo que está empezando a ser la industria de la automoción en España. Una industria que saldrá fortalecida, sin duda alguna, de la mano de la electrificación, de la digitalización, y que contribuirá a que nuestro país avance en la senda de la transición ecológica justa … Es una de las reformas estructurales que estamos incorporando en esta crisis en cuanto a la adaptabilidad de nuestro mercado de trabajo … El plan se dirige a toda la cadena de valor industrial … digitalizar para ser más competitivos”.

En la Industria 4.0 los obreros trabajan codo con codo con robots-colaboradores, y es por ello que el Estado español aportará 95 millones para adaptar su formación y cualificación profesional a las nuevas necesidades de la industria del automóvil.

Los sindicatos vendidos al capital, CCOO y UGT, aplauden como miserables palmeros al mismo tiempo que reconocen con lágrimas de cocodrilo que “este plan coincide con la decisión del primer fabricante de abandonar la producción en España”. El secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT, Pedro Hojas, ejerciendo de mayordomo del sector de la automoción pidió “compromiso de las administraciones (gobierno, comunidades y ayuntamientos) para apoyar al sector del auto, con inversión para desarrollar nuevos productos, nuevas fuentes de energía propulsoras, la nueva conectividad, la digitalización y la innovación de procesos”, al mismo tiempo que aseguró que “este plan va a mejorar cuestiones importantes en formación profesional, para ir a los nuevos perfiles que vais a necesitar las empresas en nuestro país. Y también quiero decir que debiéramos rejuvenecer las plantillas … Ahora es la hora de las empresas”.

Nos encontramos pues con que el proceso de automatización y robotización a través de la digitalización, la estamos pagando todos los trabajadores a través de estos planes financiados por el Estado. Y paradójicamente, bajo el capitalismo, este proceso mandará a millones de obreros al desempleo.

Planes como este se han presentado todos los años bajo diferentes formas:

Entre 1993 y 2009, Renault recibió 225 Millones € de ayudas públicas, entre otros para la fabricación del motor de 1.600 centímetros cúbicos en Valladolid, para la modernización de la fábrica de Palencia, o para línea de motor diésel de la fábrica de Valladolid.

– A través del Plan de Competitividad del Automóvil de 2011, dirigidas a apoyar el desarrollo de proyectos de fabricantes de coches y componentes vinculados a la mejora de la competitividad y al fomento de la I+D+i, PSA Peugeot-Citroën, Renault y Seat recibieron 84 millones de los 215 millones de euros presupuestados, 3,57 millones de ellos para la fábrica de cajas de cambios de Sevilla. Nissan contó con 15 millones para la planta de Barcelona. Ya hemos comprobado para qué han servido las ayudas a Nissan, hoy parte del grupo Renault.

– Gracias a los planes MOVES, el sector de la automoción recibió 45 millones de euros de ayudas en 2019, 100 millones en 2020 y para 2021 se han anunciado 400 millones de euros más para los vehículos eléctricos y sus infraestructuras de recarga.

– También con la excusa de la pandemia, el Estado francés salió en mayo de 2020 al rescate de Renault concediéndole un préstamo de emergencia de 5000 millones de euros, de la misma manera que inyectó 7 mil millones de euros a Air France, o el gobierno español aprobó el rescate de Air Europa por 475 millones de euros.

Y es que, a pesar del mantra de que es el capitalista, o los inversores, los que crean la riqueza y los que arriesgan, la realidad es que sin el dinero público ni arriesgan ni ponen en marcha ninguna industria. Así lo reconoce el presidente de ANFAC y presidente de Renault España, José Vicente de los Mozos cuando dice que “la industria de la automoción tiene un plan claro y potente. Pero esto solo lo podemos alcanzar a través de la colaboración público-privada y del apoyo conjunto de las Administraciones.” O José Esmorís, presidente de la Comisión de I+D+i de la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) cuando proclama que “desde el sector tenemos la estrategia y la visión, pero necesitamos que desde el Gobierno se ponga en marcha esta Iniciativa de Colaboración público-privada que cuente con la dotación presupuestaria suficiente para apoyar la I+D+i y la transformación tecnológica e industrial en el que estamos inmersos”.

Y qué decir tiene que esa transición digital y ecológica de la que tanto hablan todas las instituciones del régimen, supondrá una ingente lluvia de millones para los fabricantes de la automoción a través de los fondos “Next Generation” de la Unión Europea. El gobierno español movilizará para ellos unos 10.000 millones de euros en los próximos tres años.

Y todo esto es lo que se cuece detrás de la nueva operación de márketing del grupo Renault, llamado Renaulution. En la búsqueda de mayor competitividad y rentabilidad, es decir, de mayor tasa de ganancia, el grupo profundiza la restructuración iniciada en mayo de 2020 que se basa en los siguientes pilares:

– Disminución de 600 € en los costes variables por vehículo, entre los que está, la mano de obra.

– Desplazar la producción a países y territorios con un margen de ganancia más elevado, como en Sudamérica, la India o Corea del Sur.

– Mejorar la competitividad de las fábricas en España, Turquía, Rumanía y Marruecos reduciendo y flexibilizando aún más las plantillas e intensificando la explotación de cada obrero.

– “Estricta disciplina de costes” para reducir en 2.500 millones de euros los costes fijos hasta 2023, alcanzando más de 3.000 millones de euros para 2025.

La industria 4.0, la digitalización y robotización de la producción, bajo un régimen socialista de la producción, con las fábricas siendo de propiedad colectiva, nos permitiría disfrutar a toda la sociedad de las abundancias y el bienestar generadas automáticamente sin intervención humana, librándonos al mismo tiempo de la necesidad de trabajar, satisfaciendo todas las necesidades materiales y espirituales y desarrollarnos integralmente como seres humanos.

Pero, como se puede comprobar en Renault, esta “transición” o “restructuración” ya está imponiendo condiciones de trabajo insostenibles para los obreros en las cadenas de producción. El terror a perder los puestos de trabajo, con la amenaza de ser suprimidos por los robots-colaboradores, lleva a los obreros a soportar la tiranía de los accionistas a través de los cuadros de mando. Los robots-colaboradores que trabajan en las líneas de montaje valen unos 30.000 €, mientras que el sueldo del obrero de Renault en Sevilla está en torno a los 22.000 € al año.

Antes del estallido de la pandemia actual, la factoría Renault de Sevilla, donde se fabrican las cajas de cambio, había echado a la calle al 33% de la plantilla que eran eventuales, y aún sigue la empresa amenazando con que sobran entre 200 y 300 trabajadores.

Ya hace tiempo que la vida de los obreros de Renault pende de un hilo en función de las cargas de trabajo que imponen las fábricas a través de bolsas de horas con las que se adaptan las jornadas anuales a las necesidades del mercado, a través del sistema Just In Time. Obligándoles a trabajar también los sábados cuando así le convenga a la empresa.

En lugar de revertir la automatización en más descansos, más vacaciones, en definitiva, a que los obreros vivan mejor, les obligan a sacar la misma producción con menos personal. En algunos departamentos, donde antes había 5 obreros hoy hay 4, y de 3 turnos han pasado a 2.

El sector automovilístico, donde la robotización es punta de lanza, muestra el absurdo sobre el que cabalga el capitalismo y que lo hunde en crisis cada vez más profundas.

La búsqueda insaciable de los capitalistas por mayores ganancias los obliga a automatizar la producción para poder producir más mercancías en menos tiempo, y de esta manera arrebatarle mercado a la competencia que en un primer momento no dispone de esa innovación. Además, puede robarle más al obrero porque en el mismo tiempo éste produce más mercancías aun teniendo el mismo salario.

Pero la paradoja reside en que conforme las fábricas se automatizan, se necesita menos mano de obra, que es la única mercancía de las que compran los capitalistas que es capaz de crear un valor. Porque al obrero no se le paga por su trabajo, si no justo lo que necesita para mantenerse (coste de vida) y volver al día siguiente. Sin embargo, la maquinaria sí que la compran los capitalistas por lo que vale, y ese coste lo trasladan al precio de las mercancías para amortizarlas. Por tanto, la única mercancía que permite obtener ganancias al capitalista es la mano de obra. Y es por eso que conforme se automatiza la producción a nivel general, en todos los sectores, la tasa de ganancia de los capitalistas disminuye paulatinamente. La tasa de ganancia a nivel mundial bajó del 35% en el 1885 a casi el 10% en 2019.

Bajo el capitalismo se produce también la paradoja de que a mayor capacidad productiva, a mayor abundancia material, por el desempleo masivo que genera la automatización y la robotización, más crisis y más miseria se genera. Hasta el punto de que el Congreso de los Diputados en España tuvo que aprobar, de forma unánime y a instancias de sus amos capitalistas, el Ingreso Mínimo Vital. Reconociendo de esta manera que hoy, bajo el capitalismo, ni trabajando se pueden satisfacer las necesidades vitales mínimas.

Los obreros han de saber que no tienen futuro en el capitalismo por mucho que agachen la cabeza: unos serán sustituidos por robots, y los que queden acabarán esclavizados y tarde o temprano sustituidos por otros que se dejen esclavizar más. Porque esclavizar es la única manera ya que le queda al capitalista para recuperar algo de la ganancia que pierde con la automatización progresiva de todos los sectores.

La única salida, pues, es superar el régimen capitalista de producción, poner la cuarta revolución industrial, la Industria 4.0, en manos de toda la sociedad para su disfrute, bienestar y satisfacción de todas las necesidades. Lo cual, bajo el capitalismo, sí que es una quimera y una utopía.

¡Compañeros! ¡Uníos a los obreros del resto de empresas, industrias y sectores! ¡Construyamos el Frente Único del Pueblo para tomar el control de la economía y la sociedad! Tenemos más cualificación, tecnología y conocimiento que nunca. Estamos más preparados que nunca y las grandes empresas están más que pagadas con nuestro trabajo y con el dinero público que se les ha regalado.

 

¡La única salida es el Socialismo!

¡Socialismo o Barbarie!

Comité Regional del Partido Comunista Obrero Español en Andalucía




Sin Socialismo solo habrá muerte y miseria para la clase obrera

El pasado lunes se conocía la noticia de que murieron electrocutados al menos 28 trabajadores, la mayoría mujeres, de un taller textil clandestino de Inditex en Tánger a causa de las lluvias. La fábrica se encontraba en el subsuelo de una casa residencial y en ella trabajaban 40 personas en condiciones infrahumanas.

En la India, el pasado 30 de noviembre de 2020 entre 200.000 y 300.000 granjeros se dirigieron a la capital india, Nueva Delhi, para expresar su profunda indignación contra la aprobación de tres proyectos de ley que permitirían que los gigantes corporativos conquisten el mercado, en lo que supuso la mayor huelga de la historia.

Los agricultores peruanos también organizaron protestas a finales del pasado año, bloqueando las carreteras Panamericana Sur y Panamericana Norte, para exigir contratos formales que les garanticen el derecho a vacaciones, seguridad social y el reconocimiento de horas extra. Es decir, para exigir ser trabajadores dentro de la legalidad.

En el Estado español Tubacex ha iniciado un ERE con 150 despidos y un ERTE para 650 trabajadores, afectando a casi toda su plantilla en el país e Inditex ha comenzado un proceso de cierre de entre 250 y 300 tiendas -que serán 1.200 en todo el mundo- dejando a miles de trabajadores sin trabajo, gracias a la firma de CCOO y UGT.

Según los datos publicados por el Ministerio de Trabajo y de la Seguridad Social, enero destruyó 218.953 puestos de trabajo y el número de personas en ERTE sube a 739.000 en plena tercera ola de la pandemia. El paro registrado aumentó el pasado mes en 76.216 personas, hasta rozar casi los cuatro millones de desempleados: 3.964.353.

Estos son tan solo algunos ejemplos de la muerte y miseria que el capitalismo deja tras de sí. La crisis en la que está sumido este sistema, siendo la pandemia un acelerador de este al que se pretende echar la culpa de la crisis, deja un panorama oscuro para la clase obrera, no solo del Estado español, sino mundial.

Trabajo cada vez más precario, salarios más bajos, necesidad de subsidios paralelos al salario (como es el ingreso mínimo vital), aumento de la robotización y, por consiguiente, del paro, etcétera. Estas son las consecuencias de la existencia del capitalismo hoy, en un momento histórico que ya no le corresponde, con una desarmonización de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, que chocan, convirtiéndose el capitalismo en un freno objetivo para el desarrollo humano, para el desarrollo de las fuerzas productivas.

El aumento de la robotización llevaría, en el socialismo, a una disminución del tiempo de trabajo del conjunto de la clase trabajadora. En el capitalismo, sin embargo, se convierte en un aumento del desempleo y en la reducción de las condiciones de trabajo.

La burguesía, consciente de que no puede hacer más que huir hacia adelante en su intento por superar esta crisis, generando así las condiciones para una crisis mayor, lo ha apostado todo a la flexibilización del mercado de trabajo, agudizando la explotación capitalista, precarizando los marcos laborales y persiguiendo un mayor trasvase de riqueza hacia los monopolios, hacia la burguesía. Para ello exige reformas laborales a todos los Estados orientadas a la conquista de este objetivo, siendo el Fondo Monetario Internacional el organismo encargado de esta directriz.

La clase obrera, a tenor de estos datos, no tiene ya más remedio que organizarse para superar el capitalismo y construir el socialismo. Atrás quedan las consignas de la lucha por lo público o de la derogación de leyes como la “Mordaza” o las reformas laborales. El capitalismo ha iniciado una ofensiva total, no se va a frenar ante nada y solo la clase obrera dirigida por el Partido Comunista, en su aspiración por construir el socialismo, puede desbaratar los planes de la burguesía y lograr su emancipación.

La socialización de los medios de producción debe ser el objetivo del pueblo trabajador y de toda organización que emane de este. Sindicatos, asociaciones vecinales, organizaciones obreras de toda índole deben unirse bajo la misma bandera, fortaleciendo la unidad de la clase obrera y creando un Frente Único del Pueblo que sirva de contrapoder en su lucha por el socialismo.

 

¡Socialismo o barbarie!

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español




Córdoba y la base militar imperialista

Córdoba ha logrado lo que quería. Así abría el Diario de Córdoba la noticia de la resolución definitiva del Ministerio de Interior para que la provincia andaluza fuera la sede de la nueva base militar del Ejército de Tierra.

Una vez más, los medios de comunicación se apropian de las verdaderas necesidades del pueblo cordobés, sirviendo de la forma más parasitaria a sus dueños obcecados en culminar sus objetivos imperialistas.

De entre todas las propuestas regionales para acoger la base militar, Córdoba ha sido la elegida definitivamente, lo cual ha propiciado la rápida intervención de todos los sectores reformistas y reaccionarios para mostrar su enorgullecimiento ante la resolución de Interior.

La proposición de Córdoba se materializó en diciembre, cuando el alcalde, en colaboración con la Universidad de Córdoba, hacía pública la decisión del Ayuntamiento de la provincia. Tras esta aparición pública subyace el acto precedente que incluyó la participación de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO), de la mano de representantes de los sindicatos CCOO y UGT, que nuevamente vuelven a mostrar su esencia reaccionaria, abandonando a la clase obrera cordobesa a la que dicen defender, para posicionarse públicamente como un férreo apoyo al nuevo proyecto con fines imperialistas del Estado.

La exhaustiva participación de la Universidad de Córdoba viene a demostrarnos la esencia de las Universidades Públicas en el Estado capitalista. Y es que la Universidad de Córdoba y su rector José Carlos Gómez Villamandos no dudan en manifestar su alegría tras la resolución definitiva, que, en palabras del rector de la Universidad, debe ser analizada “en cuanto a desarrollo y empleo en las próximas décadas siendo un enclave que atraerá, sin duda, a más industrias a nuestro territorio”. El rector ha señalado que “para la Universidad de Córdoba es una gran oportunidad que sabrá aprovechar en investigación y formación, y que permitirá aumentar de forma exponencial la excelente relación que la UCO tiene en estos ámbitos con el Ejército de Tierra”.  Se muestra la esencia de la Universidad en su forma más genuina, como engranaje de preparación de obreros cualificados, poniendo de manifiesto su apoyo a los planes imperialistas del Estado. En consonancia con estas declaraciones de la Universidad de Córdoba, ni el Consejo de Estudiantes ni el Frente de Estudiantes, sindicato este último con posiciones pretendidamente defensoras de los intereses de la clase obrera, han emitido una sola palabra acerca del proceso en el que la Universidad se ha visto involucrada. Estas dos organizaciones estudiantiles son las que gozan de la mayor influencia entre el estudiantado de la Universidad de Córdoba, demostrando su incapacidad para atajar los problemas que afectan a la clase obrera.

La postura de Comisiones Obreras y UGT tampoco queda exenta de la influencia de sus aspiraciones de apuntalar el imperialismo. Buena prueba de ello son las declaraciones de Marina Borrego, secretaria general de CCOO en Córdoba, que ha declarado que “Córdoba debe estar de enhorabuena”.

Como ya vienen acostumbrando las instituciones del Estado, todas han mostrado su beneplácito ante la noticia, desde el alcalde a la Diputación, hasta la vicepresidenta del Gobierno más progresista de la historia de la democracia española, Carmen Calvo, que haciendo uso de su procedencia cordobesa, se permite afirmar que la base logística del Ejército de Tierra que va a acoger Córdoba es “una magnífica puerta de futuro para todos los cordobeses”. Además, este último caso ha supuesto el enfurecimiento del alcalde de Jaén, que no ha dudado en mostrar su decepción tras el rechazo de su provincia, hablando en términos de favoritismo motivado por la procedencia de la vicepresidenta, lo que nos demuestra la esencia reaccionaria de estas instituciones, cuya mayor ocupación es la de enfrentarse por albergar una base imperialista.

Uno de los principales argumentos expuestos por toda la representación imperialista es la creación de trabajo que supondrá la base, calculado en aproximadamente 1400 empleos de proveedores. Sin inmiscuirnos aquí en nociones teóricas de por qué este conocido argumento es falso, pues no es el pretendido del comunicado, nos sorprende como se olvida mencionar el gasto de 350 millones de euros que supondrá la iniciativa, que sin lugar a dudas podrían haber sido puestos al servicio de los sectores populares cordobeses más afectados por la crisis del coronavirus. Por contextualizar se estima que el PIB caerá en Córdoba capital en 2021 un 17% y la mitad en el resto de la provincia. El número de desempleados superaba los 80.000 a principios de noviembre, un 14% más que el año anterior en la misma fecha. El número de ERTE se aproximaba casi a los 2.000 en octubre. Y unas 300 empresas han cesado su actividad desde febrero a octubre. La solución brindada a estos datos por la Junta de Andalucía y el Estado es una base militar, demostrando claramente que sus intereses de clase están muy alejados de las cifras espeluznantes que afectan y afectarán al pueblo cordobés.

También tienden a olvidar los reformistas y sus medios apuntaladores del imperialismo la implicación de establecer una base militar en Córdoba, que convierte a la ciudad en una diana accesible en caso de estallar un conflicto bélico entre los diferentes bloques imperialistas. Sin embargo, como es propio de su naturaleza de clase, se permiten tildar la elección de Córdoba como un lugar geográficamente estratégico. Una vez más, vemos cómo el capital especula con la paupérrima situación de la clase obrera, necesitada a toda costa de garantizar su subsistencia tras los impactos de la grave crisis, para justificar sus proyectos imperialistas.

Como apunte de otro tema de controversia relacionado con la base logística, también encontramos contradicciones en el lugar que alojará a la misma. Las tres proposiciones son las de El Higuerón, La Rinconada y La Carlota, siendo la primera opción la más apetecible para el Ayuntamiento. Se trata de una zona que incluye miles de metros que están ubicados en Suelo no Urbanizable de Especial Protección Vega del Guadalquivir. Esto es, habría que recalificar una gran parte del terreno para poder utilizarlo con fines industriales, constituyendo así un atentado a nivel ecológico, que como es evidente, no tendrá ninguna repercusión ulterior, y las protestas de los colectivos ecologistas promotores del individualismo más recalcitrante serán mínimas.

La solución de los problemas de los trabajadores cordobeses no concilia con ningún proyecto imperialista que convierta a la ciudad en un foco de posibles contingencias, así como su liberación no puede venir acompañada de aquellas fuerzas políticas y sindicatos que brindan incondicionalmente su apoyo a estos proyectos estatales. Es por eso que llamamos a todos los sectores populares de la provincia de Córdoba a denunciar la nueva estrategia estatal para convertir a la provincia en un nuevo lugar de hospedaje de bases militares del Ejército de Tierra, cuya naturaleza no le permite más que la creación de miseria y la destrucción de aquellos países por los que pase. Llamamos a todos estos sectores populares que sufren los efectos del régimen capitalista en su fase imperialista y fascista: estudiantes, trabajadores, desempleados, pensionistas… a organizarse unitariamente en un Frente Único del Pueblo para tumbar a esa clase imperialista y fascista que es la burguesía, reemplazarla en la dirección de la economía, la política y la sociedad levantando un Estado obrero.

 

¡FUERA BASES MILITARES! ¡ABAJO EL IMPERIALISMO!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!

Comité Provincial del PCOE en Córdoba




Comunicado conjunto PCPE-PCOE: Por una sanidad al servicio de la clase obrera

La COVID-19 ha desenterrado las contradicciones que el sistema capitalista alberga en el seno de la sociedad de clases en la que vivimos. Educación, sanidad, empleo o vivienda son tan solo algunas de las cuestiones que en los últimos meses han vuelto a demostrar que una vida digna bajo el dominio de la burguesía se hace imposible para el pueblo trabajador.

Como dijo Karl Marx, “La desvalorización del mundo humano crece en razón directa a la valorización del mundo de las cosas”, y no puede ser una frase más acertada para este momento. Sin duda alguna, una de las mayores revelaciones que ha traído este virus es el terrible fracaso de la gestión sanitaria, priorizando la rentabilidad del capital sobre la vida de las personas.

Con este único objetivo, se ha intentado mantener la actividad económica, hecho que muchos trabajadores y trabajadoras han tenido que pagar con sus vidas. Una vez la situación ha sido insostenible y la actividad ha sido limitada, de nuevo la clase obrera ha sufrido la inoperatividad del capitalismo. Lo hemos comprobado todos aquellos que nos hemos quedado sin trabajo, los que hemos sido obligados a trabajar sin contrato y nos hemos quedado sin acceso a prestaciones de desempleo, los que hemos sufrido un ERTE o los que hemos tenido que trabajar en tiempos de pandemia con medios precarios. Como única respuesta, los gobiernos centrales y autonómicos han presionado a los ya esquilmados servicios sanitarios para salvar la desastrosa gestión de la pandemia. El personal sanitario, y en especial los médicos internos residentes, también han podido comprobar cómo trata este sistema explotador a aquellos que deben salvaguardar la salud de los trabajadores. Bajos salarios, jornadas laborales interminables, contratos temporales, prácticamente sin descanso…

Centrándonos en la gestión de la sanidad en Madrid, la política ha sido clara: transferencia de capitales desde lo público a manos privadas. Así, durante los sucesivos gobiernos (principalmente a partir de la gestión encabezada por Esperanza Aguirre) se han ido construyendo multitud de hospitales privados a la vez que también se ha apostado por la gestión privada de aquellos de titularidad pública. La gestión privada de los hospitales públicos ha llevado a una externalización de la práctica totalidad de sus servicios no sanitarios y al empeoramiento del funcionamiento general de los centros. A su vez ambulatorios, laboratorios, donación de sangre, etc, están sufriendo igualmente este proceso de desmantelamiento del sistema público de salud. Sobre esta “nueva forma de gestión” cabe señalar que está auspiciada por el gobierno central mediante la Ley 15/97 (propuesta en su día por el PP y apoyada por el PSOE, entre otros) y que la socialdemocracia es cómplice de este proceso al no derogarla.

Los distintos gobiernos de la Comunidad tienen las manos manchadas de sangre, de la sangre de todos los que se podrían haber curado bajo un sistema en el que se garantizase una sanidad pública, gratuita y de calidad y en un sistema en el que predominase el humanismo por encima del dinero. Pero esto es el capitalismo, y este es su modus operandi. No os olvidéis de los responsables, recordad bien sus nombres, recordad bien lo que hicieron, recordad a cuantos mataron sus políticas.

El Gobierno central actual, donde el oportunismo tiene una buena cuota de poder, también se está encargando de demostrar su inoperancia para resolver las cuestiones que importan al pueblo trabajador.

La clase trabajadora no puede esperar ya nada de la socialdemocracia, cuya esencia oportunista y pequeñoburguesa impide tomar las decisiones resueltas y enérgicas que requiere la política del proletariado. Por tanto, debemos ser nosotros, los trabajadores y las trabajadoras, quienes nos organicemos en la defensa de nuestros intereses mediante la construcción del socialismo por la vía revolucionaria.

Una vez más la única respuesta es el socialismo, un sistema en el que se garanticen todas las necesidades básicas de la población y en el que nunca la salud de las personas será motivo de especulación.

 

¡Por una salud al servicio de la clase obrera!

¡Por la unidad de los comunistas!

¡Por la unidad del proletariado contra el capitalismo!

¡Socialismo o Barbarie!

 

Comité Regional de Madrid del PCPE

Comité Regional de Madrid del PCOE




Elecciones catalanas retratan al Estado fascista y los une a los que trafican con Cataluña y Euskadi

El periodo político contemplado entre las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017 y las que se celebrarán el próximo 14 de febrero en Cataluña son otro botón de muestra del carácter fascista del Estado español.

Hemos de recordar cómo se celebraron las elecciones del 21 de diciembre de 2017, apaleando el Estado al pueblo de Cataluña el 1 de Octubre para impedir el Referéndum, liquidando un gobierno elegido en las urnas, interviniendo la Generalitat de Cataluña, persiguiendo judicialmente a miles de catalanes, encarcelando a dirigentes políticos y sociales, enviando al exilio al President de la Generalitat y varios de sus Consellers.

El corrupto y fascista gobierno de Rajoy, apoyado por el PSOE de Pedro Sánchez, y jaleado por toda la cohorte de fascistas, hizo todo lo expresado y decidió convocar las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017.

Una vez se celebraron las elecciones, y ante el escenario que arrojaron, donde las fuerzas políticas defensoras del 1 de Octubre tuvieron los votos necesarios para conformar gobierno, y el vapuleo recibido por el PP, el Estado español impidió que se eligiera President a aquél que reunía el apoyo mayoritario de la Cámara, Carles Puigdemont, encarceló al siguiente candidato que propuso el Parlament, Jordi Turull, inhabilitó a diputados electos a los que tiene encarcelados, inhabilitó al President de la Generalitat Quim Torra por el mero hecho de mantener una pancarta en la fachada del Palau de la Generalitat, y ahora la Judicatura ha determinado la fecha electoral, importándole bien poco la situación de pandemia. Asimismo, el CIS no está dudando en tratar de inferir en el sentido del voto de los catalanes con una primera encuesta que salió una semana antes de lo que por sus propias leyes correspondía, sacándose de la manga una segunda encuesta “flash” al objeto de promocionar al caballo favorito para los intereses del capitalismo monopolista en estas elecciones: Illa del PSC.

El próximo 14 de febrero se celebrarán las elecciones autonómicas catalanas, y escuchamos diariamente a los esbirros del capital que parlotean en nombre de los partidos políticos burgueses la necesidad de participación del pueblo, unos para llevar a cabo una Declaració Unilateral d’Independència (DUI), otros para incrementar la base para la autodeterminación, otros para barrar el derecho a la autodeterminación de Cataluña y garantizar la premisa franquista de la “unidad de España”. Palabras rimbombantes para tapar la incapacidad de la burguesía para solucionar los problemas del pueblo y salir de la situación de atoramiento en la que se halla el sistema, pues la raíz del problema son precisamente la burguesía, su Estado y su base económica. Palabrería huera para seguir engañando a la clase obrera, huérfana de un partido comunista potente que tenga capacidad de influir decisivamente en las masas proletarias y pueda organizarlas y dirigirlas hacia una solución revolucionaria, hacia la construcción del socialismo, única vía para acabar con los problemas que acucian a la clase obrera.

El pasado lunes 1 de febrero, el PNV a través del presidente del Euzkadi Buru Batzar, Josu Ortuzar, apoyaba al PdeCAT y su propuesta para lograr un referéndum de autodeterminación pactado, y que ello no es posible sin mirar a Madrid para pactar el mismo y mirar a Bruselas para que Cataluña obtenga un reconocimiento internacional pues, señalaba Ortuzar, la autodeterminación y la consecución de la independencia es imposible sin un reconocimiento internacional.

Como puede comprobarse por las palabras de Ortuzar, el derecho a la autodeterminación en realidad no existe, puesto que una nación ya no se autodetermina ella por sí misma y la voluntad democrática expresada por sus ciudadanos, sino que tiene que ser “reconocido” por las potencias imperialistas, es decir, deja de ser un derecho democrático de una nación que se convierte en la voluntad de las potencias imperialistas sobre cómo debe configurarse el mundo.

Sin duda los hechos, al igual que Ortuzar, dan la razón a Lenin que calca a la perfección en “Sobre la caricatura del marxismo y el ‘economismo imperialista’” cuando señalaba que “Tanto en política exterior como en el interior, el imperialismo tiene por igual a conculcar la democracia, tiende a la reacción. En este sentido resulta indiscutible que el imperialismo es la ‘negación’ de la democracia en general, de toda la democracia, y no solo, en modo alguno, de una de las reivindicaciones de la democracia, a saber: la autodeterminación de las naciones”. Hoy la dictadura de la burguesía no se expresa de la misma forma que se expresaba con el capitalismo premonopolista, ni tampoco se expresa en términos de democracia burguesa pues la propia burguesía cada vez es menor, proletarizándose a pasos agigantados la pequeña y la mediana burguesía condenadas inexorablemente a la ruina, la concentración del capital en un puñado de manos, oligarcas, es mayor y, por tanto, al desaparecer la competencia por completo y estar entronizado el capitalismo monopolista, el imperialismo, ésta concentración también tiene su reflejo en la superestructura, en la dominación política del capital financiero, en la imposición del fascismo que, como definía Jorge Dimitrov, “es el poder propio del capital financiero”.

Es normal que el PNV salga en defensa del PdeCAT, ambos son dos fuerzas políticas de derechas que chalanean con Euzkadi y con Cataluña. Ahí está el PNV y CiU, posteriormente PdeCAT para tapar la inmensa corrupción de Convergència, haciendo la política de “peix al cove” tanto con el PSOE del GAL como con el fascista PP, siempre votando en el parlamento todas las agresiones posibles contra la clase obrera haciendo negocio con las naciones que dicen defender y que, en realidad, no son más que instrumentos para la obtención de prebendas para las facciones de la burguesía periférica que ellos representan.

De hecho, tanto el PNV como el PdeCAT como también Junqueras y Puigdemont cuando hablan del reconocimiento internacional y defienden la UE, traicionan a la emancipación nacional de Cataluña y del País Vasco. Y es que defienden el imperialismo europeo, la UE donde en su parlamento el pasado mes de noviembre votó en contra del derecho a la autodeterminación dentro de la UE, o lo que es lo mismo, contra el derecho a la autodeterminación de Cataluña, Euskadi o Galicia, por ejemplo.

Y es que bajo el imperialismo el derecho a la autodeterminación es una quimera, la emancipación nacional únicamente puede venir de la mano de la emancipación de la clase obrera, del socialismo. Sin duda, la disyuntiva en el mundo actual, la contradicción fundamental, es o socialismo o imperialismo.

 

Madrid, 6 de febrero de 2021

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




La universidad: Una herramienta más del capital

Con motivo de la convocatoria de exámenes presenciales para este primer cuatrimestre del presente curso, estamos siendo de nuevo testigos de la ineptitud y falta de respeto hacia los estudiantes por parte los regentes de las universidades “públicas”, que actúan una vez más al servicio del capital.

Nos encontramos en el momento con mayor número de contagios desde el inicio de la pandemia, con unas cifras verdaderamente alarmantes, que imposibilitan la realización de exámenes presenciales seguros (como hemos podido comprobar en las diversas imágenes difundidas de pasillos y aulas abarrotadas). Sin embargo, ante este panorama, los estudiantes hijos de familias obreras estamos desamparados, y las instituciones -como parte del capital que son- nos escupen en la cara con declaraciones como las que encontramos en el titular adjunto del periódico ABC de Sevilla.

 

Sin embargo, es el deber de todos los estudiantes provenientes de familias trabajadoras analizar esta situación más allá de lo concreto, del problema puntual y circunstancial, y entender el origen del mismo: el propio sistema capitalista. No es casualidad este interés de las universidades en celebrar exámenes presenciales, y debemos señalar lo que hay detrás de este entramado: las universidades están en bancarrota, con una tendencia a la privatización, y no les queda otra que sacar más y más dinero a los estudiantes (con segundas o terceras matrículas, algo de lo que las familias burguesas no tendrán que preocuparse) consiguiendo una desproletarización de las aulas bestial. Cuestiones como esta ponen de manifiesto la dinámica real de las Universidades “públicas”, cuyo funcionamiento en realidad nunca se ha alejado al de una empresa privada, donde la búsqueda del beneficio se antepone a cualquier necesidad de la clase obrera. No debemos olvidar que la Universidad “pública” ha servido de instrumento ideológico al Capital para adoctrinar a los universitarios de origen obrero y para suministrarle personal altamente cualificado, formado con dinero público, en función de las necesidades del mercado. Además, esta degeneración de la Universidad “pública” no debe analizarse separada de los ataques constantes a la financiación de la misma, lo cual no es más que un síntoma de la quiebra del sistema, como los recortes de este pasado mes de mayo (donde las universidades andaluzas han debido pagar un 20% del Fondo de Emergencia Social y Económica contra la covid19), o el reajuste de 40 millones de euros realizado durante el curso anterior. El peso de estos recortes, como siempre, recae sobre las familias trabajadoras, pues los hijos e hijas de empresarios, de nuevo, no tendrán ningún problema en que las tasas universitarias suban cada año más y más.

Pero esta degeneración de lo público en los últimos años (y acentuada, que no creada, por la pandemia) no se limita a la educación pública, también al resto de servicios. Factores como las listas de espera de meses para atender el especialista, las citas telefónicas con el médico (a un mes vista) para cuestiones que requieren la urgencia de acudir presencialmente, la ineficacia del transporte público para adaptarse a las necesidades de la pandemia (encontrándose abarrotados y sin ninguna distancia de seguridad) etc., ponen de manifiesto la incompatibilidad de un sistema capitalista criminal con la existencia de servicios públicos donde se anteponga los intereses colectivos a los particulares. De esta manera, nos encontramos a las universidades “públicas” actuando como empresas privadas que son y anteponiendo el beneficio particular a la salud de los estudiantes, quienes desgastados tras tantos golpes, en el mejor de los casos, terminamos perdiendo cualquier motivación por el estudio y por la formación.

Además, es el deber del estudiantado en el ejercicio de su conciencia de clase, comprender que esta situación de injusticia y agresión que estamos sufriendo, no se limita a nosotros, sino que se extiende a la totalidad de la clase obrera. No solo las universidades, también cualquier otra empresa, están funcionando (como no puede ser de otra manera en un sistema capitalista) bajo la premisa fundamental que siempre las ha guiado: los beneficios siempre se anteponen a la salud o el bienestar de la clase obrera. Así, gracias a la pandemia, que lejos de crear problemas nuevos se ha limitado a resaltar las contradicciones del sistema actual, asistimos a eventos como los del pasado verano, aumentando en un 20% las muertes por accidentes laborales respecto al año anterior. De esta manera, una vez más somos la clase obrera quienes nos vemos obligados a cargar con el peso de la situación, en este caso de la pandemia, arriesgando nuestra salud y nuestra vida para mantener a los capitalistas a flote.

La solución a los problemas de los estudiantes no pasa por poner los exámenes telemáticos (pues ya hemos visto cómo la brecha digital afecta de manera inmediata a las familias obreras), ni por democratizar la Universidad, firmar reformas, aumentar los presupuestos o subvenciones, y un sinfín de parches que al poco tiempo se despegan, siendo las contradicciones incluso más desgarradoras. Los males que sufren los estudiantes de capas populares son los mismos que sufren los trabajadores de cualquier empresa, los pensionistas o parados, vienen de un mismo denominador común: el sistema capitalista de producción. Mientras no sea la clase trabajadora dueña de las riquezas, tierras, bancos, empresas y fábricas, será imposible mandar al Estado al estercolero de la historia para edificar uno propio, por la clase obrera y para la clase obrera. Donde en las universidades, fábricas o empresas se vele por los intereses colectivos y la explotación no tenga cabida. Es por eso que llamamos a los estudiantes a organizarse en las filas del Frente Único del Pueblo, para unir su lucha con el resto de las capas populares y derrocar al sistema que nos oprime.

 

¡LUCHEMOS POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!

¡POR UNA EDUCACIÓN NUEVA AL SERVICIO DEL PUEBLO!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!

 

Célula I.Stalin del PCOE en Sevilla




Urkullu y la represión policial, una historia de odio de clase

El 19 de enero de 2021, Urkullu anunció el gasto de 4 millones de euros en furgonetas blindadas para la Ertzaintza previniendo un aumento de los disturbios este año, traducido a la lengua común, que las tensiones entre la burguesía y la clase trabajadora se han disparado de manera brutal con la cuestión del coronavirus y la burguesía reprimiendo a la clase en esta extremadamente conveniente crisis. A consecuencia de esto, el oportunismo nuevo, fiel a la burguesía, intenta sobornar a la clase obrera con el Ingreso Mínimo Vital mientras el 93% de los miles de millones que ha tirado la Unión Europea han ido directamente a las manos de las insaciables grandes empresas, siempre dispuestos a tragar todavía más dinero con tal de enriquecer a la burguesía hasta más allá de la saciedad mientras el paro se disparaba hasta los casi 4 millones en octubre de 2020.

Ante todo esto la burguesía, a través de su principal representante político en Euskadi (PNV), no repara en gastos a la hora de armar aún más a los cuerpos represivos correspondientes, en este caso la Ertzaintza, para proteger sus intereses en estos tiempos en los que se agudiza la lucha de clases entre ésta y el proletariado. En los barrios obreros se ve día tras día un aumento de la actividad policial, la cual tiene como objetivo persuadir de intentar hacer nada frente a la clase social más asesina que ha parido la historia, la cual si bien fue en su momento revolucionaria, ahora no es menos reaccionaria que los absolutistas franceses en el Siglo XIX.

Los medios de comunicación de masas, como es el caso de la ETB, invierten una cantidad importante de su tiempo en pantalla en comunicar sobre como el coronavirus se está expandiendo a causa de las fiestas ilegales, el consumo en la hostelería y de todo tipo de imprudencias por parte de la clase obrera y de las clases populares principalmente. Sin embargo, se dejan de lado las aglomeraciones en los transportes públicos, las cuales se podrían evitar en la mayor parte aumentando la frecuencia al máximo durante la mayor parte del día, imponiendo el teletrabajo a todas las empresas donde se pueda realizar y adaptar los horarios de entrada y salida de centros de trabajo y de centros de estudio para que los distintos grupos de trabajadores y estudiantes que usen el metro, el tren o el bus no coincidan en los mismos. Además de que se ha relatado como en ciertos centros de trabajo, como es el caso de la residencia de Muskiz, no se contaba con la protección adecuada frente a la COVID19.

Todos estos son los esfuerzos que dedica la burguesía a través de sus herramientas de control y represión, todo por evitar la disidencia y la lucha contra el capitalismo por el socialismo y posterior comunismo, todo por mantener unas relaciones de producción obsoletas en un contexto en el cual el avance de la robotización puede eliminar una cada vez mayor cantidad de horas de trabajo necesarias, acercando el ser humano a la liberación del trabajo a pasos agigantados; además de esto, el desarrollo del internet posibilita la realización de la planificación económica sin la necesidad de un aparato burocrático. Por todo esto es necesaria la unión de los comunistas, para fortalecer el PCOE y poder enfrentarse a la burguesía y derrocarla a favor de un Estado socialista y pasar después al comunismo.

 

¡Lucha contra el capitalismo, únete a las filas del PCOE!

¡Luchemos por un mundo mejor, por el socialismo!

 

Comité Nacional de Euskadi del Partido Comunista Obrero Español




Libertad presos políticos

Mientras encarcelan a Pablo Hasél por denunciar la putrefacción de una monarquía heredera del franquismo, también se impide que el tejido asociativo y popular de Madrid salga a las calles, negando al pueblo trabajador su supuesto derecho a manifestación en defensa de la Sanidad y los Servicios Públicos. A su vez, se permite que algún alto mando del Ejército hable en términos de “asesinar a 26 millones de españoles” a la par que loan a Franco y defienden a VOX, demostrando que en este país tienen derechos los fascistas pero no la clase obrera.

Desde el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) y el Partido Comunista Obrero Español (PCOE) denunciamos el carácter antidemocrático del Estado español y expresamos nuestra solidaridad con el rapero Pablo Hasél, del que exigimos su libertad y rechazamos la sentencia condenatoria de unos tribunales de justicia en los que el Franquismo sigue presente y al mando. Denunciamos la esencia reaccionaria y traidora del Gobierno del PSOE-UP que tolera la movilización de los fascistas y demuestra que la clase obrera no tiene derecho ni tan siquiera a movilizarse en defensa de la sanidad Pública. Tanto el PCPE como el PCOE rechazamos la decisión adoptada por la Delegación del Gobierno de Madrid de prohibir arbitrariamente la manifestación convocada por 78 colectivos madrileños.

Hacemos un llamamiento a toda la clase obrera a situarse a la ofensiva ante los ataques de la actual dictadura del capital y, especialmente, a todas y todos los comunistas a unirse al proceso de unidad de acción comunista iniciado por nuestros partidos para fortalecerlo y poder dirigir a la clase obrera hacia la única salida que tenemos para conquistar una vida digna: La construcción del Socialismo.

 

¡POR LA UNIDAD DE LOS COMUNISTAS!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!

 




CCOO y UGT claudican ante la patronal una vez más

El sindicalismo de clase y combativo debe avanzar y borrar del mapa al sindicalismo traidor

Los sindicatos amarillos CCOO y UGT han anunciado movilizaciones el próximo 11 de febrero, en lo que es una nueva cortina de humo para esconder la claudicación frente a la Patronal, tragando con las exigencias de esta -junto con el Gobierno- en todos los aspectos y presentando un calendario de movilizaciones sin ningún objetivo concreto -modus operandi habitual del sindicalismo amarillo y traidor- para acabar intentando vender como victoria una claudicación frente a las exigencias de la patronal.

CCOO y UGT han pasado de exigir la derogación de las reformas laborales a aceptar (comprando así el discurso del Gobierno) “corregir las reformas laborales nocivas y ineficaces”, lo que supone aceptar la exigencia de la patronal de mantener dichas reformas. Qué contenidos y en qué sentido quieren “corregirlas” no se sabe, síntoma inequívoco de una nueva traición, la enésima, a la clase trabajadora.

Igual de denunciable es el intento de estos sindicatos, entregados al capital, de “mejorar los procesos de subcontratación y externalización”, cuando frente a la externalización y la subcontratación -generadores de miseria y precariedad para la clase trabajadora- sólo cabría, desde un sindicalismo honesto, oponerse de la forma más rotunda y luchar por su erradicación.

La patronal, una vez finalizado el acuerdo de prórroga de los ERTE hasta el 31 de mayo -con lo que la burguesía se garantiza no pagar los salarios de sus trabajadores, encargándose así el Estado, es decir, en su mayoría el pueblo trabajador mediante sus impuestos- sigue perfilando su plan de precarizar el mercado de trabajo incrementando la desigualdad y abriendo brechas salariales mayores entre los trabajadores, externalizando aún más el trabajo para abaratar tanto costes laborales como rebajar salarios y regulando el teletrabajo a favor de los empresarios, o lo que es lo mismo, dar pasos agigantados hacia la uberización del trabajo y, con ella, liquidar las relaciones laborales sustituyéndolas por relaciones mercantiles donde se liberará a los empresarios de hacer frente a las cotizaciones a la seguridad social de los trabajadores, los cuales pasarán a éstos, aparte de imponer el trabajo a destajo.

El sindicalismo vendido, ante esta ofensiva de la patronal, tiene que hacer el teatrillo de “exigir” a Gobierno y patronal cuestiones siempre en abstracto y nada concreto, para lo cual recurre a “movilizaciones” sin sentido y que, finalmente, termina por desconvocar, generalmente, o enfriar, provocando la desmoralización entre la clase obrera.

Ante este panorama en el que nos encontramos, el sindicalismo de clase y combativo debe dar un paso al frente, asumir la responsabilidad histórica que tiene y, bajo los principios de la Federación Sindical Mundial, trabajar por la creación de una central sindical única que confronte y elimine al sindicalismo traidor que tanto daño está haciendo a la clase trabajadora, contribuyendo a erosionar la influencia de la patronal y su Estado sobre la clase obrera.

El nacimiento de Alternativa Sindical de Clase (ASC), fusión de los sindicatos Alternativa Sindical de Trabajadores (AST) y Coordinadora Sindical de Clase (CSC), supone sin duda un claro e importante avance del sindicalismo de clase y combativo en el estado español. Desde el Partido Comunista Obrero Español hacemos un llamamiento a todos los sindicatos que se denominen de clase y combativos a trabajar en la consecución de una única central sindical que luche contra los sindicatos amarillos al servicio de los empresarios, tal y como establece la Federación Sindical Mundial (FSM), la cual representa a más de 100 millones de trabajadores en todo el mundo. La integración en este sindicato pondrá en el foco de la lucha el carácter de clase por encima del nacionalismo o el corporativismo, cuestiones que no hacen sino dividir a la clase trabajadora y debilitarla.

Fortalezcamos todos los comunistas el proceso de unidad iniciado por AST y CSC con el nacimiento de esta central sindical, ASC, que representa la necesidad histórica de la unidad de la clase trabajadora en el Estado español en un solo sindicato, fuerte y decidido en sus tareas para la superación del capitalismo generador de miseria y muerte para el proletariado, y la construcción del socialismo, su máxima aspiración.

 

¡Por la unidad de la clase trabajadora!

¡Por el fortalecimiento del Sindicalismo de Clase!

¡Por el Socialismo!

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español