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La crisis sanitaria no la trae la COVID-19

Como hemos reiterado durante los últimos meses, la pandemia del coronavirus ha acelerado el proceso de descomposición del capitalismo. Como en la actualidad las condiciones subjetivas de la revolución socialista aún están por fraguarse, la desintegración de los pilares imperialistas se está traduciendo en un ataque continuo e indiscriminado hacia los trabajadores para ralentizar lo máximo posible la caída de la tasa de ganancia de la burguesía.

Sin embargo, el mero hecho de que en la actualidad se utilicen nuevas artimañas para expoliar todavía más a los trabajadores y movilizar el dinero público a manos privadas no quiere decir que todo lo que está ocurriendo a día de hoy sea una novedad para el pueblo trabajador. Las viejas fórmulas de recortes y saturación de los servicios públicos siguen sirviendo a los monopolios, los verdaderos gobernantes del capitalismo.

Con la llegada de la COVID-19 al territorio español, la alarma sanitaria se ha contagiado de una forma exponencial entre la población, lo cual se ha traducido en un contacto más estrecho del sistema sanitario público con las clases populares. Así es como por ejemplo las llamadas al 061 se han disparado de forma generalizada a lo largo y ancho de todo el Estado. Es de cajón que ante una pandemia la clase trabajadora acuda a los profesionales sanitarios.

La respuesta del Estado, que indudablemente tiene un carácter burgués, es la de obviar las urgentes necesidades que tienen los centros de salud y los hospitales mientras que al mismo tiempo pagan miles de millones en rescatar a la empresa privada con dinero público. De esta forma, el colapso sanitario causó más de la mitad de muertos con COVID-19 en España, según un modelo matemático que analizaba la cantidad de muertos y la relacionaba con el porcentaje del colapso sanitario. Esto mismo ya estaba previsto por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que a finales de marzo de 2020 advertía de que el colapso del sistema sanitario por el coronavirus aumentaba drásticamente las muertes prevenibles. En la misma línea, el sistema sanitario público tiene enormes dificultades este año para suministrar vacunas como la de la gripe, puesto que en muchas localidades del Estado se encuentran agotadas. La lógica sanitaria del capitalismo la vimos también el mes de noviembre, en el que se recortaron más de 17.000 puestos de trabajo de empleados de la salud pública en plena segunda ola del coronavirus.

Los medios de comunicación, fieles voceros del Estado burgués y la empresa privada, expresan de forma directa o indirecta que esta situación es consecuencia de la imprevisibilidad de la pandemia, que se trata de un caso aislado. Creer esto sería asimilar la propaganda burguesa, que pretende justificar cualquier actuación de este sistema criminal con el objetivo de perpetuar que quienes son explotados continúen de rodillas.

Si investigamos el estado de las urgencias en años anteriores al presente, podremos comprobar que el sistema sanitario público español está destinado al colapso y que esta situación es deliberada y una prueba más de que lo que los comunistas decimos es completamente cierto: los servicios públicos, universales y gratuitos son una quimera en el capitalismo que tiene en su ADN la desvalorización del mundo humano en razón directa de la valorización del mundo de las cosas.

En enero de 2017, colapsaban las urgencias de los hospitales de Madrid por la gripe y ya por aquellas fechas la Consejería de Sanidad no había llevado a cabo ningún plan preventivo, a pesar de que la gripe azota todos los inviernos a la población en Europa. También ayudó que en los últimos cuatro años se redujesen en medio millar el número de camas en los centros adscritos al SERMAS. Esta situación fue muy similar en otras partes del Estado.

En enero de 2019, los camaradas del PCOE en Galicia denunciaban la situación del SERGAS, que llevó a la muerte a un hombre en A Estrada (Pontevedra) y a otros dos en Santiago de Compostela, así como la dimisión de 22 de jefes de servicio de distintos centros de Salud de Vigo. Ante esta situación, hubo que aguantar los golpes en el pecho del PP asegurando que la sanidad en Galicia es una de las mejores de Europa, cuando es más que conocida la situación de temporalidad de los sanitarios en dicha nación.

A finales de 2019, el PCOE en Andalucía ponía de manifiesto la incapacidad del sistema de salud andaluz de satisfacer las demandas sanitarias de las clases populares. Se ponía de manifiesto cómo la mal llamada izquierda española (PSOE, Izquierda Unida y Podemos) han puesto a los hospitales y los centros de salud en bandeja de plata para la empresa privada, llegando esta última a sobornar a cargos directivos para la derivación de pacientes, contrato de maquinaria o adelantamiento de información sobre licitaciones públicas.

Con esta muestra de casos, pretendemos dejar de manifiesto que lo que vivimos hoy no es más que fruto de lo que nos ha sembrado la clase dominante durante décadas. Tanto la extrema derecha del Estado (PP, VOX y Ciudadanos) como su no menos reaccionaria pata socialfascista del PSOE y oportunistas de Unidas Podemos tienden a la precarización de los servicios públicos, la única diferencia es que el gobierno actual llora con lágrimas de cocodrilo al hacerlo. Las clases populares no tienen nada que ganar en un sistema burgués que prioriza el beneficio privado frente a las necesidades humanas. Ellos mismos lo demuestran cuando tachan de países de “segundo mundo” a los que garantizan la sanidad y educación al 100% de la población. Nosotros, además, lo vemos todos los días y, de forma más clara, lo vemos hoy.

La organización del pueblo en las asambleas del Frente Único del Pueblo es hoy una necesidad para hacer frente al orden burgués actual. Sólo de esta forma podremos tumbar el capitalismo y construir el socialismo. Sólo gobernando nosotros, los que trabajamos, conseguiremos que la sanidad ocupe la importancia que se merece y, por ende, colocaremos al ser humano en el centro de todas las necesidades.

 

¡Sólo el socialismo nos garantiza la salud!

¡Construyamos el Frente Único del Pueblo!

¡Socialismo o barbarie!

 

Madrid, 30 de noviembre de 2020

Secretaría de Movimiento Obrero y de Masas del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)




El PCOE en solidaridad con el Sáhara Occidental

El sábado 28 el pueblo saharaui se manifestó en Málaga contra el imperialismo marroquí y la complicidad del Estado español.

Los representantes locales del PCOE asistieron en solidaridad y apoyo, repartiendo la siguiente octavilla:

El pueblo saharaui ondeó las banderas del Partido, y el Partido las banderas del pueblo, como la muestra más pura de hermandad y camaradería.

El pueblo saharaui es conocedor de sus hermanos, los comunistas, pues nos une el internacionalismo proletario, la lucha contra el imperialismo y una clase con intereses comunes.

 

 

¡POR EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
¡POR LA LIBERTAD DEL SÁHARA!
¡POR LA SOLIDARIDAD ENTRE PUEBLOS!

Comité local del PCOE en Málaga




Cepsa estafa a los trabajadores de la refinería de Palos de la Frontera

Como mostramos matemáticamente en nuestro anterior comunicado en relación al ERTE que quiere ejecutar la dirección de Cepsa, existen razones sobradas no sólo para rechazar semejante atropello, sino para pasar a la ofensiva luchando por lo que por derecho debería pertenecernos socializando la empresa, y que los millones de dinero público que hemos invertido en ellas durante años revierta por fin en beneficio del pueblo trabajador.

Por si fuera poco, la empresa se jacta en un comunicado de los beneficios brutos que ha obtenido durante el tercer trimestre de 2020: 277 millones de euros, lo que supone un aumento del 57% respecto al trimestre anterior.

Mientras con una mano recoge la cosecha del trabajo colectivo de sus trabajadores, con la otra ejecuta un ERTE de 62 trabajadores para ahorrarse sus salarios y que los paguemos todos los trabajadores del país. La justificación es que los tiempos son difíciles porque la demanda de carburantes ha caído. Los “tiempos difíciles” de los capitalistas los pagamos los obreros con nuestros puestos de trabajo o con nuestros derechos. Su depravación es tan grande que incluso aumentando los beneficios, como han reconocido, no tienen bastante. Es tal el desprecio que sienten por los trabajadores que, con la complicidad del Estado, incluso crean leyes que les facilitan echarnos a la calle como perros si no cumplen sus expectativas de beneficios. Porque en este sistema los tiempos nunca son difíciles para los capitalistas. Ellos están bien preparados y organizados para que nunca lo sean.

Ante este hecho los trabajadores deberíamos reflexionar sobre en qué régimen irracional vivimos, de tal manera que el exceso de producción, en lugar de ser beneficioso pues debería garantizar el abastecimiento y por tanto la satisfacción de las necesidades cotidianas, resulta que sirve de excusa para dejar a los trabajadores en la calle. Porque no hemos de ser ingenuos, los ERTEs son la antesala de los EREs.

Y ante esta situación, ¿qué sindicalista que se honre de tener dicha responsabilidad podría firmar esta barbaridad, este nuevo robo a mano armada de los parásitos fondos de inversión que mandan en Cepsa? Aquellos sindicatos y sindicalistas que han firmado esto se posicionan enfrente de la clase obrera, del pueblo trabajador, y se ponen junto a los explotadores que saquean nuestras riquezas y nuestro trabajo colectivo.

Si los trabajadores todavía no han dado el salto de tomar el control de la producción, a pesar de que hace décadas que se dan las condiciones objetivas para ello, es por culpa sobre todo de la quinta columna en el movimiento obrero. Esa quinta columna compuesta, en el ámbito político por la socialdemocracia, la vieja (PSOE-IU-PCE) y la nueva (PODEMOS) y en el ámbito sindical por los sindicatos vendeobreros y vendidos que pactan con los empresarios retrocesos y mantienen las luchas de la clase obrera aisladas y sin ir más allá de la lucha por las cuatro pesetas.

Responder a cada una de las agresiones de las empresas no es suficiente y no acaba con la raíz del problema: quien parte, reparte. Parar un golpe no garantiza que los mismos verdugos no nos vuelvan a agredir, porque está en su instinto depredador el ánimo de lucro y porque siguen siendo los dueños. Ya es hora de que los trabajadores manden y gobiernen, decidan en qué condiciones hemos de trabajar y vivir, nosotros y nuestras familias trabajadoras. Eso significa sacar de las grandes empresas a los capitalistas y que pasen a ser propiedad de todo el pueblo.

Es hora de romper el aislamiento de los centros de trabajo, hay que unir y vertebrar a la clase obrera para poner a nuestro servicio las riquezas tomando el control de empresas privatizadas y otros monopolios como Cepsa, Repsol, Navantia, o Airbus y todas sus auxiliares y subcontratas que esclavizan a los trabajadores a niveles insoportables. La única manera de acabar con las crisis, la única manera de aspirar a una vida digna es acabar con el poder de los capitalistas, con el capitalismo.

 

Basta de despidos y deslocalizaciones

Basta del saqueo por parte de los capitalistas

Por la socialización de Cepsa y el resto de grandes empresas

Secretaría de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Regional de Andalucía del Partido Comunista Obrero Español (P.C.O.E.)




¡Sáhara libre!

“Marruecos puede comprar todo el material armamentístico del mundo, pero jamás podrá comprar los corazones de un pueblo que cree en su causa y está dispuesto a morir por ella” – Oubi Bachir

Actualmente, la ocupación del Sáhara Occidental es el conflicto internacional en el que el Estado español tiene una mayor responsabilidad. En 1975 todos los habitantes del Sahara Occidental tenían la nacionalidad española y era considerada la provincia número cincuenta y tres. El dictador Franco se vio obligado a convertir la colonia en provincia española tras las presiones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para que descolonizara el territorio. Con esta maniobra conseguiría tiempo para seguir controlando un territorio que le proporcionaba fuertes ingresos.

La historia de los saharauis es una historia de resistencia hacia sus tres agresores: España, Mauritania y Marruecos. En 1900, después de las disputas entre Francia y España, se convierte en colonia española con la firma del Tratado de París, donde se fijan las fronteras de las colonias de ambos países en el Norte de África. En 1969, Mohamed Basiri funda el Movimiento de Vanguardia para la Liberación del Sáhara, un año más tarde desaparece Basiri durante una manifestación en la explanada del Zemla – este episodio pasará a la historia por la brutalidad con que la legión española disolvió esta protesta –. En 1973 se crea el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, Frente Polisario, de tendencia socialista en su ideología y que cuenta con el apoyo mayoritario de la población saharaui. En 1974, Franco funda el PUNS (Partido de Unión Nacional Saharaui), un partido político títere con el objeto de negociar los fundamentos de la autodeterminación del territorio llegado el momento. En este mismo año, Hassan II, rey de Marruecos, solicita su derecho de soberanía sobre el Sáhara ante el Tribunal de La Haya, argumentando lazos jurídicos e históricos; este dictamina que no existe relación ninguna de soberanía entre el Sáhara y el reino de Marruecos y tampoco con Mauritania.

El mes de noviembre ha sido históricamente muy recordado para el pueblo saharaui. El 6 de noviembre de 1975 se inicia la Marcha Verde; una operación militar bien organizada que pretende invadir militarmente el territorio del Sáhara, pero que es vendida a la opinión pública como una marcha pacífica de civiles marroquíes hacia el Sáhara. En esta fecha la salud de Franco era muy delicada y España decide firmar con Marruecos y Mauritania una cesión temporal de la Administración del Sáhara Español, llamados Acuerdos Tripartitos en la que se concede dos tercios Norte del Sáhara a Marruecos y el tercio sur a Mauritania. Las Naciones Unidas no reconocen a Marruecos, ni en su momento a Mauritania, como potencias administradoras del Sáhara Occidental. Marruecos y Mauritania comienzan a tomar el territorio exterminando a la población civil saharaui. Los saharauis carecen de armas y de ejército y empiezan a huir hacia el desierto en dirección a Argelia. En su mayoría son ancianos, mujeres y niños ya que los hombres y los jóvenes se incorporan a la resistencia que organiza el Frente Polisario. Pero una gran parte de la población saharaui no puede huir quedándose en su tierra bajo la ocupación militar marroquí y mauritana. La gran parte de la población tuvo que huir a pie transportando sus escasas pertenencias y llevando consigo a sus descendientes, el número de bajas fue muy elevado, cabiendo destacar la mortalidad infantil entre los nacidos en 1975 y 1976, tanto es así que es difícil encontrar a algún saharaui nacido en estos años. La resistencia saharaui se basó en ataques a las milicias marroquíes y mauritanas para distraer su atención y permitir a la población civil huir, tomando la decisión de replegarse a territorio argelino para comenzar desde allí una guerra de guerrillas.

El Frente Polisario proclama el 27 de febrero de 1976 la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Argelia da cobijo a la RASD en un terreno desértico de la Hamada Argelina (nombre que se da a las zonas de tierra desértica en las que abundan las piedras), es aquí donde se ubican los campamentos de refugiados y donde se ha mantenido a salvo la población civil que ha sobrevivido al éxodo. Son cuatro campamentos, en los que las mujeres asumen la organización y gestión de estos.

Mauritania reconoce el 5 de noviembre de 1979 el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, hecho que aprovecha Marruecos para ocupar la totalidad del territorio, construyendo un muro para evitar las incursiones guerrilleras del frente Polisario. El muro divide la parte controlada por el Polisario (territorio liberado) con la parte controlada por Marruecos (territorio ocupado). Este muro es conocido como el Muro de la Vergüenza por la responsabilidad política española al permitirlo y por el abandono perpetrado, a todos los niveles, hacia la población saharaui.

 

 

La creación del muro y el desgaste mutuo de la guerra empuja a Marruecos y a la RASD a firmar un alto al fuego, estableciéndose en el acuerdo la celebración de un Referéndum y la ONU crea la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) para que velase por la transparencia durante el proceso de dicho referéndum. Pero se empiezan a denunciar casos en los que se les arrebatan la acreditación electoral a los saharauis que vivían bajo ocupación marroquí.

Las autoridades marroquíes controlan y extorsionan a la población saharaui residente en territorio ocupado e intentan incluir 170.000 colonos marroquíes en el censo. Por todo esto, la MINURSO, no pudiendo garantizar un referéndum limpio, decide aplazar la votación. A partir de aquí, desde 1992, se han sucedido planes y nombramientos de enviados especiales de la ONU con el objeto de eliminar las trabas que Marruecos presenta bloqueando el referéndum, pero Marruecos nunca permitirá ninguna opción que posibilite la resolución del conflicto. Del mismo modo, Marruecos es peón de EE. UU. y la Unión Europea, la avanzadilla del expolio de los recursos naturales del Sáhara, como son los pesqueros, los minerales o ahora el telurio. Sin duda, lo que el pueblo saharaui necesita es que los imperialistas y sus lacayos abandonen completamente sus pretensiones en su territorio.

Los intereses económicos importan más que la justicia y aunque los organismos internacionales ya se han pronunciado al respecto, sus resoluciones no sólo no se cumplen sino que Marruecos está tomando el control de más zonas, como el paso Guerguerat que comunica el Sáhara Occidental con Mauritania y que Marruecos está utilizando para transportar mercancías a otros países africanos, pero es que además la relación que mantiene con países de la Unión Europea como Francia y España y el intercambio mercantil que realiza con estos va en aumento: “Las principales exportaciones marroquíes las componen los fosfatos y derivados para fertilizantes (Marruecos es el primer exportador del mundo)” [1]. Esta venta de recursos es ilegal ya que según la legislación internacional no se pueden expoliar los recursos de las zonas en litigio.

Otra muestra que es repulsiva del Estado español es el armamento que vende e incluso regala a Marruecos, saltándose la legalidad internacional ya que como marca la Asamblea de la ONU los países deben impedir la venta y aprovisionamiento de armas a los países que traten de impedir la descolonización y el ejercicio de autodeterminación (Ferrer, 2002) [2].

Y mientras los poderosos dilatan en el tiempo la resolución del conflicto para obtener beneficios económicos, el pueblo saharaui vive encerrado en unos campamentos de refugiados, donde las condiciones de vida son de extrema dureza.

¿Qué otra opción les queda a estos jóvenes que se encuentran sin trabajo ni esperanza? No les queda otra salida que retomar la vía armada para intentar desbloquear el conflicto porque los organismos internacionales y demás países occidentales a la vez que deciden qué país es democrático y cual no los es según el grado de cooperación con el sistema capitalista de mercado, no considera que rey Mohamed VI no lo sea.

El rey de Marruecos decide qué partido forma Gobierno, independientemente de los votos que haya obtenido, pero esto al parecer no supone ningún problema para las democracias occidentales. De esta manera, la democracia que nos venden es un cliché al que se le echa mano según los intereses económicos que beneficien a los más ricos, a las grandes corporaciones y monopolios. La palabra democracia es tan usada para intereses falsos que pierde toda legitimidad.

El capitalismo, en su fase actual de imperialismo y de crisis general del sistema, ya no puede esconderse más en la palabra democracia, pues es evidente y claro a quiénes favorece esta democracia capitalista; a los más poderosos, a los más ricos, a las grandes corporaciones y monopolios, y que perjudica de forma sangrante al proletariado. Queda claro que la lucha por la emancipación nacional de las naciones oprimidas o colonias es inviable si esta no se subordina a la lucha revolucionaria por la emancipación del proletariado, a la lucha por el socialismo.

La solidaridad entre pueblos es imposible con este sistema criminal y aunque las muestras de apoyo del pueblo español para con los saharauis es manifiesta, como ejemplo proyectos como “vacaciones en paz” en el que niños saharauis pasan los meses más duros con familias de acogida españolas, esto no es suficiente para la última colonia pendiente de descolonizar y hace incomprensible la postura de políticos como el actual gobierno que han pasado de ser fervientes defensores de la causa saharaui a no intervenir y no molestar a nuestro vecino del sur ni a las potencias internacionales. En definitiva, no interesa que estos tipos de conflictos finalicen ya que la industria armamentística es uno de los grandes negocios del primer mundo.

Como hemos mencionado en repetidas ocasiones, el perfeccionamiento de la maquinaria militar es una de las características del capitalismo en su fase imperialista y en la estrecha relación Estado-monopolios. La explicación de esta acentuación del militarismo y la industria de guerra la encontramos en la contradicción entre capitalismo y socialismo, en un intento por detener la rueda de la historia que avanza de forma imparable hacia la dictadura del proletariado, y que tuvo su primer examen durante la Guerra Fría:

“Así, la carrera armamentística es el medio que se utiliza para enfrentar el avance del socialismo, impedir que los países que han logrado liberarse del imperialismo y establecer una fase revolucionaria de democracia popular avancen hacia aquél y, sobre todo, contener los movimientos de liberación nacional y de lucha antiimperialista”. [3]

La única salida que nos queda para hacer frente a todas estas injusticias y apoyar de esta manera a los pueblos que están sufriendo el castigo, el aniquilamiento y persecución, no es otra que acabar con el sistema capitalista y construir una sociedad en la que prevalezca los intereses de los trabajadores, una sociedad en la que el significado de la palabra democracia sea la más alta expresión de solidaridad e igualdad.

 

¡POR LA LIBERTAD DEL SAHARA Y DE TODOS LOS PUEBLOS OPRIMIDOS!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

Madrid, 25 de noviembre de 2020

SECRETARIA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

 

Referencias:

[1] http://www.exteriores.gob.es/documents/fichaspains/marruecos_ficha%20pais.pdf

[2] Ferrer, J. (2002). La aplicación del principio de autodeterminación de los pueblos: Sáhara Occidental y Timor Oriental. Murcia: Publicaciones de la Universidad de Alicante.

[3] Márquez, A. & Vizcaíno, M. (1994-1995). El capitalismo monopolista de Estado, fase actual del capitalismo. En Problemas del Desarrollo (pp. 99-122). Vol. 15, No. 60. Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Nacional Autónoma de México.




Nos mandan al matadero

El pasado miércoles 4 de noviembre conocimos la trágica noticia de la muerte de un trabajador del Grupo Eulen, empresa de seguridad contratada por Leroy Merlín en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira. Este trabajador, que sólo acudía a su puesto de trabajo como de costumbre, fue aplastado por una cancela del aparcamiento de dicho establecimiento, muriendo dos días después por sus graves heridas. Pero esto no es casualidad, ya que se denuncia desde el comité de empresa del Grupo Eulen que esa misma mañana la empresa encargada del mantenimiento estuvo manipulando la cancela, dejando a medias el trabajo para ocuparse los siguientes días. Es decir, a sabiendas de que esa cancela estaba en mal estado y podía suceder una desgracia (como finalmente ocurrió), nadie se encargó de velar por la seguridad de este trabajador, que se convierte en una nueva víctima de este sistema criminal que sólo mira por los intereses de una clase dominante y deja a la clase obrera morir sin consecuencias en sus puestos de trabajo.

Sin embargo, esto no es un caso aislado, ya que al año en España mueren cientos de trabajadores en sus puestos de trabajo, constando este año de una subida de estos fallecimientos en comparación con el anterior. (Un total de 543 trabajadores fallecieron en accidente laboral en los nueve primeros meses del año, 36 más que en el mismo periodo de 2019, lo que implica un aumento en valores relativos del 7,1%, según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social). Todo ello sin contar con los accidentes con baja laboral, que hasta septiembre de este año suma un total de 348.862, de los cuales 309.453 fueron en puestos de trabajo, según fuentes del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Este dato, pese a que supone un menor número respecto al curso anterior (algo que en muertes laborales es lo contrario) constata que ir a trabajar bajo el yugo de los burgueses no es algo seguro para el proletariado. Y es que el sistema capitalista saca a relucir su verdadera cara, que no es otra que la explotación y miseria para la clase obrera en base del beneficio de la burguesía parasitaria que se enriquece a costa de nuestro sufrimiento. Se deja patente que no les importa la seguridad del trabajador con tal de llenarse lo máximo posible sus bolsillos, aunque la clase obrera muera incluso en sus puestos de trabajo. Cada día demuestran cuáles son sus intereses como clase dominante.

Es por ello que el pueblo trabajador y humilde debe organizarse para acabar con su régimen de explotación. Ya hemos constatado que la clase obrera es el verdadero motor de todo, que somos los que producimos toda la riqueza de la que los capitalistas se apropian después de habernos dejado la salud y la vida para producirla. Llamamos a todas las filas del pueblo trabajador a organizarse en torno al Frente Único del Pueblo, para derrocar al sistema capitalista y construir el Socialismo, la única salida para construir una sociedad en la que el capitalismo y su explotación y miseria pasen al estercolero de la historia.

 

Célula I. Stalin del PCOE en Sevilla




La cuestión nacional en el Sáhara Occidental

Aproximación histórica del conflicto

 

Tras la Segunda Guerra Mundial, los restos del imperio colonial del Estado español se limitaban al control de Ifni, Guinea Ecuatorial y del Sáhara Occidental. Ifni acabaría formando parte del reino marroquí por el Tratado de Fez del 4 de enero de 1969 y Guinea Ecuatorial consiguió la independencia en 1968. Por su parte, el conflicto territorial del Sáhara Occidental se trató de solventar a través de los ilegales Acuerdos de Madrid, de noviembre de 1975, entre España, Marruecos y Mauritania, pasando la administración del territorio a estos dos países. Es evidente que con el dictador Franco al borde de la muerte la dictadura no quería acumular ningún “problema” más. Es durante una misión de la ONU, el 12 de mayo de 1975, en El Aaiún, cuando se produce un “gran escándalo”: una multitudinaria manifestación contra el dominio del Estado español con numerosas banderas del Polisario donde el pueblo clamó por la independencia. La comisión se da cuenta de la fuerza del movimiento y declara que “el Polisario es la única fuerza política dominante en el territorio y que la inmensa mayoría del pueblo desea la independencia” (Sobero, 2010) [1].

A pesar de ello, la ocupación marroquí no dudó ni por un instante en tratar de implementar en el territorio su administración y sistema político. La realidad muestra de forma clara que Marruecos, a partir de noviembre de 1975, tomó posesión de un territorio ajeno, sin esfuerzo alguno por involucrar a los saharauis. Era la conocida Marcha Verde, durante la cual se firmaron los ilegales Acuerdos de Madrid y que buscaron la ocupación del territorio saharaui por medio de 350.000 civiles y más de 20.000 soldados – todos marroquíes – con la intención de desintegrar al pueblo saharaui como tal y que la ocupación colonialista no tuviera marcha atrás, diluyendo toda posibilidad de celebrar un referéndum de autodeterminación.

Es entonces, con la retirada española el 26 de febrero de 1976, cuando el Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, el Frente Polisario, se posicionará a la vanguardia del movimiento para la liberación del Sáhara y proclame la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), no reconocida internacionalmente. Huelga decir que es indiscutible que en la cuestión del Sáhara Occidental el Estado español tiene una responsabilidad indiscutible y una deuda histórica.

En los primeros meses de 1976, la aviación marroquí se dedicó a bombardear las agrupaciones civiles que huían a zonas seguras: represión, ocupación, bombardeos con napalm, de fósforo blanco y de bombas incendiarios, centenares de muertos y heridos, y alrededor de 70.000 refugiados que huían de una masacre organizada. Una verdadera acción de genocidio:

“Cerca de 40.000 civiles saharauis fueron bombardeados en el interior del desierto con napalm y fósforo blanco. El ejército marroquí tenía orden de acabar con todo aquel que no fuera español por lo que el exterminio fue brutal, familias al completo asesinadas, violaciones, torturas, saqueos… auténtico salvajismo con intención de exterminar a los saharauis e impedir que los guerrilleros recibieran apoyo” (Gómez, 2013) [2].

La lucha armada por la liberación nacional provocó el fin de la ocupación de Mauritania en el Sáhara, saliendo oficialmente de la guerra el 5 de agosto de 1979 con la firma del Acuerdo de Paz, poniendo fin a su papel neocolonial que le había sido concedido por el Estado español años atrás. Esto fue aprovechado por Marruecos, que se anexionó el territorio que había sido ocupado por Mauritania alegando derecho de retracto y tomando la prefectura de Dajla el 11 de agosto de 1979, apenas 6 días después.

El 21 de noviembre de 1979, con las Resoluciones 43/37 y 35/19, la ONU reconoció al Frente Polisario como único representante del pueblo del Sáhara Occidental, considerando a Marruecos como potencia ocupante. Ante este revés internacional y la dificultad de la guerra, Marruecos inició la construcción del llamado Muro de la Vergüenza (muro de más de 2.700 kilómetros) entre 1981 y 1987, que terminó por trazar una línea de norte a sur, armando patrullas, instalando entre 7 y 10 millones de minas antipersonas y destinando varios millones de dólares diarios en despliegue militar y armamentístico.

Es en 1988, concretamente el 30 de agosto, cuando el Frente Polisario y Marruecos aceptaron las proposiciones de la ONU y la Organización para la Unidad Africana (OUA) para llevar a cabo un Acuerdo de Paz que incluyese la celebración final de un referéndum de autodeterminación para decidir el destino del pueblo saharaui, cosa que nunca llegó a realizarse. El 6 de septiembre de 1991 se produce el último acto bélico y se firma el alto el fuego entre el Frente Polisario y Marruecos, tutorizado por la ONU a través de La Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO). No obstante, lo que el imperialismo prometió como provisional se tornó en duradero y el pueblo saharaui contempló como, pese a no estar en guerra, tampoco estaban en paz: “Como es sabido, la población saharaui en los territorios ocupados militarmente por Marruecos continúa siendo torturada, encarcelada y desaparecida en la actualidad por pertenecer o simpatizar, cuarenta años después, con el Frente Polisario” (Gómez, 2013) [3].

La lucha armada hoy

 

Marruecos no ha dudado en vulnerar a voluntad el acuerdo firmado en 1991. La última afrenta se produjo hace tres años, con la construcción de una carretera en la zona neutral de Guerguerat, en el suroeste del Sáhara Occidental. Una carretera que fue calificada como ilegal por las propias Naciones Unidas en 2001, cuando se hizo la primera intentona de su construcción. Tras esto, desde finales de octubre de este año, decenas de civiles saharauis iniciaron una protesta pacífica contra la persistencia de la brecha ilegal construida por Marruecos en Guerguerat y, también, contra las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos perpetradas con total impunidad por las autoridades marroquíes en el Sáhara Occidental. Una acción que no suponía ninguna violación de los acuerdos militares. Los civiles saharauis cortaron el tráfico por dicha vía durante varios días, evitando la salida hacia Mauritania de camiones que saqueaban los recursos naturales de la zona. Ante esto, Marruecos no dudó en violar el Acuerdo Militar N.º 1 (acuerdo militar firmado entre el Frente Polisario y la MINURSO en diciembre de 1997, y entre la MINURSO y Marruecos un mes después), enviando tropas y vehículos pesados hacia la Zona Restringida a lo largo del muro.

Así, el 13 de noviembre de 2020, el Frente Polisario hacía pública la siguiente carta de su Secretario General y Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática – Brahim Ghali – dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas – António Guterres:

“Excelencia,

Le escribo con gran urgencia y preocupación para informarle que las fuerzas militares Marroquíes llevaron a cabo hoy un brutal ataque contra civiles saharauis desarmados que se manifestaban pacíficamente en la región de Guerguerat, en el suroeste del Sahara Occidental.

La operación militar lanzada por las fuerzas marroquíes contra civiles saharauis es un acto de agresión y una flagrante violación del alto el fuego, que Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad deben condenar en los más enérgicos términos de condena.

Para hacer frente a este acto de agresión, las fuerzas militares del POLISARIO se vieron obligadas a responder a las fuerzas marroquíes en autodefensa y proteger a los civiles. Responsabilizamos plenamente al estado de ocupación marroquí de las consecuencias de su operación militar, y hacemos un llamamiento a las Naciones Unidas para una intervención urgentemente para poner fin a esta agresión contra nuestro pueblo y nuestra tierra.

El hecho de que esta acción militar se produzca en vísperas del contacto programado para hoy entre el Secretario General de las Naciones Unidas y el Frente POLISARIO indica claramente que la operación es un acto deliberado de agresión por parte de la potencia ocupante para obstaculizar sus esfuerzos destinados a aliviar la tensión y calmar la situación en Guerguerat.

Con el lanzamiento de esta operación militar hoy, la potencia ocupante marroquí ha socavado gravemente, no solo el alto el fuego y los acuerdos militares conexos, sino también cualquier oportunidad de encontrar una solución pacífica y duradera al problema de la descolonización en el Sáhara Occidental.

Quisiera que esta carta llamara la atención de los miembros del Consejo de Seguridad.

Acepte, Sr. Secretario General, la seguridad de mi más alta consideración.”

A raíz de la violación del alto el fuego por parte del régimen de ocupación marroquí, los valientes combatientes del Ejército de la Liberación Nacional dieron duros golpes al ejército enemigo, bombardeando diversas regiones, bases militares y puntos de vigilancia marroquíes a lo largo del Muro de la Vergüenza que han reportado heridos, bajas mortales, desertores y considerables pérdidas materiales. Un día más tarde, el pasado 14 de noviembre, Brahim Gali ponía fin del compromiso con el alto el fuego firmado en 1991, declarando así el estado de guerra y regresando a la lucha armada tres décadas después.

Hoy, los horrores de la guerra imperialista abierta han vuelto al Sáhara Occidental. Sin duda alguna, la incapacidad de las Naciones Unidas y su engaño al pueblo saharaui han quedado constatados durante este tiempo, en el que no se ha perseguido, ni por asomo, la consecución del referéndum de autodeterminación, como tampoco se ha velado por el fin de los crímenes en los territorios ocupados por las fuerzas marroquíes.

 

Conclusiones

 

A tenor de lo expuesto, queda claro que mientras las potencias imperialistas sigan extrayendo impunemente los recursos naturales del Sáhara Occidental y la ocupación militar de Marruecos continúe garantizando el expolio, así como los encarcelamientos, torturas y asesinatos de miles de saharauis – todo ello con la complicidad internacional – la legitimidad del discurso y la lucha armada por la liberación nacional que está realizando el Frente Polisario estarán cada vez más vivas.

La lucha del Frente Polisario, la lucha de clases, se perfila como la única vía para la liberación nacional que el imperialismo ha negado históricamente al pueblo saharaui. La lucha armada, en este sentido, es más que nunca una necesidad histórica, pues el imperialismo, como queda demostrado, solo puede ofrecer a los pueblos del mundo el expolio, la miseria, la represión, la guerra y el exterminio.

Así mismo, es preciso señalar que de nada sirven los lamentos de socialdemócratas y reformistas que aspiran a una administración amable del Estado imperialista español. Los trabajadores del mundo necesitamos vivir en un mundo en paz y eso pasa por la abolición del capitalismo, por la salida y desmantelación de la OTAN y la Unión Europea, así como de los demás organismos imperialistas como el FMI, la OMC o el Banco Mundial. En definitiva, pasa por instaurar el Socialismo.

 

¡POR LA LIBERTAD DEL SÁHARA!

¡VIVA LA LUCHA DEL FRENTE POLISARIO!

¡VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!

Madrid, 16 de noviembre de 2020

SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

 

Referencias

[1] Sobero, Yolanda (2010). Sáhara: Memoria y olvido (pp. 93-102). Barcelona: Ariel.

[2] Gómez Justo, Juan Carlos (2013). El Frente Polisario: La historia de un movimiento de liberación nacional vivo (pp. 271). Revista Internacional de Pensamiento Político – I Época – Vol. 8.

[3] Gómez Justo, Juan Carlos (2013). El Frente Polisario: La historia de un movimiento de liberación nacional vivo (pp. 274). Revista Internacional de Pensamiento Político – I Época – Vol. 8.




Ante la marcha de Coca-Cola en Málaga, ¿basta con pedir la reindustrialización?

Los comunistas no podemos exigir una reindustrialización sin más, sin tener en cuenta bajo qué régimen de producción se realiza. Así, exigir que en el Estado español haya “industria”, a secas, es como pedir que en el país se construyan más viviendas. Hay que hacerse la pregunta, ¿Para quién y en beneficio de quién?

En el Estado español se han hecho bloques de pisos sin parar, especialmente durante las burbujas inmobiliarias. Y eso no ha garantizado, ni mucho menos, el derecho a una vivienda digna.

De esa manera es como la patronal minera utilizó a los mineros, con la complicidad de los sindicatos del régimen (CCOO, UGT, USO, …) para pedir más subvenciones con el chantaje de cerrar las minas y dejar sin trabajo a gran parte de los pueblos mineros de León y Asturias.

Bajo el régimen capitalista de producción, bajo la propiedad privada de los medios de producción todo lo que se produzca beneficiará únicamente a los dueños de las fábricas, por muy españoles que sean.

Es por eso que la consigna “reindustrialización” sin más, es el “Made in Spain” que une al Estado fascista español, la patronal, nacionalistas, chovinistas, oportunistas (PSOE, PCE, IU-Podemos, CCOO, UGT, USO, …) y nacionalsocialistas de nuevo cuño como los nazbols. Elementos todos sustentadores del sistema capitalista.

Además, los comunistas hemos de situar el grado de desarrollo actual del capitalismo, analizar en qué fase nos encontramos.

Por un lado, la ley de tendencia decreciente de la tasa de ganancia (que no de explotación) descubierta por Marx, implica que hoy, tras el explosivo desarrollo de las fuerzas productivas que han desbordado incluso las propias previsiones de los geniales clásicos (Marx, Engels, Lenin, …), la tasa de ganancia de capital está bajo mínimos conforme la producción no solo se automatiza sino que se robotiza. De esta manera, la mano de obra, asociada al capital variable, va camino de ser innecesaria y es de esa mano de obra de donde el capitalista obtiene las plusvalías y por tanto sus ganancias.

El gran capital, la oligarquía financiera que detenta el control de los monopolios fundamentales de producción, está planificando la economía mundial en una huida hacia delante que no hace más que ahondar en las contradicciones sin solución del capitalismo.

Por un lado, en base a la división internacional del trabajo que han diseñado, han decidido que el Estado español se dedique fundamentalmente al sector servicios. De ahí ese proceso de desindustrialización que ya se inició en los años 80 con el PSOE en el metal (Alcoa, Nissan) o ingeniería (Abengoa) y que se refleja de manera muy clara en ciudades como Málaga cuyo mayor peso económico está en el sector servicios, que genera riquezas inmensas que la clase obrera malagueña no ve por ningún lado, ya que independientemente del sector económico, el capitalista se apropia esas riquezas a partir de las plusvalía que extrae de los trabajadores.

Por otro lado, con el desarrollo del teletrabajo y la “transición digital” se pretende desmantelar las plantillas de las empresas, convirtiendo en autónomos a sus trabajadores, encargándoles y pagándoles el trabajo a destajo a través de plataformas digitales a las que los trabajadores deben conectarse a la espera del encargo que les llueva. Tal como ocurre con los repartidores de Glovo, Amazon o Uber.

Todo esto se está acelerando con la excusa del Covid, pero es algo que ya se estaba planificando desde hace años, enmarcado también en el proceso de transición “ecológica” que beneficiará especialmente a las petroleras, no porque les preocupe el medio ambiente sino por la perspectiva del agotamiento de los yacimientos fósiles y la caída del precio del petróleo a consecuencia de las crisis de superproducción imposibles ya de camuflar. Esta transición será además subvencionada, en el caso de la UE, con al menos 1 billón de euros.

Ante este panorama, por tanto, los comunistas no podemos más que orientar las luchas de la clase obrera a la lucha general de todo el pueblo trabajador, no a la “industrialización” sin más sino a la superación del ya putrefacto régimen capitalista de producción.

Eso implica que en el ámbito de la lucha económica hemos de conducir a la clase obrera hacia la lucha política, fortalecer y desarrollar el sindicalismo de clase, representado a nivel internacional por la Federación Sindical Mundial y en el Estado español por la Coordinadora Sindical de Clase, al mismo tiempo que llamamos a los trabajadores y delegados de personal honestos y combativos a abandonar las filas del sindicalismo vendido y vertical del Estado fascista español representado hoy por CCOO, UGT y USO principalmente. Porque en esta lucha de clases a muerte, estar en el bando de la quinta columna en el movimiento obrero significa darle balones de oxígeno a una patronal y oligarquía financiera parasitarias y criminales, a aquellos que distribuyen las rentas del país en su beneficio provocando la muerte del pueblo trabajador en residencias, centros de salud y hospitales por el desmantelamiento de lo que quedaba del sistema de salud.

 

Por el desarrollo del sindicalismo de clase

Por el fortalecimiento de la FSM y la CSC

Por la superación del capitalismo

Comité Local del PCOE en Málaga




En apoyo a los trabajadores de la refinería de Cepsa en Palos de la Frontera

El Partido Comunista Obrero Español en Andalucía apoya y se solidariza con los trabajadores de la refinería de Cepsa en Palos de la Frontera en su lucha por los puestos de trabajo, amenazados a través del ERTE a 55 compañeros, que quieren imponer los accionistas de la compañía en su búsqueda de mayores beneficios.

Los dueños de Cepsa, fondos de inversión emiratíes y estadounidenses, están ejecutando un plan trazado desde hace años para reestructurar la empresa “optimizando procesos”, como a los accionistas les gusta decir, que en definitiva significa automatización de la producción. Y esto, en lugar de redundar, como sería lógico, en menor carga de trabajo, en mayor seguridad y menor riesgo, en resumen, en mejor calidad de vida para los trabajadores de la refinería o cualquier fábrica, estando la empresa en manos privadas, supondrá pérdida de puestos de trabajo y mayor nivel de explotación.

Este proceso afecta también a los trabajadores de las oficinas. En 2019 Cepsa implantó un sistema de inteligencia artificial, llamado MAX, con el que se automatiza la gestión de personal y la comunicación entre empleados, por lo que la empresa se puede ahorrar el personal que realiza dichas tareas. En palabras de Carlos Morán, director de recursos humanos de CEPSA, “A través de la transformación digital estamos impulsando nuestra cultura de innovación, adoptando nuevas tecnologías y unos modelos de trabajo más eficientes” [1].

En la misma línea se orienta el acuerdo de Cepsa con Amazon Web Services (AWS) en junio de 2020 para implantar el “Internet de las Cosas” con el fin de, en palabras del CEO de Cepsa Philippe Boisseau, “crear valor, ser más competitivos e incrementar la eficiencia de nuestras operaciones“. Como resultado, la petrolera estima que conseguirá, al menos, un 25% de ahorro de costes al año [2].

La refinería de Palos de la Frontera, además, es pionera en la implantación del modelo “Hadi Industrial”, con el que la empresa pretende desarrollar una “transformación cultural, espacial y tecnológica”. Una vez más, se trata de “optimizar procesos” y “nuevas formas de trabajo”, lo que en lenguaje obrero significa eliminar puestos de trabajo, y empeorar nuestras condiciones de trabajo y de vida. Con este modelo, la empresa pretende flexibilizar también las jornadas de trabajo y la movilidad funcional y geográfica [3].

Esta “optimización” de procesos, se ha traducido en más turnos de trabajo, con el personal justo, de tal manera que se está doblando hasta 16h, y en más de 80.000 horas extras en toda la fábrica. A pesar de estar trabajando a pleno ritmo, ahora la empresa plantea un ERTE cuyo sentido no es más que quitarse el personal que, según sus dueños, es prescindible gracias a la “optimización de procesos”.

Lo que hay detrás es un cambio de modelo productivo a nivel mundial. Con la excusa de la pandemia, los monopolios, entre ellos las petroleras, están aprovechando para acelerar la transición “digital” y “energética”. Transición que se está financiando, una vez más, con dinero público a través los Estados y la Unión Europea.

En enero de este año 2020, antes del estallido y la declaración de la pandemia por el Covid-19, la Comisión Europea lanza el “Plan de Inversiones del Pacto Verde Europeo (el Plan de Inversiones para una Europa Sostenible)”, que, en palabras de su presidenta Ursula von der Leyen, «lleva aparejadas grandes necesidades de inversión, que convertiremos en oportunidades de inversión. El plan que presentamos hoy para movilizar como mínimo un billón de euros indicará el camino a seguir y propiciará una oleada de inversiones ecológicas» [4]. Ya en julio de 2019, la misma presidenta anunciaba que “aquellos que actúen antes y más rápido serán también los que consigan las oportunidades de la transición ecológica” [5].

Es así como en febrero de 2020 Cepsa se benefició de un préstamo de 60 millones de euros por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para implantar en su planta petroquímica de San Roque (Cádiz) del sistema Detal, una tecnología para producir alquilbenceno lineal (LAB), la materia prima más utilizada en la producción de detergentes biodegradables. [6]

Ahora, sin embargo, nos cuentan que el nuevo plan masivo de ayudas de la Unión Europea lanzado tras el estallido de la pandemia y que alcanza ya 1,35 billones de euros, es para relanzar la economía devastada, según ellos, por la pandemia. Con esa excusa la Unión Europea ha acudido al rescate de grandes monopolios de la construcción, energía, turismo y aeronáutica como Total, Airbus, Shell, Akzo Nobel, E.On, OMV, Carrefour, Suez, Repsol, Naturgy, Iberdrola, Cepsa y Red Eléctrica de España (REE) a través de ayudas del Banco Central Europeo, del Banco Europeo de Inversiones, de los fondos ICO y de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) [7].

De esta manera, el 22 de septiembre pasado el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), perteneciente al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, abría la convocatoria del Pacto Verde dotada con mil millones de euroscon el objetivo de estimular la recuperación de Europa de la crisis del coronavirus al convertir los desafíos ecológicos en oportunidades de innovación” [8].

Y esta avalancha de ayudas, subvenciones y rescates a estos monopolios con nuestro dinero público, se da mientras sus dueños amasan inmensas fortunas. Mubadala Investment Company, el fondo soberano de Abu Dhabi y principal accionista de Cepsa, ha cerrado el 2019 con un beneficio de 12.087 millones de euros, lo que supone que ha más que multiplicado por cuatro su beneficio respecto a 2018 [9][10]. El consejo de administración, por su parte, se ha repartido 9,35 millones de euros en concepto de remuneración. Sólo el anterior presidente de la compañía, Pedro Miró, se ha embolsado 8’7 millones de euros [11]. Eso sí que es una jubilación de oro y no las pensiones de miseria que recibimos los obreros después de jugarnos la vida en el tajo durante décadas.

Lo cual no es un caso aislado, pues esta misma semana se ha conocido que veinte de las 35 empresas del Ibex-35 se han repartido 9.500 millones de euros en dividendos a pesar de la pandemia. Además, 27 de las 35 empresas que cotizan en bolsa tienen filiales en paraísos fiscales [11].

Y ahora, los multimillonarios dueños de Cepsa, como Mubadala Investment Company, los fondos soberanos de la monarquía petrolera de Abu Dhabi, con un patrimonio de 127 mil millones de dólares e inversiones en el sector aeroespacial, las TIC, semiconductores, metales y minería, energía renovable, petróleo y gas, productos petroquímicos, el mercado de servicios, salud, propiedad inmobiliaria, defensa, la industria farmacéutica y tecnologías médicas, la agroindustria, y una cartera global de activos financieros, aprovechando el mecanismo que le ofrece el Estado español, a través del gobierno “más progresista de la historia” y engañando a la clase obrera haciéndole creer que es un gobierno de “izquierda”, pretende que el pueblo trabajador le pague además los salarios de los trabajadores de la refinería vía ERTE.

¡Es a esta oligarquía parásita la que el gobierno español, como el resto de gobiernos de la Unión Europea no “deja atrás”! A quienes sí deja atrás es a nuestros mayores y personas con patologías diversas dejandolos a su suerte en residencias y centros de salud, sin ningún tipo de seguimiento ni atención, suprimiendo personal sanitario y maltratándolo hasta que no puedan más y se vayan a la sanidad privada, que también está haciendo su agosto con el desmantelamiento de lo que queda de sanidad pública. Tampoco importa la salud de los trabajadores de la refinería, como del resto de sectores no esenciales, a los que envían a trabajar sin importar si se contagian ni ellos ni sus familias.

Los ejemplos de LTK en Puerto Real (Cádiz) [12], cuyos dueños aprovecharon un fin de semana para tirar a la basura las pertenencias personales de los trabajadores, o de Navantia [13], donde se ha impuesto turnos de trabajo de 12h durante 7 días a la semana, teniendo que estar disponibles 24h para incorporarse cuando así lo decida el patrón, provocando una vida de esclavos y constantes accidentes graves e incluso mortales, debe servirnos para comprender la naturaleza criminal y canallesca de los dueños de las empresas, a los que ni nuestra dignidad ni nuestras vidas les importan lo más mínimo.

Viendo que con nuestro dinero, el dinero público que le inyectan Estados y Unión Europea, estamos financiando sus beneficios, lo que corresponde ya es una Socialización de los monopolios como Cepsa, que pasen a manos de todo el pueblo trabajador, y especialmente las 120 empresas que se privatizaron como Repsol. De esta manera sí será posible beneficiar a la toda la sociedad de la modernización y optimización, de la automatización y robotización de la producción.

Como esto no será posible a través de las instituciones actuales y las fuerzas políticas presentes en el Congreso, marionetas de los capitalistas, desde el Partido Comunista Obrero Español en Andalucía hacemos un llamamiento a los trabajadores de Cepsa, y a clase obrera andaluza en general, a unirse y vertebrarse a través de los Comités de Empresa y delegados de personal, las asociaciones de vecinos, las delegaciones de alumnos en los centros de estudio, las AMPAS de los colegios,… para levantar un poder obrero, a través de un Frente Único del Pueblo con el que tomar el control de la sociedad, planificando la economía y los recursos en función de las necesidades de las familias trabajadoras, y sin parásitos multimillonarios de por medio que se apropien de las riquezas que generamos a costa de nuestra salud y, en muchos casos, nuestras vidas.

 

Basta de despidos y deslocalizaciones

Basta del saqueo por parte de los capitalistas

Por la socialización de Cepsa y el resto de grandes empresas

Comité Regional de Andalucía del Partido Comunista Obrero Español (P.C.O.E.)

 

Referencias

 

[1]CEPSA implementa un asistente virtual basado en IA para gestión de recursos humanos”, itTrends, 9/07/2019.

https://www.ittrends.es/inteligencia-artificial/2019/07/cepsa-implementa-un-asistente-virtual-basado-en-ia-paragestion-de-recursos-humanos

[2] Cepsa se alía con Amazon para migrar servicios y acelerar su transformación digital”, LD/Agencias, 25/06/2020.

https://www.libremercado.com/2020-06-25/cepsa-se-alia-con-amazon-para-migrar-servicios-y-acelerar-sutransformacion-digital-1276660014/

[3] “Cepsa avanza en la implantación de su programa de transformación cultural y tecnológica”, Foro Recursos Humanos, 16/06/2020. https://www.fororecursoshumanos.com/hadi-industrial-cepsa/

[4] “Financiar la transición verde: el Plan de Inversiones del Pacto Verde Europeo y el Mecanismo para una Transición Justa”, Comisión Europea, 14/01/2020. https://ec.europa.eu/regional_policy/es/newsroom/news/2020/01/14-01-2020-financing-the-green-transition-theeuropean-green-deal-investment-plan-and-just-transition-mechanism

[5] “Investing in a Climate-Neutral and Circular Economy. The European Green Deal”. Unión Europa. Enero 2020. https://ec.europa.eu/commission/presscorner/api/files/attachment/860667/Investing_climate_neutral_circular_economy_en.pdf

[6] “El BEI presta 60 millones a Cepsa para reducir emisiones en San Roque (Cádiz)”, La Vanguardia, 05/02/2020. https://www.lavanguardia.com/vida/20200205/473299778220/el-bei-presta-60-millones-a-cepsa-para-reduciremisiones-en-san-roque-cadiz.html

[7] “Real Madrid, Iberia, Cepsa, OHL y NH, bajo la lupa por las ayudas de la Covid 19”, La Información, 16 de julio de 2020. https://www.lainformacion.com/empresas/real-madrid-vueling-iberia-ohl-nh-ayudas-covid-19/2810449/

[8] “Abierta la convocatoria del Pacto Verde Europeo (European Green)”, Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). 22/09/2020. https://www.idae.es/noticias/abierta-la-convocatoria-del-pacto-verde-europeoeuropean-green-deal

[9] “Mubadala, el dueño de Cepsa, dispara su beneficio hasta los 12.087 millones de euros”, elEconomista.es, 10/08/2020. https://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/10728828/08/20/Mubadala-el-dueno-deCepsa-dispara-su-beneficio-hasta-los-12087-millones-de-euros.html

[10] “Abu Dabi saca 1.100 millones de Cepsa y premia a su ex CEO con una gran jubilación”, El Confidencial, 02/06/2020. https://www.elconfidencial.com/empresas/2020-06-02/abu-dabi-saca-millones-cepsa-premia-ceo-granjubilacion_2616248/

[11] “Veinte de las 35 empresas del Ibex han repartido 9.500 millones en dividendos a pesar de la pandemia, según un informe de Oxfam”, infoLibre, 10/11/2020. https://www.infolibre.es/noticias/economia/2020/11/10/informe_oxfam_2020_112973_1011.html

[12] “En apoyo a los trabajadores de LTK de Cádiz”, PCOE, 05/11/2020. https://pcoe.net/actualidad/movimientoobrero/en-apoyo-a-los-trabajadores-de-ltk-de-cadiz/

[13] “El conflicto del Metal de la Bahía de Cádiz es de toda la clase obrera, de todo el pueblo”, PCOE, 20/09/2020. https://pcoe.net/actualidad/movimiento-obrero/el-conflicto-del-metal-de-la-bahia-de-cadiz-es-de-toda-la-claseobrera-de-todo-el-pueblo/




Resolución del V Pleno del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español de 8 de noviembre de 2020 sobre los resultados electorales en Estados Unidos

Parece ser que los restos del eurocomunismo, de la socialdemocracia y de la llamada izquierda anticapitalista no alcanzan a comprender la esencia de las elecciones y del parlamentarismo bajo la democracia burguesa, bajo la dictadura del capital. Y gustosos tropiezan una y otra vez con la misma piedra, una piedra que no para de escorarse hacia la reacción y el fascismo.

Tras un escrutinio caótico, Donald Trump abandonará la Casa Blanca entre quejidos y una retahíla de tweets hablando de fraude electoral. Una actitud que está viniendo como anillo al dedo para que los medios de comunicación de “izquierdas” justifiquen su alegría por el cambio en el despacho oval. El autoritario se va y el que llega es un demócrata ejemplar, es el mensaje que buscan transmitir al pueblo para llevarlo a la alienación más absoluta.

La victoria del criminal de guerra Joe Biden, pese a que sus políticas como senador y vicepresidente de los EEUU durante la administración Obama demostraron sobradamente que es un lacayo de los monopolios y el imperialismo, es percibida como un triunfo para el feminismo y las personas migrantes, encarnado esto en la figura de Kamala Devi Harris (¡Y además una mujer será vicepresidenta de EEUU!, twitteaba con alegría la “comunista” Ministra de Trabajo y Economía Social Yolanda Díaz). Parece ser que algunos prefieren dar la espalda a la realidad y entregarse a la degradación de la política estadounidense, pues el dúo Biden-Harris representa el ala más derechista del Partido Demócrata, un partido que ha recibido elogios de Ciudadanos (El partido que más se asemeja en España al Partido Demócrata, sin duda, somos nosotros, Ciudadanos, sin ningún tipo de dudas, porque además tenemos un carácter europeísta, declaraba el eurodiputado José Ramón Bauzá) y del juguete roto del imperialismo Juan Guaidó, entre otros.

Kamala Harris es una recalcitrante reaccionaria política, pero cuenta con el género y la raza correctos para satisfacer la obsesión de la izquierda con las políticas de identidad. Todo se reviste de simbolismo ¡la primera vicepresidenta mujer!, ¡la primera vicepresidenta afroamericana!, ¡la primera vicepresidenta asiática-estadounidense!, sin pararse a analizar – por malicia o ignorancia – el programa sobre el que se sustentará la próxima administración del Partido Demócrata, que representará una nueva ofensiva del capitalismo contra el proletariado pese a lo inclusivos que sean sus dirigentes. Como si el proletariado mundial no hubiera conocido y sufrido ya a Margaret Thatcher, Barack Obama, Angela Merkel, Hillary Clinton o Marine Le Pen.

El Partido Demócrata es el partido de Wall Street. Es el partido del aparato militar. El partido de la pequeña burguesía que ansía alcanzar puestos de privilegio en el Estado, en la academia (como Angela Davis que llamó al voto para los demócratas) o en las juntas corporativas. El partido de las deportaciones masivas, de la separación de los niños migrantes de sus padres y el de los asesinatos de proletarios negros a manos de la policía. El partido del muro de México y de los asesinatos con drones. El partido que, en su historia más reciente, tiene las manos manchadas de sangre con las guerras imperialistas en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen y Ucrania. Es el partido del sionismo (Soy un sionista. No tienes que ser judío para ser sionista, declaró el propio Joe Biden). Resulta degradante y bochornoso como hay quienes creen que se puede construir un movimiento progresista y de cambio social dentro de uno de los partidos del imperialismo estadounidense.

La pandemia de la COVID-19 – que sirve de coartada a los monopolios para justificar que su sistema económico no está quebrado, sino que se halla en la situación actual por culpa del coronavirus – nos está mostrando el grado de descomposición de los Estados capitalistas. La realidad objetiva es que el imperialismo está quebrado, obstruido y supone objetivamente un freno para el desarrollo de la humanidad y de la vida humana. Actualmente, la burguesía hunde sus pies en el cieno de la corrupción y con un sistema que se encuentra económica y socialmente en bancarrota: a finales de este año, la deuda de EEUU equivaldrá al 98% del PIB, superando los 20 billones de dólares, el nivel más alto desde el final de la II Guerra Mundial. Todo esto no es sino la constatación de que estamos en la fase histórica donde lo viejo debe terminar de morir (y nunca mejor dicho viendo la edad de los dos candidatos) y lo nuevo, el socialismo, debe imponerse de manera revolucionaria.

La vida del pueblo trabajador se empobrecerá con cada día que pase. El socialismo es la única salida que tienen los países del mundo, el único camino que puede desobstruir la situación a la que nos ha conducido el imperialismo devorado por sus propias contradicciones. La historia nos muestra de forma transparente que la clase obrera únicamente podrá alcanzar su emancipación armada con la ciencia revolucionaria del marxismo-leninismo y dirigida por el Partido Leninista, que la dota de un programa revolucionario y una táctica para dar muerte al capitalismo y construir el socialismo.




Resolución del V Pleno del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español de 8 de noviembre de 2020 sobre la unidad de los comunistas

El capitalismo monopolista -el imperialismo- está en bancarrota, tanto en el terreno de la economía, donde el Estado español (al igual que la mayoría de estados del mundo) acumula ya una deuda impagable, superior al Producto Interior Bruto, como en el terreno de la política y de las instituciones, donde la colisión entre muchas de éstas cada día es más frecuente y más fuerte, tanto a nivel internacional como, obviamente, a nivel nacional.

La pandemia está siendo utilizada por estos Estados, por el imperialismo, para intentar justificar que su criminal sistema económico criminal no está caducado sino que este avatar del destino en forma de crisis sanitaria ha provocado la crisis económica. Sin embargo, la caducidad del capitalismo, como demuestran todos los datos y desentraña la Economía Política, es inexorable por las propias contradicciones de este.

Estamos en un momento de la historia en el que el capitalismo vive días que ya no le corresponden. La época de la automatización de la producción, bajo ningún concepto, puede vivirse en este sistema ya caduco donde los medios de producción están en manos de unos pocos, pues solo puede generar más miseria y pobreza al pueblo trabajador aparte de ensanchar todavía más sus irresolubles contradicciones.

Es por ello que los capitalistas, la burguesía, sólo tienen una salida para mantenerse en el poder en momentos de putrefacción donde las relaciones de producción y las fuerzas productivas no se corresponden: el fascismo. Observamos como buena parte de los países del mundo (Brasil, Colombia, Honduras, Paraguay, Chile, Portugal, Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Austria, Suecia, Dinamarca y España, entre otros) tienen al fascismo, bien en el Gobierno, bien asentados en sus Parlamentos.

Comprobamos como desde hace años, a los monopolios ya no les vale, tan siquiera, gobiernos eminentemente burgueses de ideología socialdemócrata, o del socialismo del siglo XXI, que a la sazón son iguales de burgueses. Hoy el capitalismo está en su fase de mayor putrefacción y, como no, el fascismo es la expresión y el reflejo en la superestructura de la putrefacción máxima del capital. Hoy el género humano se encuentra en la encrucijada de o sufrir la barbarie extrema e incluso su desaparición o exterminar al capitalismo y abrir paso a un sistema nuevo, el socialismo, que armonice el desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones de producción, y esto sólo es posible con la socialización de los medios de producción.

Esta aspiración de la clase trabajadora, sin embargo, exige como condición previa la unidad de los comunistas. Los comunistas tenemos la responsabilidad de estar a la altura en este momento histórico en el que nos encontramos. La clase obrera y demás clases laboriosas no tienen salida alguna si los comunistas no se la damos. Los comunistas somos los únicos que podemos llevar a la clase obrera a parar esta nueva agresión contra nuestra clase, contra las masas laboriosas del pueblo. ¡Ello pasa por la unidad de los comunistas! Esta es la precondición necesaria para la unidad del proletariado, que es el único que puede repeler las agresiones de la burguesía y dar un giro radical y revolucionario a la situación del país, que es lo que se necesita hoy. Sin la unidad de los comunistas sólo queda oprobio y opresión. Es momento de dar respuesta a esta disyuntiva: ¡Socialismo o barbarie! Y esa respuesta únicamente la puede dar la clase obrera unida y organizada, cosa imposible si ello, previamente, no se da entre sus elementos avanzados, entre su vanguardia, entre los comunistas.

El Partido Comunista Obrero Español inició el pasado mes de abril un proceso de unidad de acción con varios Partidos Comunistas del Estado español – como son el Partido Comunista de los Pueblos de España, el Partido Comunista de España-reconstituido y el Partido Comunista de los Trabajadores de España.

Este proceso iniciado el pasado mes de abril ya ha arrojado frutos importantes, como es el Marco Programático por la Unidad de Acción de los Comunistas suscrito por el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) y nuestro Partido, así como el Protocolo Conjunto suscrito por ambas organizaciones donde no sólo hemos habilitado instrumentos para llevar a cabo la Unidad de Acción de los comunistas, sino también para dar pasos en la resolución de las discrepancias ideológicas para abrir camino, también, hacia la conquista de la unidad orgánica, proceso de unidad comunista que está abierto para que otras organizaciones comunistas se incorporen. La unidad de los comunistas es una necesidad histórica y nuestro Partido no cejará en el empeño de hacer efectiva la unidad de todos los comunistas que es la condición sine qua non para que el proletariado pueda unirse en términos clasistas y éste, dirigido por su Partido armado de la ciencia revolucionaria del proletariado – el marxismo-leninismo -, pueda articular la respuesta revolucionaria que corresponden en el actual momento histórico cumpliendo así su misión histórica, que no es otra que derrocar al capitalismo y edificar el socialismo como fase inmadura del comunismo.

Desde el Partido Comunista Obrero Español hacemos un llamamiento a todos los comunistas a unirse a este proceso y fortalecerlo para conquistar la unidad comunista condición necesaria para que el proletariado de la respuesta revolucionaria que corresponde a la situación de explotación y miseria en la que nos encontramos.

 

¡POR LA UNIDAD DEL PROLETARIADO!

¡POR EL SOCIALISMO!