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Ante el aquelarre de los traidores reafirmamos que el partido leninista es la única respuesta consecuente con la lucha de clases

La agonía del capitalismo putrefacto en el estado español se aprecia no sólo en la situación económica – donde hay malnutrición de niños y ancianos, el paro rompe límites así como el trabajo en precario, los desahucios y los suicidios – sino en todos los ámbitos de la vida social.

El dominio político por parte de la burguesía, así como la vinculación del Pueblo para con las instituciones capitalistas – con la profundización de la crisis y la corrupción que asola al sistema -, se ha resentido sobre manera.

A día de hoy, contemplamos que la burguesía está en un proceso de remozamiento de su andamiaje político, con creación de líderes y partidos, no obstante, hemos de advertir que este proceso se halla en un proceso avanzado, no siendo algo nuevo ni espontáneo habiéndose producido en otras momentos históricos ya, y siendo muy meditado, con anterioridad, por el verdadero poder: los monopolios.

Cuando estalló una nueva fase de la crisis en 2007, los capitalistas eran plenamente conscientes de las enormes dimensiones de la misma, y de su carácter estructural por el pinchazo de la burbuja financiera, aventada por los máximos exponentes partidarios del Capital: la dupla PP-PSOE.

Siendo la burguesía sabedora de la situación económica y de que su única salida, su única vía de subsistencia, era arremeter más todavía contra los trabajadores, de tal modo que se produjera una mayor transferencia, aún, de riqueza de las clases populares hacia la burguesía, unido al escenario corrupción generalizada y de descrédito de las instituciones capitalistas, pergeñan una táctica para tratar de salvaguardar la democracia burguesa y sus instituciones así como de desactivar al máximo las movilizaciones contrarias a las políticas criminales que se ven obligados a imponer.

Con respecto a la desactivación de la movilización y la lucha en la calle, utilizaron, en un primer momento, a CCOO y UGT, los cuales aparte de corrompidos hasta el tuétano en lo sindical y en lo político e ideológico, recibían inyecciones de dinero por parte del Estado. En principio canalizaron la movilización a través de dichos sindicatos, aunque las huelgas generales de 2010 y 2012, unido a los acuerdos antiobreros firmados y a la corrupción generalizada ha llevado a estos sindicatos a ser instrumentos cada vez de menos utilidad para la burguesía, al convertirse en organizaciones cada vez más despreciadas por el Pueblo, como se comprueba no sólo en la pérdida de afiliación sino, también, de delegados. En las elecciones municipales de 2011, año en el que se produjeron las elecciones generales en las que el PP obtuvo mayoría absoluta, estalló el 15M, movimiento amorfo e interclasista que bajo la máscara de la indignación no sólo negaba el análisis de clase, sino que se convertía en una válvula de escape que ofertaba el sistema por el que se canalizaba la indignación de parte de las masas pero que no iba a la raíz del problema: el capitalismo y su estado, y fue por ello por lo que el sistema no sólo toleró dicho movimiento, sino que lo promocionó. Ese 15M no era más que la plasmación en la práctica del ideario de ATTAC de que el pueblo, organizado en plataformas, libere a la democracia que se halla secuestrada por los mercados, liquidando por completo la naturaleza clase de los problemas de esta sociedad, del problema del estado y de la crisis. PODEMOS no es más que la conversión de ese 15M en partido político, impregnado por la ideología capitalista de ATTAC, convirtiéndose en la apuesta de la burguesía – tal y como se ha demostrado por la enorme propaganda realizada en los medios de comunicación de masas del Capital – para encauzar electoralmente el descontento y la ira de las clases explotadas, de tal modo que se convierta en la pata izquierda del sistema, ante el progresivo deterioro del bipartidismo, desviando a la clase obrera de su misión histórica y garantizando no sólo la pervivencia de la democracia burguesa sino, fundamentalmente, garantizando el dominio de los monopolios y la pervivencia del imperialismo. El primer efecto de PODEMOS ha sido un descenso de las manifestaciones en un 40% en el 2014 y las horas perdidas por huelgas en 2014 bajaron un 38,5% respecto a 2013.

Las reivindicaciones provenientes de Cataluña y de Euskadi, fundamentalmente, y la aspiración de la burguesía catalana de alcanzar mayor grado de poder llevaron a la burguesía españolista a crear en 2005 una “plataforma ciudadana” en Cataluña conformada por prostituidos intelectuales entregados al capitalismo y al nacionalismo español cuya razón de existir era la de movilizar al pueblo contra el nacionalismo catalán. Un año después, en 2006, esta “plataforma ciudadana” se convierte en partido político, Ciutadans (C’s). Por otro lado, y con objeto de fortalecer, aún más, el nacionalismo español, ‘contrariado’ por las conversaciones del Gobierno de Zapatero con ETA, constituyó en el tercer trimestre de 2007 otra plataforma ciudadana, con muchos vasos comunicantes con la que se creó en Cataluña, constituida por Rosa Díez y Fernando Savater que dio lugar al partido político UPyD que se presentó ya a las generales de 2008 bajo las banderas de la unidad indisoluble del estado español y la regeneración ‘democrática’; curiosa regeneración la que venía de aquéllos que defendían con mayor vehemencia el corrupto sistema político diseñado por el franquismo. Es evidente que el objetivo de este partido era el de recoger todo el voto posible que perdiesen PP-PSOE, así como confrontar políticamente al nacionalismo catalán y, fundamentalmente, vasco.

La “regeneración democrática” que según nos cuentan viene de la mano de estas ‘nuevas’ formaciones creadas por lo viejo, por la burguesía, y que no cuestionan, en lo absoluto, ni al capitalismo ni al estado burgués. Es más, incluso los creadores de estas plataformas ciudadanas primero, que desembocaron en partidos políticos después, son siervos de la ideología burguesa bajo la etiqueta de “intelectual” así como sus cúpulas dirigentes, compuestas mayoritariamente por antiguos militantes y dirigentes de PP, PSOE y otros partidos del sistema, nos muestra que esta ‘regeneración democrática’ es el nuevo lavado de cara, el enjuague, que la burguesía da a su democracia diseñada por el franquismo para que se mantengan incólumes las bases políticas y económicas capitalistas y la burguesía siga concentrando todo el poder en sus manos a través de su estado. Y todo este movimiento se produce en un marco en el que se modificó la legislación para restringir que partidos extraparlamentarios se presenten a las elecciones burguesas, requiriéndoles un número de firmas en las distintas circunscripciones con el claro objetivo de impedir que todo aquél partido que no controle la burguesía, y esté a su servicio, se presente a las elecciones, o lo que es lo mismo, para impedir que los partidos comunistas se presenten a las elecciones.

No obstante, el desarrollo de la crisis, así como la ideología burguesa reproducen en dichos engendros políticos las mismas contradicciones y los mismos valores del sistema, recortando los tiempos de vigencia de dichas estructuras partidarias del capital. El zigzag propio de la psicología pequeñoburguesa está instalada en dichos partidos, tan pronto toman el poder como se hacen necesarias renovaciones – de caras claro, pues todos aceptan el capitalismo y su estado como constantes incuestionables, verdaderas tautologías – todo ello al golpe de encuestas o de resultados electorales. Como maquinarias del capital que son, no exige a la afiliación ni tan siquiera una aceptación consciente de sus programas políticos – máxime cuando la inmensa mayoría de esos afiliados se inscriben a esos partidos más que por ideología para obtener un provecho propio, para obtener prebendas. Ellos se arrogan la cualidad de democráticos, y la prueba del algodón de dicha democracia es la exacerbación del individualismo, y la exaltación de las primarias. Y es que para ellos, el partido no es un instrumento de clase sino un conjunto de ciudadanos, o personas, que aspiran a tomar parcelitas de poder, cuando no a vivir a costa del pueblo, siendo el poder – y las liberaciones – el elemento de cohesión en el seno de esas estructuras partidarias.

Un caso concreto de recorrido completo del ciclo descrito, y que lo confirma, son los hechos que acontecen en el partido UPyD. Amamantada y proyectada por los medios de comunicación del Capital, tiene un proceso de ascenso progresivo moderado, como consecuencia del declive, en principio, moderado del bipartidismo en la primera parte de la actual cresta de la crisis. En los últimos tiempos, y tras la apuesta abierta del Capital por C’s como pata derecha renovada del sistema, tras las elecciones europeas, UPyD ha demostrado lo que son estas invenciones políticas del Capital: un nido de capitalistas de todo pelaje tratando todos ellos de tocar poder y, cuando no consiguen dicho objetivo, desacreditar por completo a su partido, apuñalarse públicamente entre ellos y haciendo un alarde de desprecio a las determinaciones adoptadas por los órganos de dicha organización, todo ello, delante de los medios de comunicación; y es que ideológicamente son exactamente lo mismo: chovinistas españolistas defensores del imperialismo. Es natural todo esto, pues lo único que se reflejan son los valores del capitalismo: el individualismo, el parasitismo, la disidencia, la corrupción, etcétera.

Todas las criaturas políticas de ‘nueva’ creación del capital, así como las viejas estructuras partidarias, como IU, se lanzan a engañar al pueblo trabajador pretendiendo mostrar su pedigrí democrático con elecciones primarias internas. Procesos totalmente dirigidos y amañados, cuando se realizan, donde ni tan siquiera su militancia participa y donde las denuncias de pucherazos, entre sus propios participantes, abundan; un ejemplo de ello lo tenemos en el partido que enarbola la bandera de la ‘participación’ y la ‘democracia y transparencia’ interna, PODEMOS, donde la ciberparticipación, ya ni tan siquiera participación real, ni tan siquiera superó el 20% de sus afiliados.

La burguesía, a través de sus ‘intelectuales’, en la modelación de su sistema de partidos políticos, con el que engaña a los trabajadores y ejerce su dictadura de manera descarnada y brutal, no duda en señalarle a los explotados, al proletariado, el camino de la democracia y cómo deben ser sus organizaciones políticas en un auténtico ejercicio de cinismo. Un ejemplo de ello lo tenemos en la triada oportunista formada por Alberto Garzón Espinosa, candidato de IU a la presidencia del Gobierno y miembro de ATTAC, y los asesores del oportunismo, auténticos gurús económicos de la falsa izquierda al servicio del Capital y miembros de ATTAC, Vicenç Navarro y Juan Torres López. Ellos, en su libro “Hay Alternativas” escrito en el 2011, dan cátedra señalando “(…) un elemento esencial de esta democratización es la democratización de los partidos, convirtiéndolos en colectivos horizontales integrados en la sociedad, en lugar de aparatos verticales poco sensibles a la voz de sus electores”. Estos intelectuales al servicio de la burguesía nos presentan como novedoso la organización horizontal, nos resucitan a Pannekoek, a los anarquistas y a los oportunistas de izquierda y de derecha de épocas pretéritas.

Plataformas y colectivos horizontales de ciudadanos, ni de izquierda ni de derechas, que permita una alianza entre la pequeña y mediana burguesía y el proletariado para garantizar que el proletariado siga sometido y que la pequeña y mediana burguesía alcancen mayores cotas de bienestar perdido fueron ya retratados perfectamente por Carlos Marx en 1850: “En los momentos presentes, cuando la pequeña burguesía democrática es oprimida en todas partes, ésta prédica en general al proletariado la unión y la reconciliación, le tiende la mano y trata de crear un gran partido de oposición que abarque todas las tendencias del partido democrático, es decir, trata de arrastrar al proletariado a una organización de partido donde han de predominar las frases socialdemócratas de tipo general, tras las que se ocultarán los intereses particulares de la democracia pequeñoburguesa, y en la que las reivindicaciones especiales del proletariado han de mantenerse reservadas en aras de la tan deseada paz. ”. Como se puede ver, este engendro podemista del capital no es nuevo sino muy viejo, y Marx también demostraba con claridad el resultado para el proletariado de semejante engendro: “Semejante unión sería hecha en exclusivo beneficio de la pequeña burguesía democrática y en indudable perjuicio del proletariado. Este habría perdido toda su posición independiente conquistada a costa de tantos esfuerzos y habría caído una vez más en la situación de simple apéndice de la democracia burguesa oficial. Tal unión debe ser, por tanto, resueltamente rechazada.”, dando el mismo Marx la salida, describiendo el modo de organización del proletariado: “Tan pronto como los nuevos gobiernos se hayan consolidado un poco comenzarán su lucha contra los obreros. A fin de estar en condiciones de oponerse enérgicamente a los demócratas pequeñoburgueses es preciso ante todo que los obreros estén organizados de un modo independiente y centralizados a través de sus clubs. Después del derrocamiento de los gobiernos existentes, y a la primera oportunidad, el Comité Central se trasladará a Alemania, convocará inmediatamente un Congreso, ante el que propondrá las medidas necesarias para la centralización de los clubs obreros bajo la dirección de un organismo establecido en el centro principal del movimiento.”. Posteriormente, y como consecuencia del perfeccionamiento de la maquinaria represiva del estado burgués, Lenin, afinó el modelo de Partido que el Proletariado necesitaba para adquirir consciencia de clase sobre su lugar en la lucha de clases y de su misión histórica y, como no, para vencer en la guerra de clases que libra contra la burguesía, destruyendo su estado y alzando el socialismo: El partido de nuevo tipo, armado con el principio organizativo del centralismo democrático. Para Lenin, como lo acredita su obra, ese Partido era de máxima trascendencia, el único arma del Proletariado en su lucha por el Poder: “El proletariado no dispone, en su lucha por el Poder, de más arma que la organización. El proletariado, diseminado por el imperio de la anárquica concurrencia dentro del mundo burgués, aplastado por los trabajos forzados, al servicio del capital, lanzado constantemente a la “sima” de la miseria más completa, del embrutecimiento y de la degeneración, sólo puede hacerse y se hará inevitablemente invencible, siempre y cuando que su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance mediante la unidad material de la organización, que funda a los millones de trabajadores en el ejército de la clase obrera. Ante este ejército no prevalecerán ni el Poder senil de la autocracia rusa ni el poder caduco del capitalismo internacional”.

Es por ello por lo que, en las últimas décadas, mientras el oportunismo carcomió al Movimiento Comunista Internacional, la burguesía no dudó en arremeter con todas sus fuerzas contra el proletariado, fundamentalmente en el terreno ideológico en una guerra sin cuartel, todavía mayor tras la caída de la URSS, contra el marxismo-leninismo y, fundamentalmente, con ataques feroces al Partido Leninista o Partido de nuevo tipo, al cerebro del cuerpo Proletario, su verdadera alma revolucionaria, el instrumento sublime del proletariado en la lucha ideológica consciente en que liquidando al Partido el dominio de la burguesía está garantizado, por muchas crisis que se sucedan y mucho que se acrecente la depauperización del proletariado.

Para sostener al estado español, carcomido por la crisis económica y por la corrupción, los enemigos jurados de la clase obrera se esfuerzan por seguir engañándolos, que en el fondo es la esencia de la filosofía burguesa: Engañar al proletariado por todos los medios para mantener el poder. Para ello no dudan en reiterar fórmulas ya empleadas a lo largo y ancho de la historia, y erosionadas cada vez a mayor velocidad. Los engendros creados cada vez se agotan más rápidamente. Los partidos del Capital, en donde debemos incardinar a la traidora organización PODEMOS o a IU-PCE, auténticos nidos de oportunistas y traidores a la clase obrera, no sólo abrazan la filosofía burguesa y engañan al proletariado, sino también lo niegan, le niegan su papel protagonista de sujeto revolucionario y lo subordinan a la burguesía. La burguesía se gasta una ingente cantidad de dinero en combatir al marxismo-leninismo, en verter toneladas de mentiras contra el partido leninista y en comprar a oportunistas de todo tipo y pelaje con el objetivo de negar al proletariado, desviarlo de su misión histórica y hacer que asuma al capitalismo y la democracia burguesa como la única solución posible, a pesar que ambos están muertos y únicamente se sostienen por la violencia.

El Partido Comunista Obrero Español reivindica el Partido Leninista, el Partido de nuevo tipo tal y como lo concibió Lenin, pues es la respuesta coherente a la lucha de clases, está ideado para contrarrestar las estructuras institucionales de la burguesía y tiene en consideración el proceso natural que rige para la toma de conciencia de clase por parte de las filas del proletariado, cerrando las puertas a la espontaneidad, a la anarquía, a la indisciplina, al capricho. El PCOE reivindica el centralismo democrático, pues no sólo garantiza la persistencia ideológica, sino que dota al proletariado de la necesaria disciplina, homogeneidad ideológica, conocimiento colectivo que destierra el subjetivismo, el control de la dirección y haciendo fluir la democracia de arriba a abajo y de abajo a arriba, preparando al proletariado no sólo para el combate contra la burguesía, sino para la toma del poder y, en ese proceso, imprimiéndole la forma en la que se articulará la nueva sociedad llamada a suceder a la sociedad capitalista, la sociedad socialista. El Partido Leninista, es el arma más potente y segura que tiene el Proletariado para conquistar su emancipación, que sólo puede venir de la mano de su conquista del poder político. La Historia acredita que el Partido Leninista, el partido de nuevo tipo, el Partido Comunista que aglutine a los obreros más avanzados, a su vanguardia, es la única formulación que puede guiar al proletariado a la victoria, por ello la burguesía ataca con ferocidad al marxismo-leninismo y a su Partido.

¡FORTALECE AL PARTIDO LENINISTA, ÚNETE Y ORGANÍZATE EN EL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL!

F. J. Barjas
Secretario General del PCOE.




La justicia burguesa, otra pata más del corrompido estado español al servicio de los monopolios

La Justicia burguesa goza de muy buena visión, y también es tremendamente calculadora a la hora de emitir sus sentencias, las cuáles siempre van en una dirección: La defensa de los intereses de la clase social a la que se debe, la burguesía.

El día 1 de abril, el mismo día que la mayoría del país iniciaba el periodo vacacional de Semana Santa, se hacía pública la Sentencia por la que la Audiencia Nacional tumbaba una sanción impuesta a las cinco mayores empresas eléctricas por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) de 61 millones de euros por ponerse de acuerdo a la hora de fijar los precios. La Audiencia Nacional, mediante esta Sentencia, salvaguarda los intereses de estas cinco empresas eléctricas, librando de pagar a Endesa 26,6 millones de euros, 21,6 millones de euros a Iberdrola, 8,8 millones a Gas Natural, 1,84 millones a Hidroeléctrica  del Cantábrico y 1,8 millones a E.ON. Esta es la forma de funcionar del estado burgués, por un lado en un momento crítico de la crisis, como fue mayo de 2011, se ponen sanciones para intentar acallar la presión popular para, posteriormente, la Justicia del burgués quitar las mismas sanciones con nocturnidad y alevosía, obteniendo los monopolios completa impunidad.

Ese mismo día 1 de abril, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), aplazó el juicio de la trama Gürtel de financiación ilegal del Partido Popular, por los contratos firmados por la Generalitat Valenciana con dicha trama corrupta, hasta el mes de junio, es decir, hasta después de las elecciones autonómicas y municipales de mayo. La misma prensa burguesa cataloga esta acción señalando que “el PP logra un balón de oxígeno al evitar los testimonios de la Gürtel en plena campaña” o “el Partido Popular evitará que las declaraciones de los acusados, así como los informes de los peritos, se difundan en la sala durante unas semanas claves para sus aspiraciones electorales.”. De este hecho, los medios de comunicación del Capital se han atrevido a realizar interpretaciones pues, al fin y al cabo, es una pugna entre burgueses y, aquéllos medios de una fracción distinta de la burguesía a la que representa el PP pueden ejercer una mínima crítica, no así cuando se trata de los monopolios eléctricos, donde todos los medios de comunicación miran hacia el otro lado, pues todos los medios sobreviven, entre otros, por los monopolios eléctricos que, por otro lado, ganan el favor de periodistas con bagatelas, como ya lo hizo Iberdrola llevando a unos pocos de ellos  al Mundial de Brasil. 

De la misma forma, dos días después de las elecciones andaluzas, la Juez Alaya ordenó una operación por la que se detuvieron e imputaron a altos cargos de la Junta de Andalucía, algunos de ellos incluso candidatos en las elecciones que se celebraron dos días antes. Y es que la Justicia burguesa, en su función de defender a rajatabla los intereses de dicha clase social, como se aprecia suele actuar de tal modo que los grandes partidos del capital, tan corrompidos como el sistema y todos aquéllos que lo defienden, se vean lo menos afectados posible  evidenciando no sólo que la Justicia burguesa goza de buena visión, sino también que es muy calculadora y tiene un gran sentido político en lo que a los intereses de la burguesía respecta. Por no hablar de toda aquélla doctrina generada por los Tribunales del Estado burgués de manera ad hoc con objeto de dotar de impunidad a los burgueses, a pesar de ser cazados en los delitos, como por ejemplo fue la Doctrina Botín.

Al igual que se fijan doctrinas ad hoc para exculpar a los burgueses de sus delitos, se fijan jueces a la medida de las tramas corruptas. Para eso está el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), puestos a dedo por los partidos del Capital, que se encarga, como han hecho en la Audiencia Provincial de Valencia colocando como Presidente al Juez Francisco De Rosa Torner el pasado 27 de marzo. Se da la coincidencia de que este Juez ha sido político del Partido Popular y Conseller de Justicia de la Generalitat  Valenciana bajo el mandato de Francisco Camps. Este movimiento se debe a que, casi con toda probabilidad, la Audiencia de Valencia va a ser la encargada de juzgar cinco de las seis piezas que componen la rama valenciana de la trama Gürtel, y nada mejor para el Partido Popular que ser juzgado por una Audiencia cuyo Presidente es del Partido Popular y está en la Presidencia de la Audiencia por dicho partido que ahora deberá juzgar, en un claro ejemplo de que la misma burguesía asesina la separación de poderes dejando claro que la Judicatura está subordinada al poder político y éste está subordinado a los monopolios demostrándose que el estado capitalista es un instrumento de la burguesía que lo manosea a su antojo con el objetivo de perpetuar su dominio y su sometimiento de la mayoría trabajadora.    

Todas estas manifestaciones de la Justicia burguesa a favor de los monopolios y sus intereses políticos han pasado en, escasamente, semana y media. Al fin y al cabo la Justicia es una pata más del estado burgués, corrompido hasta el tuétano, y en consecuencia reproduce absolutamente toda la esencia de dicho estado.  

Como se puede comprobar, la justicia del Capital es extremadamente exquisita con sus amos, y si alguna vez algún juez ha tratado de profundizar más de lo que debía, ha sido apartado de la carrera judicial por los mismos burgueses a los que se les imputaban las acciones delictivas o jubilado forzosamente.

Esta exquisitez de los magistrados hace un giro de 180 grados cuando se trata de los Juzgados de lo Social y de enjuiciar los crímenes que la burguesía perpetra diariamente en los centros de trabajo contra la clase obrera. Ahí el sistema actúa también como un bloque cuya función exclusiva no es otra que pisotear al obrero y legalizar la violación sistemática de las leyes laborales realizadas por los mismos burgueses. El Juzgado de lo Social es el último piquete de fusilamiento donde al obrero se le ejecuta con la pluma del magistrado, una vez asfixiado por el procedimiento y por los tiempos del mismo, donde en ocasiones incluso ha perdido la prestación por desempleo, así como por las presiones por llegar a una entente con el burgués que previamente lo ha ejecutado, y le ha negado los derechos convirtiéndose el capitalista en Juez de primera instancia, por la que el criminal empresario no sólo se queda impune del daño cometido, sino que le sale más barata la fechoría perpetrada, todo ello con el amparo de su estado. Es aquí donde se visualiza con enorme crudeza la naturaleza clasista de la justicia.

En los asuntos menores, y en escasas ocasiones y ante pequeños y/o medianos burgueses, los Juzgados de lo Social dan la razón a los obreros, con el objetivo de reflejar en las mentes de los obreros que en dichos organismos del estado se hace justicia y derivar por esa vía la lucha de los obreros sabedores que, por ese camino, la derrota del trabajador como individuo, y de la clase en su conjunto, está asegurada. En este sentido debemos advertir en que la justicia se convierte en una válvula de escape del sistema. Así mismo, debemos señalar a esas organizaciones corrompidas que se prestan, a cambio de prebendas y liberaciones, a obstaculizar la conflictividad entre obreros y patronos con sistemas de mediación que lo único que hacen es favorecer al sistema, desactivar conflictos, e impedir que los obreros vean la naturaleza clasista de la justicia y del estado y tomen conciencia de la necesidad de acabar con este sistema corrompido del que dichas organizaciones sindicales y empresariales se nutren.

Lenin en una conferencia pronunciada en la Universidad Sverdlov en 1919 señalaba que “todo Estado en el que existe la propiedad privada de la tierra y los medios de producción, en el que domina el capital por democrático que sea, es un Estado capitalista, una máquina en manos de los capitalistas para el sojuzgamiento de la clase obrera y los campesinos pobres. Y el sufragio universal, la Asamblea Constituyente o el Parlamento son meramente una forma, una especie de pagaré, que no cambia la esencia del asunto”. Los hechos que hemos descrito demuestran con nitidez la certeza del marxismo-leninismo en torno a la cuestión del Estado y nos dicen bien a las claras que los obreros no podemos esperar del estado burgués y su judicatura más que represión, sometimiento e injusticia. Y es que la sociedad en la que domina la burguesía -la clase poseedora de los medios de producción- únicamente se puede desarrollar mediante el aplastamiento de los intereses de la mayoría desposeída,  del pueblo trabajador. En consecuencia, y bajo estas condiciones, el interés de las masas explotadas y despojadas de los medios de producción -el proletariado-  es antagónico a los intereses de la sociedad capitalista y, en consecuencia, nuestra clase proletaria no tiene más salida que terminar con la sociedad capitalista y construir otra sociedad donde los intereses de la misma vayan en sintonía y sean armónicos con los intereses de la mayoría explotada, es decir, la sociedad socialista, el Socialismo.

El sistema capitalista está en su fase final, en su fase de mayor decadencia y agresividad, en la cual no puede resolver sus propias contradicciones internas y afloran sus mayores miserias, su corrupción, su agresividad, su carencia absoluta de moral y ética. El capitalismo es incapaz de satisfacer las necesidades de sus pueblos y opta por la represión y la violencia.

Los trabajadores, estudiantes, jornaleros y todos los sectores lesionados por este sistema bárbaro de explotación, estamos obligados a organizarnos para abrir las puertas del socialismo, único sistema capaz de garantizar la justicia, mayores cotas de libertad, la paz, el futuro y la dignidad de los pueblos.

¡POR LA ORGANIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES Y DE TODO EL PUEBLO, POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!

¡ABAJO EL CAPITALISMO Y SU ESTADO!

¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!

 

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




Felipe González rumbo a Caracas

“Felipe González, el sevillano, parece apasionado pero es frío. Hay en él algo falso, engañador. No me ha parecido un hombre de ideales, sino de ambiciones”

Miguel Paredes (Comandante del SECED, 1972)

 

Pocos personajes han sido tan nocivos para el pueblo trabajador español como Felipe González Márquez, al que tan bien definieron los servicios de inteligencia franquistas. No en vano, para que el SECED, la embajada estadounidense, la CIA y su Internacional “Socialista” confiaran en él a tan temprana edad, ya dice mucho de la calaña del individuo. Amamantado en las ubres del régimen fascista, régimen del que vivió cómodamente y del que jamás sufrió represión alguna, el joven burgués sevillano pronto destacó como arribista sin escrúpulos y estafador profesional. “Isidoro”, alias con el que González se construyó su fábula “antifranquista”, era en realidad un asiduo visitante de las cloacas del Estado y un adicto a las embajadas extranjeras. Y fue ahí donde consiguió los poderosos avales para pilotar un partido desaparecido que debía volver a “renacer”, al calor de las enormes sumas de dinero que fluyeron desde el eje imperialista Washington-Bonn. Bastó con que “Isidoro” se mostrara tal como era ante sus amos: un enfermizo anticomunista, ambicioso y falso pero con un enorme carisma. Era sin duda el hombre perfecto para levantar la pata izquierda de una dictadura capitalista en plena fase de remodelación política.   

Así llegó aquél joven de la chaqueta de pana al “Congreso” del PSOE en el Suresnes de 1974 -protegido por el SECED-, junto a otros pocos centenares de militantes que, como él, habían sido debidamente seleccionados para “modernizar” a un PSOE que, literalmente, no existía en España, que había estado desaparecido durante las cuatro décadas franquistas. Como no podía ser de otra forma, fue “elegido” Secretario General y de allí salió presto a cumplir órdenes; el primer paso era liquidar cualquier vestigio marxista que pudiera quedar del “PSOE histórico” para convertirlo en una formación burguesa capaz de gobernar, y el segundo trabajar sin descanso en la desactivación de la izquierda revolucionaria, encauzando a la clase obrera por la senda impuesta por el gran capital. Ya con su clan bien posicionado al mando del PSOE –con Mújica, los hermanos Solana o Guerra-, con la incesante lluvia de millones, el reconocimiento del imperialismo y con los altavoces del régimen moribundo y del que ya se estaba anunciando la irrupción del “joven  izquierdista” y del “nuevo PSOE sensato”, se obró el milagro. Y la siempre traidora socialdemocracia apareció de repente en el escenario español. Bastó el carisma felipista, su cínico marketing político y un mendaz lenguaje  “izquierdista”  para que el sevillano destapara el tarro de las esencias para regocijo de sus patrocinadores.    

En 1982 cumplía su sueño “Isidoro”, convirtiéndose en Presidente del Gobierno de España. Y lo hizo, como buen farsante, defendiendo el no a la OTAN o la nacionalización de la banca. Bastaron unos pocos días para que el “PSOE sensato” instalado en el Gobierno se mostrara como la sucursal capitalista de la burguesía monopolista que era, sintetizada por el propio González con aquella famosa frase del “hay que ser socialistas antes que marxistas”. El gran estafador accedía al Gobierno empeñado en mostrar una imagen “popular y cercana”, encaminada a tapar sus monstruosas bajezas humanas, imprescindibles para cualquier mercenario político que se ponga al servicio del capital monopolista. Y obviamente, la banca siguió manejando las palancas del régimen y la OTAN mantuvo y amplió sus bases. Durante su interminable y negro mandato se presentó como defensor de los intereses obreros, destruyendo más de 4 millones de empleos industriales, auspiciando los Pactos de la Moncloa o imponiendo multitud de reformas antiobreras. Se presentó como un pacifista universal, pasando del “OTAN de entrada no” al todo por la OTAN, mientras lanzaba a los GAL y aprobaba leyes antiterroristas de corte netamente fascista. Se presentó como defensor del “estado del bienestar”, abriendo de par en par la privatización de la sanidad y la educación en España…   

Tras 14 años de servicio fiel al IBEX, Don Felipe González fue premiado por tan eficiente labor al frente del Gobierno de la burguesía, completando su proceso de enriquecimiento masivo y  transformándose en un monopolista más del régimen; consejero de innumerables monopolios energéticos españoles, consultor de todo tipo de oligarcas y multinacionales y receptor de monstruosos sueldos vitalicios como “ilustre hombre de Estado”. De la Moncloa pasó a la Moraleja y a sus diversas mansiones repartidas por medio mundo, del coche oficial al avión y el yate privado, y de los capitales provenientes de la CIA y los fondos reservados a los fondos de capital riesgo y las SICAV. El joven burgués sevillano tan bien perfilado por el SECED y la CIA se transformó en el gran burgués de hoy, un gran profesional en el arte del latrocinio, el terrorismo de Estado y la corrupción a escala industrial. Un gran hombre del Estado burgués, sin duda, tal y como previeron sus jefes en los años 70.  

No debe extrañar, pues, que entre sus más íntimas amistades en la actualidad, se encuentren no sólo los grandes monopolistas españoles y europeos a los que tan buenos servicios prestó, sino también los grandes oligarcas que han sumido en la miseria a Latinoamérica. Felipe González fue un hombre de EEUU en 1974, como lo sigue siendo a día de hoy. Cabe recordar, por sólo citar un minúsculo ejemplo, que en 1984 Felipe González regaló al oligarca Gustavo Cisneros las Galerías Preciados por un valor de 1.500 millones de pesetas. Y que tan pronto como en 1987, éste parásito venezolano, amigo íntimo del sevillano, las revendía por 30.000 millones. Un robo de 28.500 millones al pueblo trabajador español. Así forjó sus amistades Don Felipe González Márquez, no sólo con Cisneros, también con los colombianos Santo Domingo o con el mexicano Carlos Slim.

Por ello este malandro pone hoy rumbo a Caracas -o eso pretende-, con el objetivo de “defender” a la canalla golpista del imperialismo yanqui. Porque González -el gran amigo del criminal Carlos Andrés Pérez-, no sólo es capaz de juntar a sus narco amigos Álvaro Uribe o Felipe Calderón en una Internacional Negra tendente a erosionar a la República Bolivariana de Venezuela; a él le avalan largos años de terrorismo de estado en España y consultor de sus homólogos en Centroamérica. Porque si algo sabemos bien es que este esbirro de los monopolios es capaz de cumplir con cualquier tarea que le encomiende el imperialismo atlántico, de ahí su enorme fortuna y poderosos contactos. Que el hombre del SECED, de la embajada yanqui y de Willy Brandt, que el “gran hombre de la transición”, el amigo de Botín y demás escoria parasitaria hoy pretenda defender a tipos como Leopoldo López o Antonio Ledesma es algo natural.

La República Bolivariana de Venezuela debe sentirse orgullosa por recibir los ataques de semejante personaje infecto. Porque González Márquez no es simplemente un oportunista, un reaccionario y uno de los políticos más corruptos e inmorales que han existido. Su gobierno es el Gobierno del terrorismo de Estado por excelencia, del GAL y de la tortura, de Intxaurrondo,  de los ajusticiamientos extralegales o enterramientos de ciudadanos asesinados por el Estado en cal viva,  y el amigo de toda esa calaña de monopolistas que hoy explotan y reprimen a millones de trabajadores. Estos son los derechos humanos que han defendido los gobiernos de Felipe González Márquez. Este lacayo del capital sin escrúpulos es el que va a defender la causa de los golpistas fascistas al servicio de los EEUU en Venezuela.  

El Partido Comunista Obrero Español reitera su firme condena a los intentos golpistas contra la República Bolivariana de Venezuela, auspiciados por el imperialismo yanqui -de los que el repugnante González forma parte-, y se solidariza con su Gobierno, clase obrera y clases populares. Al mismo tiempo, y fieles a nuestro internacionalismo proletario, hacemos un llamamiento a las fuerzas proletarias y populares venezolanas a profundizar el proceso revolucionario, pues allí dónde los medios de producción están bajo poder del pueblo no hay ni puede haber desabastecimiento ni golpistas al servicio de potencias extranjeras.  

 

¡Abajo el imperialismo y sus mercenarios!

¡Socialismo o barbarie!

       

Secretaría de Relaciones Internacionales del Comité Central del PCOE