T-SOLAR: La solución, el socialismo

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1366390540 085821 1366391788 noticia normalLa crisis para los trabajadores se ha convertido en el rasgo característico de la existencia bajo el capitalismo. Es la lucha que sostiene a diario la mayoría de la población para tratar de llegar hasta fin de mes, frente a la diferencia cada vez mayor entre los salarios y el coste de la vida.

Los salarios disminuyen o se congelan, mientras que los precios de los alimentos, vestimenta, vivienda, impuestos, atención médica, educación, etc suben como la espuma. Hay miles de personas cuyo único ingreso es el subsidio del Paro, o personas que se ven obligadas a rebuscar comida en los contenedores de basura, en las asociaciones de beneficencia, etc.

 La mayoría de los trabajadores vive en un constante temor por miedo a que lo despidan, lo que puede ocurrir en cualquier momento. Es lo que ha pasado, por ejemplo, con los trabajadores de T-Solar en Ourense :“justificándose” en la crisis, la empresa despide a 170 trabajadores.

Este caso muestra, por sí mismo, la esencia básica del capitalismo, su inhumanidad y crueldad, la falta absoluta de responsabilidad social, la falta más elemental de democracia, su anarquía en la producción y en la etapa presente, su crisis estructural.

El cierre de esta planta, los despidos y la situación general del capitalismo, representan una gran tragedia para los obreros. La pérdida de empleo significa también la pérdida de cotización a la Seguridad Social  (37 años para recibir una mísera pensión), la pérdida de ingresos, el impacto psicológico del desempleo en los obreros, etc.

Muchos trabajadores han invertido sus ahorros de toda la vida en una vivienda. Para aquellos que no podrán continuar pagando la hipoteca y no puedan vender su vivienda, esto significa la pérdida de la casa y del dinero duramente ganado e invertido en la misma.

¿Y cómo estos obreros podrán atender a sus familias y pagar la educación a sus hijos? ¿Qué hacer cuando algún miembro de la familia enferme?. Los médicos y los hospitales dejan de ser progresivamente gratuitos, si alguna vez lo fueron.

Pero nada de esto importa a los capitalistas. Para ellos el cierre de empresas, el paro, no tiene importancia ninguna, ya que no influye dentro de sus cálculos y planes generales. Lo único que le importa al capitalista son las ganancias. El trabajador interesa al capitalista sólo como fuente de ganancias.

Muchas de estas fábricas que se cierran continúan siendo rentables para los capitalistas .¿Por qué entonces las cierran?. Porque cuando las empresas se convierten en monopolios gigantescos no se contentan con cualquier ganancia, sino con el máximo de ganancia.  Si el “botín” es menor que el máximo calculado , y si pueden encontrar un “botín” mayor en otra parte se mudan (deslocalización).

La mano de obra es, para la empresa, una mercancía que se compra y se utiliza como cualquier otra mercancía. Y el obrero para ellos no es una persona, un ser humano con necesidades, anhelos y sentimientos, sino algo que puede ser utilizado y descartado según la conveniencia de la empresa, como si fuese chatarra o una pieza gastada de la maquinaria.

Pero no sólo eso,  sino que los capitalistas reciben jugosas subvenciones e inyecciones de dinero público, como en el caso de T-Solar. Según la “hoja parroquial”, es decir, el diario pro-capitalista La Región :   “T-Solar arrancó en 2008 con un proyecto de última generación para fabricar paneles solares y, sólo cinco años después, plantea ya este ERE, dejando 61 millones de euros en deudas, a pesar de las ayudas públicas recibidas así como créditos blandos de entidades financieras.

No hay que olvidar que T-Solar, que se dedicaba a la construcción de paneles solares de última generación, recibió del Gobierno autonómico bipartito una ayuda directa de 5,84 millones a través del Igape, un aval financiero sobre el 50% de un préstamo de 20 millones, y la participación de Xes Galicia en el capital social de la empresa. Después, el Gobierno del PP le concedió otro préstamo de cinco millones a través también de Xes Galicia.”

Es decir, con el dinero público de todos, el que sale del trabajo de los obreros, se financió una empresa privada que ahora deja en la estacada a los trabajadores porque no les interesa seguir produciendo. Culpa del capitalismo y del sinsentido de la producción capitalista.

Los efectos del cierre de T-Solar no se dejan sentir sólo entre los trabajadores despedidos y sus familias. Se reflejan en toda Ourense, cuyos polígonos y áreas industriales se encuentran en franca decadencia.

El cierre de fábricas, los EREs, demuestra el inmenso poder que tienen las grandes empresas que dominan la economía capitalista. Es un poder dictatorial. ¿Quién elige a los altos ejecutivos de las grandes empresas?  No son las gentes de Ourense, sino que son elegidos por un puñado de los accionistas más ricos y a ellos rinden cuentas, no al pueblo trabajador.

Los defensores del capitalismo invierten mucho trabajo y gastan millones de euros en desviar de la mente del pueblo la cuestión de quién dirige y controla la vida económica dentro del capitalismo. Pero, para la mayoría del pueblo del Ourense capitalista, el asegurar su existencia no depende del control democrático del pueblo, sino del poder dictatorial de un número no grande de corporaciones y multinacionales. En la esfera económica, el capitalismo es desde sus bases antidemocrático y antihumano.

Esto, por supuesto, tiene también influencia en la escena política. En la sociedad capitalista, el dinero constituye una de las fuerzas motrices de la política. Y son precisamente las empresas quienes tienen el dinero. Pueden utilizar este dinero para elegir al pelele de turno que se sentará en el sillón del gobierno, pueden controlar los medios de comunicación, etc. Vivimos en una sociedad dominada por las empresas y los monopolios. Por consiguiente, incluso donde se nos dice que existe democracia, se trata de una dictadura del capital.

El capitalismo es un modo de producción anárquico. Se produce no según las necesidades, sino para el máximo beneficio, sin orden ni control. Esta anarquía se encuentra en evidente contradicción con la planificación y coordinación general que una economía requiere objetivamente. Vivimos en una sociedad moderna compleja, en la cual cada una de sus partes depende de otras, encontrándose todas interconectadas. Los obreros dependen de los empleos, los cuales se encuentran controlados por las empresas. Ellos no pueden ganarse la vida con sus propias manos, y las fábricas y maquinaria, las tienen en sus garras, las empresas. Los comerciantes dependen de que los obreros tengan trabajo. La ciudad de Ourense depende de que las fábricas trabajen, de que los obreros estén empleados y de que los comercios marchen bien. Lo que suceda en un lugar determinado también afectará a sus áreas circundantes y así sucesivamente.

La economía tiene que ser dirigida por un plan central, cuyo objetivo principal sea aumentar el bienestar del pueblo. Pero esto no puede lograrse en el capitalismo, donde la economía está dirigida por las empresas privadas que no persiguen satisfacer los intereses del pueblo y su bienestar, sino sus intereses privados, los cuales consisten en alcanzar la mayor ganancia. Sólo bajo el socialismo puede ser dirigida planificadamente la economía.

El capitalismo, como sistema socio-económico, no acepta responsabilidades por una vida satisfactoria para el pueblo. Los intereses humanos no son asunto de la sociedad capitalista. El capitalismo es brutal y antihumano. La gente se puede estar muriendo que si no tiene el dinero para pagar la cama de un hospital, está sentenciada. Esto no está pasando en Somalia o Haití, sino en el Ourense del siglo XXI.

También se habla de que algunos obreros tienen un salario elevado. Pero si a eso le descontamos los impuestos, la hipoteca, el transporte, la atención médica, etc, etc ¿qué nos queda?. Nos queda que vivimos para trabajar y no trabajamos para vivir.

Tal y como se desarolla la crisis general del capitalismo, en la misma medida, se profundiza la crisis de la gente, de los trabajadores.Y es precisamente esta situación la que obliga a los trabajadores a buscar auténticas soluciones. Y esa solución se llama socialismo. Los propagandistas del capitalismo son bien conscientes de ello. Esto explica la continua y casi histérica guerra propagandística contra el comunismo. Esta es la razón para inventar y propagar cada vez más mayores mentiras y calumnias sobre el socialismo.

Todo esto para mantener los intereses de los capitalistas, que son las ganancias y cómo hacerse todavía más ricos. Nos toca a los obreros, trabajadores y demás clases populares luchar por un sistema que subordine todos sus esfuerzos a un solo objetivo: la vida satisfactoria y el bienestar del pueblo. Ese sistema se llama socialismo.

 


 

T-SOLAR: A SOLUCIÓN, O SOCIALISMO

 A crise para os traballadores converteuse no trazo característico da existencia baixo o capitalismo. É a loita que sostén a diario a maioría da poboación para tratar de chegar ata fin de mes, fronte á diferenza cada vez maior entre os salarios e o custo da vida.

Os salarios diminúen ou conxélanse, mentres que os prezos dos alimentos, vestimenta, vivenda, impostos, atención médica, educación, etc soben como a escuma. Hai miles de persoas cuxo único ingreso é o subsidio do Paro, ou persoas que se ven obrigadas a rebuscar comida nos colectores de lixo, nas asociacións de beneficencia, etc.

A maioría dos traballadores vive nun constante temor por medo a que o despidan, o que pode acontecer en calquera momento. É o que pasou por exemplo cos traballadores de T-Solar en Ourense. “Xustificándose na crise” a empresa despide a 170 traballadores.

Este caso mostra por si mesmo, a esencia básica do capitalismo, a súa inhumanidade e crueldade, a falta absoluta de responsabilidade social, a falta máis elemental de democracia, a súa anarquía na produción e na etapa presente, a súa crise estrutural.
O peche desta planta, os despedimentos e a situación xeral do capitalismo representa unha gran traxedia para os obreiros. A perda de emprego significa tamén a perda de cotización á Seguridade Social(37 anos para recibir unha mísera pensión), a perda de ingresos, o impacto psicolóxico do desemprego nos obreiros, etc.
Moitos traballadores investiron os seus aforros de toda a vida nunha vivenda. Para aqueles que non poidan continuar a pagar a hipoteca e non poidan vender a súa vivenda, isto significa a perda da casa e do diñeiro duramente gañado e invertido nesta.

E como estes obreiros poderán atender ás súas familias e pagar a educación aos seus fillos?¿Que facer cando algún membro da familia enferme? Os médicos e os hospitais deixan de ser progresivamente gratuítos, se seica algunha vez o foron.

Mais nada disto importalle os capitalistas. Para eles o peche de empresas, o paro, non ten importancia ningunha xa que non inflúe dentro dos seus cálculos e plans xerais. O únicos que lle importa ao capitalista son as ganancias. O traballador interesa ao capitalista só como fonte de ganancias.

Moitas destas fábricas pechadas continúan sendo rendibles para os capitalistas. Porqué entón as pechan?.Porque cando as empresas se converten en monopolios xigantescos non se contentan con calquera ganancia, senón co máximo de ganancia. Se o “botín” é menor que o máximo calculado ,ou poden encontrar un “botín” maior en algures, mudanse(deslocalización).
A man de obra é, para a empresa, unha mercadoría que compra e se utiliza como calquera outra mercadoría. E o obreiro para eles non é unha persoa, un ser humano con necesidades, anhelos e sentimentos, senón algo que pode ser utilizado e descartado segundo a conveniencia da empresa, coma se fose ferralla ou unha peza gastada da maquinaria.

Pero non só iso senón que os capitalistas reciben substanciosas subvencións e inxeccións de diñeiro público, como no caso de T-Solar. Segundo a “folla parroquial”, é dicir o diario pro-capitalista La Región: “T-solar arrancou en 2008 cun proxecto de última xeración para fabricar paneis solares e, só cinco anos despois, formula xa este ERE, deixando 61 millóns de euros en débedas, a pesar das axudas públicas recibidas así como créditos de entidades financeiras.

Non hai que esquecer que T-Solar, adicabase á construción de paneis solares de última xeración, recibiu do Goberno autonómico bipartito unha axuda directa de 5,84 millóns a través do Igape, un aval financeiro sobre o 50% dun préstamo de 20 millóns, e a participación de Xes Galicia no capital social da empresa. Despois, o Goberno do PP concedeulle outro préstamo de cinco millóns a través tamén de Xes Galicia. “

É dicir, co diñeiro público, de todos, o que sae do traballo dos obreiros se financiou unha empresa privada que agora deixa na estacada os traballadores porque non lles interesa seguir producindo. Culpa do capitalismo e da trangallada da produción capitalista.

Os efectos do peche de T-Solar non se deixan sentir só entre os traballadores despedidos e as súas familias. Reflíctense en toda Ourense, cuxos polígonos e áreas industriais se encontran en franca decadencia.
O peche de fábricas, os EREs, amosa o inmenso poder que teñen as grandes empresas que dominan a economía capitalista. É un poder ditatorial. Quen elixe aos altos executivos das grandes empresas?.No son as xentes de Ourense, senón que son elixidos por un puñado dos accionistas máis ricos e a eles renden contas, non ao pobo traballador.

Os defensores do capitalismo inverten moito traballo e gastan millóns de euros en desviar da mente do pobo a cuestión de quen dirixe e controla a vida económica dentro do capitalismo. Mais para a maioría do pobo do Ourense capitalista asegurar a súa existencia non depende do control democrático do pobo, senón do poder ditatorial dun número non grande de corporacións e multinacionais. Na esfera económica, o capitalismo é dende as súas bases antidemocrático e antihumano.

Isto por suposto, ten tamén influencia na escena política. Na sociedade capitalista, o diñeiro constitúe unha das forzas motoras da política. E son precisamente as empresas as que teñen o diñeiro. Poden utilizar este diñeiro para elixir o monicreque correspondente que vai sentar na butaca do goberno, poden controlar os medios de comunicación, etc. Vivimos nunha sociedade dominada polas empresas e os monopolios. Por conseguinte, mesmo onde se nos di que existe democracia, trátase dunha ditadura do capital.

O capitalismo é un modo de produción anárquico. Prodúcese non segundo as necesidades senón para o máximo beneficio, sen orde nin control. Esta anarquía encóntrase en evidente contradición coa planificación e coordinación xeral que unha economía require obxectivamente. Vivimos nunha sociedade moderna complexa, na cal cada unha das súas partes depende doutras, encontrándose todas interconectadas. Os obreiros dependen dos empregos, os cales se encontran controlados polas empresas.

 

Eles non poden gañarse a vida coas súas propias mans, e as fábricas e maquinaria téñenas nas súas poutas as empresas. Os comerciantes dependen de que os obreiros teñan traballo. A cidade de Ourense depende de que as fábricas traballen, de que os obreiros estean empregados e de que os comercios marchen ben. O que suceda nun lugar determinado tamén afectará ás súas áreas circundantes e así sucesivamente.
A economía ten que ser dirixida por un plan central, cuxo obxectivo principal sexa aumentar o benestar do pobo. Isto non pode lograrse no capitalismo, onde a economía está dirixida polas empresas privadas que non perseguen satisfacer os intereses do pobo e o seu benestar, senón os seus intereses privados, os cales consisten en alcanzar a maior ganancia. Só baixo o socialismo pode ser dirixida planificadamente a economía.

O capitalismo, como sistema socio-económico, non acepta responsabilidades por unha vida satisfactoria para o pobo. Os intereses humanos non son asunto da sociedade capitalista. O capitalismo é brutal e antihumano. A xente pódese estar a morrer que se non ten o diñeiro para pagar a cama dun hospital, está sentenciada. Isto non está a pasar en Somalia ou Haití,senon no Ourense do século XXI.

Tamén false de que algúns obreiros teñen un salario elevado. Pero se a iso lle descontamos os impostos, a hipoteca, o transporte, a atención médica, etc, etc que nos ficou?. Ficounos que vivimos para traballar e non traballamos para vivir.
Tal e como de desenvolve a crise xeral do capitalismo , na mesma medida se afonda a crise da xente, dos traballadores. E precisamente esta situación a que obriga os traballadores a buscar auténticas solucións. E esa solución chámase socialismo. Os propagandistas do capitalismo son ben conscientes diso. Isto explica a continua e case histérica guerra propagandística contra o comunismo. Esta é a razón para inventar e propagar cada vez máis maiores mentiras e calumnias sobre o socialismo.

Todo isto para manter os intereses dos capitalistas, que son as ganancias e como facerse aínda máis ricos. Tócounos aos obreiros, traballadores e demais clases populares loitar por un sistema que subordine todos os seus esforzos a un só obxectivo: a vida satisfactoria e o benestar do pobo. Ese sistema chámase socialismo.

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