Robotización, automatización e industria 4.0 en el capitalismo: la miseria está garantizada

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El avance científico y tecnológico, que traen consigo la robotización y la automatización, suponen un avance para el ser humano. Sin embargo, lo que debería suponer la eliminación del trabajo manual más repetitivo y embrutecedor, bajo el capitalismo, se convierte en paro, descenso de la calidad de vida del proletariado y miseria para este.

El derecho al trabajo, prácticamente una quimera hoy, se convertirá más que nunca en papel mojado en un futuro muy cercano. La automatización de los procesos, con robots físicos o mediante programación informática, va a lanzar, en unos pocos años, a millones de trabajadores en el mundo al paro.

Según el reciente estudio de McKinsey & Company, The future of work after COVID-19, realizado en febrero de este año 2021, más de 100 millones de trabajadores con salarios bajos en todo el mundo podrían tener que encontrar un nuevo empleo para 2030, incidiendo en un cambio de tendencia, ya que mientras que los periodos posteriores a la recesión suelen estar marcados por la reducción de costes, el desempleo posterior a la pandemia puede estar arraigado en los “cambios permanentes del mercado laboral”.

Un cambio en el modelo productivo que desde el PCOE ya adelantamos en junio de 2020, es decir, hace exactamente un año. Países como Francia, Alemania y España, cuyos trabajadores con salarios más bajos representan aproximadamente el 47% de la mano de obra, supondrían entre el 55% y el 60% de los trabajadores despedidos bajo este cambio de modelo productivo. En sectores como el comercio minorista, la alimentación y la hostelería, desaparecerían 4,3 millones de puestos de trabajo, según este informe.

En el mundo, la venta de robots aumenta cada año, según la Federación Internacional de Robótica, quien indica en su último informe que hay más robots industriales que nunca:

La instalación anual de robots industriales, pese a reducirse en 2019 en algunas industrias, continúa a gran ritmo en todo el mundo:

La automatización, en el Estado español, según diversos informes, afectará en torno a un 50% de los trabajos actuales, poniendo en riesgo así el puesto de trabajo de la mitad de los trabajadores.

Hoy en el Estado español, según la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA), las ventas de robots en el mercado español dependen en gran medida de la industria automovilística. Este sector instaló el 47% del total de unidades en 2019, convirtiendo España en el segundo mayor fabricante de vehículos europeo sólo por detrás de Alemania.

No es casualidad que Nissan quisiera llevar a cabo el despidiendo a 2.525 trabajadores en Catalunya en sus plantas de Zona franca, Moncada y Sant Andreu de la Barca. Tampoco lo es que la industria del automóvil europea prediga 100.000 despidos por culpa del coronavirus, pese a que es falso que el motivo sea la COVID-19, sino, como estamos viendo, un cambio de modelo productivo a nivel global.

La dirección de Ford Almussafes (Valencia) firmó con UGT y CC.OO. el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que supondrá el despido de entre 570 y 630 empleados de la fábrica, entre mayo y diciembre de este año.

En 2018, Elon Musk anunció despidos del 9% de la plantilla para reducir costes y mejorar su rentabilidad. Unas 4.000 personas fueron despedidas para “acelerar la transición del mundo a energías limpias y sostenibles”, según explicaba el burgués Musk. Al año siguiente anunciaba otra ronda de despidos con cerca del 7% de la plantilla, para reducir la cantidad de empleados de Tesla a unos 38.000 trabajadores, de un total de 46.000. Pese a que el 2020 de Tesla fue espectacular en bolsa, durante la pandemia Elon Musk recortó entre un 10 y un 30% el sueldo de los trabajadores.

General Motors también anunciaba una importante reestructuración, con el cierre de cinco plantas en Norte América y el despido de 15.000 empleados. Por parte de Ford, la compañía abordará un plan para ahorrar 600 millones de dólares anuales en una reestructuración que prescindirá de 7.000 puestos de trabajo en todo el mundo. El equivalente al 10% de su fuerza laboral. Entre los trabajadores afectados se encuentran 2.300 operarios en los EEUU y más de 5.000 puestos en Alemania.

Jaguar Land Rover recortará alrededor de 4.500 puestos de trabajo. Un recorte que se suma a los 1.500 despidos del 2018 para dejar a la compañía con unas 44.000 personas. Audi anunció recortes del 11% de sus empleados en Alemania de aquí a 2025, esto es unos 9.500 puestos de trabajo. Mercedes-Benz anunciaba recortes de 10.000 empleos en todo el mundo hasta finales de 2022. Volkswagen anunció su transformación digital dando por hecho que resultará en la pérdida de entre 5.000 y 7.000 empleos para 2023.

Las excusas para estos centenares de miles de despidos en el mundo en el sector de la industria del automóvil, todas ellas peregrinas y falsas, van desde la COVID-19 hasta la supuesta transformación del sector con motivo del coche eléctrico. Pero la única realidad es que la burguesía dominante ha puesto todos sus huevos en la cesta de la automatización para salir del paso ante la crisis que se avecina, y esto supone el despido de millones de trabajadores en todo el mundo.

El sector del automóvil es uno de los que más robotizados está, y como es lógico, donde más despidos se están produciendo ahora. Pero la realidad es que prácticamente todos los sectores van a sufrir procesos de automatización, más o menos acelerados y más o menos potentes que agudizarán la situación que hoy viven los trabajadores del automóvil en todo el mundo.

En el estado español, según el informe Will robots really steal our jobs?, elaborado por la consultora PwC, se prevé que los sectores del transporte y la logística, y la industria, serían los más afectados por la automatización y podrían perder el 52% y el 45% de los puestos de trabajo, respectivamente, en el escenario más avanzado. En lo que se refiere a los sectores de la alimentación y la distribución, las pérdidas en empleo serían del 34%, mientras que el de la educación sería el que menos impacto recibiría como consecuencia de la robotización, con solo el 8% de los puestos de trabajo en riesgo.

Según este informe, la automatización se producirá en tres fases diferenciadas: La primera, denominada «algorítmica» y en la que empresas y trabajadores se encuentran inmersos actualmente, se extenderá hasta principios de 2020. Consiste en la automatización de las labores más sencillas y del análisis estructurado de datos. Posteriormente, una segunda etapa de “automatización aumentada”, que se prolongará hasta mediados de la década de 2020, conducirá al intercambio de información y al análisis de datos desestructurados. Y una tercera fase, llamada “autónoma”, permitirá, no solo la automatización de tareas rutinarias, sino también de destrezas manuales y de resoluciones de situaciones y problemas en tiempo real.

Los puestos de trabajo con posibles tasas más elevadas de automatización por industria son: operadores de maquinaria y ensambladores, trabajadores administrativos, ocupaciones básicas y artesanos.

 

Esto supone que la mayor parte de los empleos en el estado español están en riesgo de desaparecer, además, en un corto espacio de tiempo.

Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha analizado a 5.551 empresas de la industria española a lo largo de 25 años, en el periodo que va de 1991 a 2016, y la primera conclusión que se extrae es que las cadenas de actividad de las compañías que están robotizadas son más productivas que las que no lo están.

La investigación, publicada en la revista internacional Technological Forecasting and Social Change (2020), también constata una de las consecuencias de la llegada de las máquinas a la industria: la destrucción de puestos de trabajo. La evolución del empleo a lo largo de los 25 años que el estudio analiza confirma que la automatización de los procesos y la introducción de grandes cantidades de datos para orientarlos tienen como efecto la pérdida progresiva de puestos de trabajo en la industria.

Otra de sus conclusiones es que con el tejido productivo actual la industria española sufre los peores males de la automatización, como la destrucción a corto plazo de miles de puestos de trabajo, y en cambio no disfruta de sus ventajas, como el aumento sostenido y significativo de la productividad.

El sector servicios, mayoritario en España y que comprende subsectores como comercio, comunicaciones, centros de llamadas y atención al cliente, finanzas, turismo, hostelería, ocio, cultura, espectáculos, la administración pública y los denominados servicios públicos, es un sector con muy alto riesgo de automatización a corto plazo, como hemos podido comprobar con el análisis de los informes presentados.

En lo que llevamos de 2021 ya se han ejecutado ERE en Banco Sabadell (1.840 despidos) y Santander (1.019 por ahora, pero espera cerrar el año con 3.572 trabajadores menos). Ibercaja despedirá a 750 empleados entre finales de 2021 y principios de 2022. El BBVA también ha avanzado una “reestructuración” que implicará despidos en 202. Lo mismo sucederá con la fusión de Bankia y CaixaBank, negociados. De todo ello la previsión de 20.00 despidos que hace el sector.

En la rama financiera y bancaria, asistimos hoy a un proceso de automatización brutal que ha supuesto la desaparición de miles de oficinas bancarias y que se ha llevado por delante centenares de miles de puestos de trabajo en este siglo. La banca electrónica y el pago mediante formas alternativas al dinero en metálico han sido el motivo de este proceso, es decir, la automatización.

El trabajo administrativo también es objeto de automatización, con la evolución de aplicaciones informáticas capaces de analizar la información económica aportada por los clientes para la concesión de créditos y préstamos hipotecarios, lo que supondrá a corto plazo una nueva oleada de despidos en los subsectores de la banca y las entidades financieras.

En el comercio, la automatización ha llegado de lleno con la venta online, que se ha disparado durante la pandemia. Auténticos “mastodontes” del comercio y la distribución, como El Corte Inglés, han tenido que adaptarse a la irrupción de Amazon en el sector y, como no, han afrontado más de 3.000 despidos para ello. Esta automatización también ha cambiado el subsector de la logística, uberizándolo: ya encontramos repartidores fruto de estas ventas online totalmente precarizados.

En el comercio textil también se prevén despidos masivos. H&M ha anunciado que planea el cierre de 30 de sus tiendas y que supondrá el despido de 1.100 trabajadores. En Zara (Grupo Inditex) se denuncia la aplicación de un ERE encubierto que afectaría a 986 empleados tras el cierre de 114 tiendas.

La hostelería y la alimentación, al igual que la logística, es uno de los sectores más afectados por la automatización. El aumento del reparto a domicilio ha traído la uberización del sector en lo más inmediato, pero además encontramos ya empresas en las que las tareas de envasado y paletización, recogida y colocación del producto, carga y descarga de este y los controles de calidad y seguridad son ya automatizados con la robotización, lo que permite liquidar a buena parte de los operarios de todas las empresas del sector en un corto espacio de tiempo así como a mozos de almacén o incluso cobradores de caja.

442.000 trabajadores de los 910.000 afectados por los ERTE que hubo de media en febrero, trabajan en las ramas de actividad encuadradas como servicios de alojamiento y servicios de bebidas y comidas. El análisis de los datos hace prever que buena parte de estos trabajadores ya no serán necesarios con el desarrollo de la automatización en el futuro cercano, por lo que los ERE en estos subsectores está prácticamente garantizado.

CONCLUSIÓN

 

La industria 4.0, la automatización y la robotización ponen de manifiesto que al capitalismo ya no le corresponde este momento histórico, que las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas están absolutamente desarmonizadas. Todos los avances tecnológicos y científicos hoy, bajo el capitalismo, suponen un calvario para la clase trabajadora, a la que se le despoja de su puesto de trabajo en pos de una máquina o aplicación informática que es capaz de realizar la labor del trabajador de una forma más eficiente en todos los aspectos. Así, la miseria del pueblo trabajador crece cada día más, dificultándose su subsistencia hasta límites inhumanos.

En 2020, antes de la pandemia de la COVID-19 y según el informe de la Organización Internacional del Trabajo, casi 500 millones de personas trabajan menos horas remuneradas de las que quisieran o no tienen suficiente acceso a un trabajo asalariado. La OIT pronosticaba entonces que el número de desempleados aumentará 2,5 millones en ese año.

En junio de este año, la misma OIT indica que habrá 75 millones de puestos de trabajo perdidos, aunque si se toma en cuenta la reducción de horas de trabajo, esa cifra equivaldría a 100 millones de empleos de tiempo completo. Y destaca que en 2022 el número de desocupados en el mundo llegaría a 205 millones, o 5,7%, un nivel que no se había registrado desde 2013. En 2019, los desempleados eran 187 millones.

En el Estado español, antes de la pandemia El 13% de los trabajadores en España eran pobres según la OIT, cifra que ha aumentado al 16,4% según cifras de 2020, habiendo 7,8 millones de personas no pueden afrontar gastos cotidianos por motivo de la precariedad laboral.

La pandemia de la COVID-19 ha sido la excusa perfecta para que las empresas puedan implementar con total impunidad el cambio de modelo productivo que  desde el PCOE ya adelantamos en junio de 2020. Con la crisis sanitaria y “sus secuelas” como pretexto para que el pueblo trabajador asuma los despidos, la automatización será implementada con rapidez y la precariedad laboral aumentará exponencialmente en los próximos años.

Por todo esto, el pueblo trabajador no tiene otra salida que organizarse y luchar contra este sistema capitalista de producción y fijarse como objetivo la consecución del Socialismo, el único sistema capaz de armonizar las relaciones de producción con las fuerzas productivas para hacer que cada avance tecnológico y científico suponga una mejora, no solo en términos de productividad, sino en términos de calidad de vida para el pueblo trabajador.

Solo la clase obrera va a ser capaz de tomar el poder político y romper con la lógica capitalista de la acumulación de capital, que nos lleva al abismo en términos de humanidad, y construir con sus propias manos un mundo nuevo en el que cada avance suponga una mejora en la vida del ser humano y del mundo que le rodea y alberga.

 

¡Socialismo o barbarie!

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

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