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Rumanía muestra al mundo la fuerza de un pueblo en lucha

La movilización popular tumba la ley de despenalización de la corrupción y obliga al Gobierno rumano a destituir al ministro de Justicia del país. El segundo país más pobre de la UE también se cansa de la socialdemocracia y su política rancia en favor del capitalismo.

El pueblo rumano sufre casi como el que más las consecuencias criminales de un sistema capitalista totalmente caduco. La macroeconomía del país refleja datos de crecimiento por encima del 3,5% –la mayor de toda Europa del Este– mientras la mayoría del pueblo trabajador vive en la pobreza, mostrando la esencia del capitalismo, dejando a las claras a los trabajadores que en dicho sistema -dominado con mano de hierro por la burguesía- el proletariado no tiene futuro alguno.

Los datos publicados por el Ministerio de Trabajo de Rumania describen un panorama desolador: un 25% de los rumanos viven en la pobreza absoluta –aquellos que no se permiten ni siquiera una cesta de consumo mínimo de 300 lei/persona/mes (66 euros), entrando en esa cesta no solo la comida, sino también la electricidad, el agua, la calefacción, etc.– y más del 40% de los rumanos se encuentran en situación de riesgo de pobreza o exclusión social –quienes tienen ingresos inferiores al 60% de la media nacional o que trabajan menos del 20% del año, o quienes no se pueden permitir productos y servicios básicos–.

Estas son las cifras que arrojan los organismos oficiales capitalistas de Eurostat, confirmadas por el gobierno de Bucarest. Solo un país de la UE posee un porcentaje mayor de pobreza en la Unión Europea: Bulgaria, con un 48%.

Pobreza

EL PERIÓDICO y Save the Children explican que “Rumanía es el país con mayor pobreza infantil de Europa. Casi el 50% de la infancia de Rumanía vive sin los mínimos de nutrición, ropa, y un cobijo en condiciones de ofrecer bienestar. Solo el 3% del PIB del país es invertido en educación. «Aquí, en Rumanía, la mayoría de niños empiezan a ir al colegio a los seis años», explica Amalia Gheorge, responsable de Programas de Save the Children en Bucarest”.

Estos dos organismos burgueses, un periódico y una ONG al servicio del capital, junto con Eurostat y el propio Gobierno rumano no son capaces ya de esconder la miseria que supura del este de Europa y se ven obligados a mostrar la realidad de la situación, aunque por supuesto la culpa nunca es del sistema capitalista sino del Gobierno de turno.

A la lamentable situación de crisis social de Rumanía, que ha obligado tres millones de rumanos a emigrar a Italia, España y el Reino Unido para poder trabajar, hay que sumar la crisis política -de la superestructura- inherente a la crisis económica -de la estructura-. Así, en 2015 El excomisario europeo de Agricultura Dacian Ciolos tuvo que ser designado por el presidente Klaus Iohannis como primer ministro de Rumanía tras la dimisión del Gobierno de Victor Ponta por los numerosos cargos de corrupción en su Gobierno y su propio enjuiciamiento por evasión fiscal y blanqueo de dinero durante su ejercicio como abogado. Las elecciones del pasado año dieron la victoria de nuevo al Partido Socialdemócrata (PSD) pese a las imputaciones por sobornos y comisiones de numerosos de sus miembros y las condenas por corrupción a muchos de sus líderes —entre ellos el presidente del partido—, gracias al engaño realizado en campaña que incluía un programa de reformas sociales.

El decreto que aligeraba el concepto de conflicto de intereses y despenalizaba los casos de corrupción cuyo daño fuese inferior a 200.000 lei (unos 44.000 euros) ha sido, sin embargo, lo que se ha encontrado el pueblo en su enésimo voto de confianza a un partido del capitalismo, como es el PSD y sus lacayos nacionales (Victor Ponta, Sorin Grindeanu, Florin Iordache, Liviu Dragnea…). Es decir, el mismo resultado que en las anteriores ocasiones: corrupción y pobreza.

Y lucha en las calles, con el pueblo rumano dispuesto a tumbar el decreto y al Gobierno entero -que prometió sacar al pueblo de la miseria y aprovechó para tratar de sacudirse los juicios por corrupción- es lo que ha encontrado el Ejecutivo. La enseñanza es doble: que el pueblo unido es inquebrantable y, dirigido por el marxismo leninismo, capaz sobradamente de tomar él mismo el poder político y que el capitalismo está agotado históricamente y sólo el Socialismo y la Dictadura del Proletariado harán avanzar a la humanidad y sacarla de la tumba que se está cavando hoy.

No es casualidad que, según un sondeo del Instituto Rumano de Evaluación y Estrategia (IRES) el 66% de los rumanos votaría por la vuelta del comunismo y el 69 % considera que se vivía mejor durante el comunismo. Los encuestados respondieron también que, sobre todo, echan en falta el empleo (23%) y el “vivir bien” (14%), en comparación con la época comunista.

Es una cuestión que afecta no sólo a los trabajadores rumanos o euopeos, sino a los del mundo entero, de igual manera que la crisis ha afectado a prácticamente todo el mundo. La corrupción afecta a todos los partidos de la burguesía, porque la corrupción es una de las mejores maneras que tiene la clase dominante de manejar este sistema y por ello afecta a toda su superestructura (poder legislativo, ejecutivo, judicial, sindicatos…). De igual manera, toda la clase obrera en su conjunto, desde la caída de la URSS ha sufrido un empeoramiento de sus condiciones de vida que bien podemos comparar a los niveles previos a la gloriosa Revolución de Octubre, cuyo centenario celebramos en este año.

El Partido Comunista Obrero Español apoya al pueblo trabajador de Rumanía en su lucha contra el Gobierno corrupto y antiobrero de Sorin Grindeanu y Liviu Dragnea y reafirma su compromiso, con mayor convencimiento que nunca, con el marxismo leninismo y por la lucha para la consecución del Socialismo y la instauración de la Dictadura del Proletariado, única salida para los trabajadores del mundo.

 

D. García – Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)