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Crímenes y corrupción en Madrid

En los últimos meses estamos viendo cómo están saliendo a la luz noticias relacionadas con la gestión de la pandemia en Madrid por parte del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Estas noticias se suman al debate que hubo meses anteriores y que marcó la campaña electoral en Madrid para la presidencia autonómica por parte de la oposición, sobre las comisiones que el hermano de la presidenta madrileña había obtenido a través de la venta de mascarillas.

Tras 4 años de espera y antes de las elecciones gallegas de febrero, salieron a la luz las actas de la Policía Municipal en las que se decía que se estaba dejando morir a los ancianos en las residencias de la Comunidad Autónoma de Madrid. Ya se sabía que el gobierno de Ayuso había elaborado un protocolo en el que se decía que no se iban a derivar a los pacientes. El resultado fue que durante el confinamiento que vivimos en el año 2020 en Madrid murieron más de 7000 ancianos que estaban en residencias.

A parte de las actas de la Policía Municipal, existen los testimonios de los enfermeros, cuidadores, limpiadores, etc., en resumen, de los obreros de las residencias. Estos testimonios son macabros, pues hablan de cómo morían asfixiados porque no se les suministraba ningún tratamiento, por orden expresa de la Conserjería de Sanidad. Es más, el Consejero de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad de la Comunidad de Madrid, Alberto Reyero, dimitió en Octubre de 2020 denunciando las atrocidades que se cometieron en las residencias de ancianos.

Mientras que 7000 ancianos, y por lo tanto 7000 familias, no podían despedirse ni de sus seres queridos, el Gobierno de la Comunidad de Madrid se dedicaba a pagar comisiones elevadas al hermano de la presidenta por la compra de mascarillas. Y no solo a su hermano, sino también a su actual pareja que lo era también en aquel entonces. Este último se embolsó 2 millones de euros en comisiones por el hecho de mediar en la compraventa de mascarillas. Quien pagaba por esta intermediación era la empresa FCS Select, empresa que mayor cantidad de mascarillas vendió a las administraciones públicas durante este periodo de tiempo. Pero su imputación no será por eso, sino por no declarar ante el fisco una parte de las ventas.

Además se creen con tal impunidad que el Jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, amenazó a un periodista de El Diario, diciéndole que el periódico iba a tener que cerrar y que “les iban a triturar”. Los periódicos financiados con dinero público de la Comunidad de Madrid, El Debate y OK Diario por mencionar dos ejemplos, salieron a defender a la presidenta exculpándola de todo.

Estos dos ejemplos nos muestran una vez más cómo las administraciones públicas, los gobiernos locales, los gobiernos autonómicos y, en general, todo el entramado institucional del Estado, no sirve para los intereses de la clase obrera, sino que están puestos a disposición de la burguesía.

Mientras que el mundo vivía una crisis sanitaria global por la COVID-19 la burguesía seguía llenándose los bolsillos a costa de las vidas de las personas. Que se muriesen más de 7000 personas en las residencias de ancianos en Madrid demuestra que la vida de la clase obrera no les importa, sino que el único interés para ellos es su bolsillo y su bienestar. Y tampoco tenemos que dejarnos guiar por la socialdemocracia que, astuta como siempre, quiere sacar rédito político de ello intentando instrumentalizar las muertes que se produjeron durante esos meses. La actual Ministra de Sanidad, Mónica García, ha declarado que ella no quiere acabar con la sanidad privada, sino que quiere ahondar en un modelo mixto.

Esta es la naturaleza del propio capitalismo. Muerte para el obrero y dinero y ganancias para el burgués. Las instituciones, que son creaciones de la burguesía y están puestas a su servicio, nunca van a proteger a la clase obrera por lo que hay que acabar con ellas. Para ello es necesario la unidad de todas las luchas en una sola, en el Frente Único del Pueblo, para luchar contra el capitalismo y construir el Estado socialista, donde la clase obrera se gobierne así misma.

 

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

¡POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!

¡ORGANIZATE EN EL PCOE!

Comité Regional del PCOE en Madrid




NTT DATA y el genocidio palestino

Ante el recrudecimiento del genocidio que el Estado de Israel está cometiendo contra el pueblo palestino, los trabajadores del mundo debemos preguntarnos qué podemos hacer para detener el mismo, ya que la escalada de crímenes de ese Estado fascista no parece tener fin.

La realidad es que Israel puede cometer semejantes barbaridades porque tiene el apoyo internacional del imperialismo occidental, encabezado por la mayor potencia criminal de la historia, Estados Unidos, y sus lacayos de la OTAN, con la Unión Europea a la cabeza. Ese apoyo internacional que a veces es disimulado por parte de algunos dirigentes políticos con discursos muy alejados de sus prácticas, es el resultado de la plasmación de los intereses de los monopolios que controlan los gobiernos de esos países, cuyos dirigentes políticos son marionetas al servicio del beneficio económico de las mismas.

Los parlamentos de cualquier país capitalista están repletos de títeres que, en lo sustancial, en nada se diferencian unos de otros. Ningún voto va a cambiar las posturas que afectan a las cuentas de resultados de esos monopolios. La democracia burguesa sólo sirve para dar una falsa apariencia de libertad de elección al pueblo y desviarlo de cualquier toma de decisiones real.

Dos atributos más de la democracia de los capitalistas son su cinismo y su hipocresía. Y en eso, la socialdemocracia tradicional española encarnada en el PSOE, que ya definitivamente ha virado hacia el socialfascismo, es insuperable. Como muestra, incluimos las declaraciones del que, en noviembre de 2015 era candidato a la presidencia del gobierno, Pedro Sánchez,  y que, tras más de cinco años del “gobierno más progresista de la historia” no solo no ha cumplido su palabra sino que sus actos van justo en el sentido contrario de lo que prometía al saberse que España apoya al Estado genocida de Israel al formar parte de la coalición militar contra Yemen respaldada por la OTAN y la Unión Europea. Mientras, 600 soldados en el Líbano y dos buques en el Mediterráneo ya participan en operaciones de protección pasiva al Estado de Israel.

Pero los trabajadores tenemos una fuerza mucho más poderosa que las elecciones burguesas. Somos el motor que mueve este mundo y, por tanto, tenemos en nuestras manos la capacidad de torcer la voluntad de cualquier empresa si nos mostramos unidos y organizados.

Entre las empresas que durante años han suministrado armamento al Estado de Israel, el mismo que éste usa para asesinar a miles de niños palestinos, está NTT DATA (antes everis), que según Andalucía Información le habría suministrado armas (misiles), sistemas de defensa y sistemas de armas terrestres de alta movilidad.

Los trabajadores de NTT DATA no tenemos la responsabilidad sobre el uso que la empresa hace del fruto de nuestro trabajo, pero sí que tenemos una herramienta para conseguir que ésta y otras empresas dejen de suministrar armas a estados como el de Israel: parar la producción.

Si los trabajadores de una empresa como NTT DATA paramos la producción, la dirección de la misma tendrá que sentarse a escucharnos y nuestra posición cobrará la fuerza suficiente para exigir el cese de cualquier actividad comercial con el Estado de Israel, entre otras muchas cosas.

Si bien a principios de 2023 Satlantis compró el área de negocio de defensa y aeroespacial de NTT DATA, esto no deja de ser un movimiento de cara a lavar su imagen ante el público, pues con los escándalos de ventas de armas a Arabia Saudí contraviniendo la postura del Parlamento europeo y la ONU, NTT DATA quería alejar su imagen pública de este negocio; sin embargo, la propia Satlantis está participada por NTT DATA. De esta forma, la empresa nipona pretende así dejar impoluta su imagen pública, sin renunciar a los cuantiosos beneficios de la venta de armamento, pero las relaciones comerciales entre la empresa y el Estado de Israel se mantienen muy activas.

Esto deja en papel mojado toda la propaganda que NTT DATA usa para lavar su imagen, como sus iniciativas de base tecnológica sin ánimo de lucro, focalizadas en generar un impacto positivo en Derechos Humanos.

Evidentemente, NTT DATA no es la única empresa que vende armas a Israel u otros Estados genocidas como Arabia Saudí. Son cientos las empresas que sustentan las masacres que el imperialismo comete a lo largo y ancho del mundo, pues las guerras y sus consecuencias son inherentes a la fase imperialista del capitalismo. Por eso los trabajadores necesitamos una organización internacional que unifique todas las luchas, que combata el imperialismo atacando la base que sustenta a éste, la base económica. Por ello, es necesario ensanchar la presencia de trabajadores en sindicatos pertenecientes a la Federación Sindical Mundial, que en el Estado español está representada por Alternativa Sindical de Clase. Estas luchas deben engarzarse además con el resto de luchas a favor de la sanidad pública, la educación, las pensiones, etc., convirtiendo todas las luchas aisladas en una única lucha de clases contra el sistema capitalista, que es en última instancia el responsable de todas las atrocidades que los monopolios cometen en todo el mundo.

 

Célula Jorge Dimitrov del Partido Comunista Obrero Español




Nos están llevando a la guerra

Poco a poco, los pasos que están dando los líderes de los países europeos nos llevan a una guerra segura, sin escuchar a sus pueblos. De hecho, soldados de Francia y de otros países se encuentran ya en el campo de batalla, mientras que dirigentes políticos de todo el continente manifiestan la necesidad de intervenir. En España, tanto la ministra Robles como el Estado Mayor de Defensa, advierten que las maniobras del ejército español conjuntamente con el del Reino Unido, tienen como finalidad la preparación de ambos ejércitos para combatir en Ucrania contra los rusos.

El artículo 30 de la Constitución española abre las puertas al reclutamiento de personal civil para el ejército en guerra: “Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”. Es decir, todo está preparado meticulosamente para que los gobernantes y las élites económicas maniobren a su antojo, teniendo como escudo a los hijos de los trabajadores.

Por lo visto, el pueblo español solo tiene el derecho a morir por la “patria”. Quien no cumpla con este precepto será sancionado como se merece. Pero ¿quién ha amenazado a la “patria” española?  Que los españolitos de a pie sepamos, ningún país extranjero atenta contra nuestros derechos; en cambio, sí que nos ultrajan los burgueses domésticos, esos que no temen que sus hijos mueran en ninguna guerra, porque no irán. ¿Dónde está el derecho a un trabajo y a una vivienda dignos?

  • 2.760.408 personas paradas en el mes de febrero de 2024.
  • 19.332 desahucios en el primer trimestre de 2023.

Claro está, según lo que los políticos nos cuentan, España pertenece a la Unión Europea y como miembros de esa organización adquirimos el deber y el derecho de la defensa continental. Sin embargo, los españolitos no tenemos el “derecho” a un salario como el de los trabajadores europeos (El salario medio ordinario bruto en los 27 países de la Unión Europea fue en 2022, de media, de 2.302 euros mensuales. Así, la remuneración media española (1.822 euros) resulta un 20,9% más baja).

 

Lo que quiere decir, que los trabajadores españoles tenemos derechos para morir como europeos y para vivir como pordioseros.

 

¡POR LA SALIDA DE ESPAÑA DE LA OTAN Y DE LA UNIÓN EUROPEA!

¡POR EL PROGRESO SOCIAL, LA PAZ Y EL SOCIALISMO!

 

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)




¿Por qué somos comunistas?

Para responder a la pregunta de por qué somos comunistas, primero hay que contextualizar el presente para hacer una comparativa con el pasado y, mediante la dialéctica materialista, que consiste en un sistema filosófico que se opone al idealismo filosófico en el que se basa la propaganda capitalista, prever las etapas futuras por las que atravesará el sistema económico.

Vayamos para eso al presente y preguntémonos ¿por qué somos comunistas? En primer lugar lo somos por varias razones de peso. La primera sería porque el sistema capitalista, mediante la rapiña imperialista, condena a dos tercios de la humanidad al hambre, la miseria y la muerte prematura, razón de peso para ser receptivo a cualquier alternativa que pueda revertir este estado de cosas. Pero ¿cómo se defiende el sistema capitalista? ¿cómo es posible que siga en pie un sistema tan criminal a simple vista y que además está en bancarrota?  Y está en bancarrota porque ya ha cumplido su misión en la historia que ha consistido en desarrollar hasta la contradicción las relaciones en el medio productivo y los medios de producción hasta crear dos polos antagónicos, el proletariado, que es el que produce valor mediante su trabajo y la burguesía, que es la que se apropia del valor de ese trabajo ajeno a usura y no produce nada. Para la superación de esta etapa histórica, el proletariado, como sujeto revolucionario debe reclamar lo que le corresponde: el fruto de su trabajo para ponerlo a su servicio, y que deje de estar en manos de la clase parasitaria. Obviamente, la clase parasitaria no se va a quedar de brazos cruzados y va a combatir la ofensiva de los desposeídos.

Volvamos a la pregunta anterior de cómo es posible que siga en pie un sistema tan criminal. El capitalismo se mantiene en pie por la batalla ideológica contra la clase obrera y a la que en la actualidad lleva amplia ventaja a los comunistas. En este punto, nosotros, los comunistas, no sólo debemos sembrar la conciencia de clase entre la clase obrera, también debemos realizar una profunda autocrítica y trabajar más duro.

El capitalismo organiza su batalla ideológica mediante el idealismo filosófico que citamos más arriba, para vender a la clase obrera que se puede triunfar por iniciativa propia. Vende el éxito personal, léase Elon Musk, Amancio Ortega, Cristiano Ronaldo, etc, como si fuera un camino que pudiera recorrer cualquiera por voluntad propia y lo convierte en el ideal para amplias capas de la clase obrera. Con este accionar, el capitalismo promueve la atomización de los sujetos y la competencia extrema entre los miembros de la clase obrera, ante la que los comunistas anteponemos la cooperación para transformar la sociedad.

Pasemos ahora a ver el comunismo desde el estudio de experiencias pasadas. Para eso nos centraremos en un determinado periodo de la Unión Soviética, el que va de 1917 a 1953. Hay que destacar que todos los logros que vamos a enumerar ocurrieron a pesar de dos guerras, una civil apoyada por ocho potencias imperialistas y una mundial, y a pesar también del cerco imperialista a la que fue sometida. En primer lugar hay que decir que nunca se ha llegado al comunismo, que es el estadio en que la lucha de clases ha cesado por la victoria definitiva de una de las clases en contienda y el estado, como máquina de opresión de una clase sobre la otra, pierde su función y se extingue por sí sólo. Pero sí se alcanzó el socialismo, que consiste en su fase previa, donde todavía hay lucha de clases y donde el control de la producción aún se realiza por el control estatal y no bajo el control obrero. En este punto debemos preguntarnos en qué consiste, a groso modo, la construcción del socialismo. Para su edificación son necesarias la planificación económica y la centralización de la producción, así como un desarrollo de las fuerzas productivas que pueda satisfacer las necesidades de la sociedad, además de realizar todo esto bajo la fórmula de un gobierno proletario. Para todo ello debe establecerse la propiedad social de los medios de producción. La planificación económica contribuye a terminar con la anarquía productiva que se establece bajo el capitalismo y que termina en las crisis periódicas que sufre por la sobreproducción.

La Unión Soviética dio buena muestra del éxito de dicha formación económica con logros como fueron la rápida industrialización en un país atrasado y agrario, la victoria en la guerra civil, la derrota del fascismo en Europa cuando los países capitalistas sucumbían uno a uno cobardemente, la llegada de la primera expedición a la luna sólo trece años después de que el país quedara completamente arrasado por la rapiña nazi, los logros en materia social como una sanidad universal y gratuita, la jornada laboral de siete horas, la jubilación a los sesenta y muchos más logros que por cuestiones de espacio no podemos enumerar en este artículo. Todo ello en poco menos de tres décadas partiendo de un país muy atrasado. Durante el periodo en que no traicionó al socialismo, la Unión Soviética, con muy poco tiempo de existencia, superó económicamente a los estados capitalistas, con los Estados Unidos a la cabeza, como en los años del crack de 1929. Llegados a este punto es lícito preguntarse ¿por qué dejó de existir hace ya más de treinta años? En el año 53, con el asesinato de Stalin y bajo el mandato del golpista Nikita Khrushchev, se inicia un proceso involutivo severo cuyo punto culminante se produce en 1956 plasmado en el XX Congreso, episodio que redactaremos en otro artículo. Destacaremos que en este periodo negro se abandonó la centralización y la planificación económica y se abrió a algunos sectores a las políticas de libre mercado. Se traiciona definitivamente al socialismo sin vía de retorno. Pero esto no debe oscurecer en ninguna medida los logros del socialismo en la Unión Soviética, que fue capaz de enfrentar de tú a tú al capitalismo y a su ariete en tiempos de debilidad, el fascismo, hasta que se produjo el golpe de estado y se abandonó su esencia.  Su total colapso se produjo en 1991 de la mano de Gorbachov, un discípulo de Nikita Khrushchev y que en cierto momento, en años muy posteriores al colapso, declaró que su misión era acabar con el comunismo. Otra vez se muestra en estos dos sujetos la perpetúa guerra ideológica, ya que por las armas no lo hubieran conseguido, que nunca ha abandonado el capitalismo contra cualquier conato de organización de la clase obrera. Su infiltración produjo la catástrofe. No hay que perder de vista que bajo el socialismo todavía existe la lucha de clases.

Demostrada la supremacía del socialismo, haremos una mirada hacia el futuro mediante la dialéctica materialista. El método materialista dialéctico es el estudio de las contradicciones y los cambios que generan en una realidad dada y siempre partiendo de una base económica en el estudio de esa realidad. En la contradicción aparece una lucha de contrarios que dan paso a la negación de uno por el otro. Uno debe desaparecer para que otro pueda nacer y esto no se realiza sin una batalla previa. Este proceso le ocurrió al esclavismo respecto al feudalismo, al feudalismo frente al capitalismo y ocurrirá, ya que el capitalismo está sujeto a este mismo proceso dialéctico, frente al socialismo. Las contradicciones principales que llevan a la muerte al sistema capitalista son la contradicción entre trabajo y capital, entre acumulación y consumo y entre desarrollo económico y social. Este último se produce por la acumulación privada de la riqueza producida socialmente. La clase obrera es la única que produce valor y deberá apropiarse del valor que produce, esto es, el socialismo. Por su parte, la burguesía, los propietarios de los medios de producción y del estado, se apropia a usura del valor que produce la clase obrera. La fricción entre las relaciones de producción que vemos y el grado máximo de desarrollo de los medios de producción llevan al capitalismo a su último estadio que es en el que nos encontramos al ser ya la contradicción insostenible. El socialismo y su estado proletario, al ser el representante de la amplísima mayoría, la clase obrera, frente a una minoría parasitaria, la burguesía, será la máxima expresión de democracia que puede darse. La burguesía tuvo que hacer varias revoluciones para negar completamente y para siempre a los feudales. Los comunistas también han llevado a cabo sus intentos y se encaminan hacia la inexorable implementación definitiva en este momento histórico que niegue la existencia de la clase burguesa.

Por eso, para llegar a ser comunista hay que vencer la lucha ideológica que lleva a cabo el capitalismo sobre la clase obrera y que, como destacamos al principio, es la única que le permite sobrevivir a este sistema en bancarrota. Por eso nadie nace comunista sino que se hace comunista mediante el estudio de la ciencia marxista-leninista y, lo más importante, su aplicación en la práctica desde una cosmovisión materialista y dialéctica. El comunista nunca deja de formarse y de hacer autocrítica porque la batalla ideológica del capitalismo no cesa. Es la vanguardia consciente de la clase obrera y mediante un partido proletario, disciplinado y revolucionario debe conducir hacia la revolución socialista como garante de una verdadera justicia y supervivencia para la clase obrera. Sólo el socialismo, como modelo superador del capitalismo, puede liberar a la clase obrera de esta violencia y su consecuente explotación. Por eso, desde el PCOE, no solamente abogamos por dicha acción, sino que trabajamos cada día para ello en los centros de trabajo, de estudio y en los barrios. Por todo esto nos sobran razones para ser comunistas y, como marxistas-leninistas, llamamos a la clase obrera a engrosar las filas del PCOE.

 

¡POR QUÉ HAY MILES DE RAZONES PARA SER COMUNISTA!

¡ESTUDIANTE Y OBRERO ORGANÍZATE EN EL PCOE!

¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!

 

Comisión de propaganda del CC del PCOE




La clase obrera bajo el gobierno más progresista de la historia

En los últimos tiempos, desde la coalición de partidos en el gobierno y de los medios de comunicación burgueses, se habla mucho del gobierno más progresista de la historia y que ya alcanza su segunda legislatura. El capitalismo, un animal peligroso y herido de muerte, que sólo se sostiene por la represión y por su ventaja en la guerra ideológica, encuentra a unos buenos cómplices capaces de maquillarlo para hacerlo todavía digerible a la clase que dicen defender. Para tal fin se ha optado por el reformismo, que consiste en lanzar toda una batería de medidas que se niegan rápidamente unas a otras. Porque si esas medidas afectaran a la tasa de ganancia de los monopolios ¿Cuánto iba a durar su gobierno? Pongamos un ejemplo de esta negación para que se vea con más claridad lo inocuo de estas medidas.

Se ha vendido el ingreso mínimo vital o el aumento del salario mínimo interprofesional como un gran avance de las políticas progresistas, cuando en realidad con ese método se trata de infradotar a la mano de obra sobrante con una exigua dotación que no permite ni una existencia mínima decente, que permite la gestión de esa mano de obra sobrante hacia un ejército de reserva barato y a la que la inflación viene a negar su utilidad de forma inmediata. Cualquier medida anunciada a bombo y platillo, queda rápidamente reducida a nada ¿A qué conduce a la clase obrera todo esto? El gobierno más progresista de la historia se sirve de dinero público para que esa pérdida no sea compensada con una disminución de la plusvalía. A eso se han dedicado y quieren seguir dedicándose. Pero eso no es todo. A partir de su política entreguista, legitiman un cúmulo de instituciones que perpetúan un estado fascista como el español con cosas como son la monarquía y el sindicalismo amarillo. Pedro Sánchez declaró en agosto de 2020 “la monarquía parlamentaria es parte del pacto constitucional. Y somos leales, de principio a fin”.

De estas declaraciones se infiere que cualquier ley debe ser aprobada por el hijo de un monarca puesto a dedo por un dictador, que no permite un referéndum sobre su figura y que deja bien a las claras las leyes que no aprobará en la vida y los intereses que defiende mediante su dictadura hereditaria.

Por otro lado, encontramos que las políticas del gobierno más progresista de la historia no han contribuido a la paz social en absoluto. En la actualidad, por la legitimación de un sindicalismo corrompido con dinero público, encontramos casos como los de Acerinox que mantiene una huelga indefinida desde el 5 de febrero por la actualización del convenio colectivo y que son amenazados por la patronal de no ser una empresa rentable como propuesta de negociación. Estos mismos obreros, que recibieron una carga policial por cortar la carretera el pasado 23 de febrero, no sienten que tengan un interlocutor válido en la figura de CCOO, UGT y USO que son los sindicatos que deberían representarlos. También tenemos el caso de Total Quality Management, en Alcalá de Henares, donde tres trabajadores son despedidos por presentarse a las elecciones sindicales con la aquiescencia de CCOO que es quién dice representarles. Y no son los únicos casos que ocurren bajo el gobierno más progresista de la historia porque el sindicalismo que legitiman es un sindicalismo vertical, amancebado por la burguesía.

Por eso, desde estas líneas, denunciamos que bajo el gobierno más progresista de la historia se hayan perpetuado todos los estamentos que reprimen a la clase obrera y que se les den prebendas para que no se lastimen sus intereses a costa del dinero público. Desde el PCOE, también, denunciamos el reformismo como una anestesia para la clase obrera y que sólo sirve para apuntalar un poco más el cadáver moribundo del capitalismo a expensas del sufrimiento de la misma clase obrera. Anteponemos ante él la superación del capitalismo por métodos revolucionarios, que rompan de una vez la jaula asfixiante en la que se encuentra la clase obrera como en el caso de Acerinox y de Total Quality Management. Toda la riqueza debe partir del trabajo, por eso, se debe despojar a la clase parasitaria que se apropia de explotar el trabajo ajeno y el gobierno más progresista forma parte de ella y trabaja para su beneficio. Desde el PCOE hacemos un llamamiento a la clase obrera para que tenga claro que la lucha será incompleta siempre y cuando no se reconduzca hacia la revolución socialista que arrase el sistema capitalista y permita construir el socialismo, que es el único garante del futuro y bienestar de la clase obrera a la que dicen representar. Por eso llamamos a la unión de todas las luchas en el Frente Único del Pueblo.

 

¡MUERTE AL REFORMISMO!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

 

Comisión de propaganda del CC del PCOE




La infame hipocresía de los “valores” burgueses

Por más que se procure envolver a la clase obrera con la idea de que vivimos de la manera más lógica posible, la putrefacción del capitalismo nos lleva inevitablemente al desgaste. Por más que se nos deshumanice no dejamos de ser humanos, y nuestras necesidades no se cambiarán por otras que se puedan satisfacer en una dinámica de explotación. Reflejo de esto es el aumento del número de suicidios.

En su afán por dominar el mercado, la burguesía que nos exprime solo ve en nosotros productores de usar y tirar que deben salir rentables. Deben obtener ganancia robando el fruto de nuestro trabajo en detrimento de nuestro propio bienestar, ya que los capitalistas tienen ese derecho, y de ahí se justifica como un mal necesario todo lo que de ello emana.

Nuestras vidas giran en torno al hecho de que somos mano de obra que debe producir todo lo que hay en la sociedad, pero el producto no nos pertenece ni somos directores de tales creaciones, sino que van destinadas al beneficio de unos parásitos; obtenemos en cambio alrededor de lo necesario para cubrir nuestras necesidades fisiológicas para poder seguir trabajando para una minoría. Y conscientes de que en cualquier momento se puede prescindir de nosotros, debemos tener cuidado al gastar la más que injusta retribución. Este hecho, junto con la anarquía de la producción, hace que cada vez seamos más incapaces de consumir todas esas mercancías que van acumulándose y que anuncian avalanchas llamadas crisis. Entonces se profundiza en las medidas que buscan reducción de costes, alguna ventaja sobre los competidores y saneamiento de las deudas; todo ello recortando en servicios, transfiriendo dinero público a los grandes empresarios, despidiendo a trabajadores, ofreciendo trabajo precario, extendiendo el salario mínimo… Y en esos momentos en que se manifiesta claramente la fragilidad y la mentira del capitalismo, recibimos ese mensaje que, en realidad, nos ha llegado siempre: hay que adaptarse, callarse, apretar el cinturón y sobrevivir como podamos, porque las cosas están mal.

¿En qué se traduce? No importan las necesidades humanas, sino el mercado; el lucro del parásito. Siempre se nos presenta, y se nos ha presentado, el sufrimiento como algo inherente al día a día. El trabajo debe ser un duro sacrificio para poder sobrevivir, y el miedo al despido nos debe motivar. Si no tenemos suficiente dinero se nos puede arrebatar la vivienda, negar el acceso al alimento, el trasporte se vuelve un lujo, la ropa un gasto innecesario y el ocio una locura. Si nos formamos, debe ir encaminado a introducirnos en un trabajo con el que nos incorporaremos al gris sacrificio colectivo. Hay que tener cuidado con el agotamiento y la tristeza; procurar aguantar o disimular, puesto que debemos estar siempre preparados para nuestra ofrenda diaria al capital. La pura voluntad debe ser nuestro motor; si no somos “la mejor versión” de nosotros mismos significa que “no nos estamos esforzando”, y por tanto falla nuestra voluntad; no nos estamos adaptando bien. Necesitamos relacionarnos con los demás, pero siendo conscientes de que nuestro tiempo se dedicará, en primer lugar, al sacrificio asalariado y a las obligaciones que derivan de nuestra supervivencia. Necesitamos información y cultura, pero a pesar de los conocimientos y avances científicos, nos llegan mentiras y se fomenta la interpretación errónea de la realidad. Y así un largo etcétera.

¿Pero no nos dicen que lo importante es la salud? ¿no nos cuentan que se prioriza el bienestar de las personas? ¿no son los que se llenan la boca con “los derechos humanos” los que imponen la dinámica descrita más arriba? De hecho, la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que tenemos derecho a un salario digno, lo cual significa que se defiende el trabajo asalariado; es decir, se defiende el criminal sistema capitalista y, por tanto, todos los males que de ahí emanan y que son contrarios al humanismo, priorizando el derecho a dominar que otorga la propiedad privada de los medios de producción. Las necesidades son secundarias y la clase obrera solo tiene el derecho a la vida si puede pagarlo mientras está sometida al capital.

Marx señalaba que la relación de las leyes económicas con la moral es arbitraria, ocasional y, por ello, acientífica: la oposición entre Economía Política y moral es solo una apariencia y no tal oposición. La Economía Política se limita a expresar a su manera las leyes morales. La burguesía, de manera idealista, nos vende unos valores que se derrumban ante la realidad que vivimos. Delante de lo que nos hace humanos debe ir siempre el interés de la clase dominante, y alrededor de ello ha de orbitar todo lo que en nuestras vidas acontece. Somos humanos con “derecho a la vida” hasta que llegamos a la línea que marcan las relaciones de producción capitalistas; es entonces cuando tiene lugar eso que llamamos “chocar con la realidad”. Incluso cuando tenemos un par de días libres, unas vacaciones o sencillamente un buen día de ocio, decimos, al finalizar, esa famosa frase: ahora de vuelta a “la realidad”.

 

España es el país con mayor consumo legal de benzodiacepinas del mundo, y es menester entender que no es más que un síntoma que deriva de un sistema podrido en el que, sin conciencia de clase y sin organización, la clase obrera cree que solo le queda buscar el alivio, y más si tenemos en cuenta que ni siquiera contamos con la atención adecuada en los servicios sanitarios. Al no poder concebir que es posible transformar la realidad, y que los problemas no se deben a dificultades individuales y aisladas, sino que se deben a la estructura económica y nacen de la explotación humana, reina la resignación y las lagunas que se tienen a la hora de explicar la realidad se rellenan con sesgos; la ideología burguesa está presente en cada momento y hueco de nuestras vidas. De hecho, está demostrado que pensar de manera irracional afecta a la salud mental. Nuestra percepción chocará con interpretaciones erróneas de la información que procesamos, y no seremos conscientes de que no estamos entendiendo el mundo que nos rodea, aunque creamos que sí, y por tanto será fuente de frustración constante. No se puede encontrar solución a los problemas que no se comprenden; he ahí el éxito de la burguesía (que procura que eso sea así) en la batalla ideológica.

La pobreza va en aumento, por más que el Gobierno de “izquierdas” diga que se ha conformado para mejorar la vida de “la gente”, ya que esa gente a la que le mejora la vida es la burguesía. La carga que supone no poder cubrir las necesidades afecta seriamente a la salud, y junto con la falacia de que cada uno obtiene lo que consigue con su esfuerzo, el agotamiento está servido. Emplear las energías en la supervivencia y en estar alerta preocupados constantemente tampoco deja tiempo para relaciones sociales, el ocio y un descanso adecuado, y puede llevar al desgaste. Todo ello fomenta la búsqueda de alivio ante la hostilidad que presenta la vida del desposeído. En lo que respecta a los jóvenes y destacando sobre todo a los menores, también víctimas de la situación que se vive en los hogares, se refugian cada vez más en contenidos de internet que ofrecen ideología burguesa en su forma más tóxica.

Por otro lado, el trabajo también es cada vez más inestable y precario. Este hecho no hace más que acrecentar la inseguridad en el presente y en el futuro, lo cual empeora también la salud mental, que se ve continuamente asediada por las relaciones de producción capitalistas. La psicoterapia, si bien solo es una ayuda individual para ser funcional en la dinámica enfermiza de la explotación, siempre es más recomendable que un fármaco, y puede suponer un apoyo importante para las personas que necesitan aliviar su sufrimiento, teniendo la posibilidad de generar, al menos, pequeños cambios para gestionarse mejor. Sin embargo, a pesar de que se promueve la idea de cuidar la salud mental, su importancia, la necesidad de acudir a un profesional, etc, una vez más nos encontramos con que esos consejos, que pueden sonar a responsabilidad y conciencia por parte del sistema, chocan una vez más con la realidad: muchos no pueden acudir por falta de recursos. No solo eso, sino que tras esos paréntesis en que lacayos de la burguesía de todos los colores fingen preocuparse y ofrecen parches, a veces inalcanzables, el criminal sistema capitalista, causa de nuestros males, sigue arrasando con nuestras vidas y nuestros consejeros no hacen nada por detenerlo, ni por ayudarnos a identificar al enemigo.

El único camino es aquel que nos garantiza la satisfacción de las necesidades humanas en todos los ámbitos y un desarrollo constante, sin parásitos ni competencia. Un sistema en el que los trabajadores ven que el fruto de su trabajo se destina a una sociedad hecha por y para ellos; es decir, donde obtienen lo que les corresponde.

Para hacernos una pequeña idea, hay estudios que muestran que dotar de recursos materiales tiene un impacto positivo en nuestro estado de salud y el ánimo. Tener mayor acceso a aquello que necesitamos, evidentemente, nos da mayor sensación de seguridad y por ello se alivian los problemas de ansiedad, pues ésta no es más que un estado de alerta ante aquello que interpretamos como un peligro (como ocurre al percibir que carecemos de cosas básicas). Por otro lado, se conoce que con el apoyo social en todo tipo de situaciones, ya sea en un contexto cotidiano o ante problemas como enfermedades crónicas, o durante el tratamiento de las adicciones, tienen lugar mejoras significativas. Es decir, tener la posibilidad de ser tenidos en cuenta, así como un espacio en el que importamos, nos aporta vitalidad.

Debemos tener claro que un sistema plagado de contradicciones, que exprime nuestras vidas y nos roba el fruto de nuestro trabajo, solo puede ofrecer sufrimiento. Los suicidios son una consecuencia inevitable de la más completa deshumanización. No se trata de no querer vivir, sino de sentir que no se es capaz; no son más que asesinatos, pues prevalece la búsqueda de beneficio sobre la vida humana, aplaste a quien aplaste. Se conocen las causas, pero la burguesía no se detiene. A pesar de que la ciencia demuestra continuamente que la forma en que nos obliga a vivir este sistema es enfermiza y destructiva, observamos que la barbarie no cesa y, de hecho, es cada vez mayor. La descomposición del capitalismo va acompañada de mayor manipulación a la clase obrera, para generar así mayor división, aislamiento e individualismo. También se acompaña de mayor miseria, y el desgaste que esto genera no solo afecta a la salud, sino que aumenta la probabilidad de asumir como cierta la mentira de que no hay solución. Al aumentar también la desesperación somos más vulnerables ante una explicación engañosa.

La grave situación que vivimos no cambiará de mano de los políticos, pues son puestos en los sillones por y para la burguesía. Tampoco surgirá el cambio de manifestaciones espontáneas que solo alcanzan a exigir modificaciones superficiales. Solo la clase obrera es capaz de transformar la realidad, pero para ello debe librarse de los explotadores; de los criminales que han acumulado enormes cantidades de poder a costa de nuestro trabajo y sufrimiento. El principio de dicha transformación comienza con la organización de los trabajadores, cuyo poder nacerá de la unión de todas las luchas apuntando hacia la raíz común, que no es más que este sistema de explotación humana. No podemos seguir permitiendo que jueguen con nuestras vidas y nos traten como si éstas no tuvieran ningún valor, más allá de la ganancia que podamos generar. La criminal burguesía es la que debería vivir reprimida. Es hora de constituir un Frente Único del Pueblo que nos permita luchar de verdad por nuestra máxima aspiración: el socialismo.

 

Comisión de propaganda del CC del PCOE




¿Adónde nos lleva el capitalismo?

Nunca la humanidad se había enfrentado a un trance tan crítico como el actual, en el que se pusiera en cuestión su propia existencia. Cuando varios países de Europa insinúan la posibilidad de un enfrentamiento entre la OTAN y Rusia, e incluso se preparan militarmente para afrontar dicha eventualidad, es que el riesgo existe. Pero ¿qué hay detrás de esta locura?

Parece ser cierto que Europa, junto con los EEUU poseen un mayor y hasta mejor arsenal de armas convencionales, por consiguiente, Rusia perdería la guerra. Pero ni los rusos, ni nadie, teniendo el mayor y mejor depósito del mundo, con más de seis mil armas nucleares, iba a soportar una derrota de esa índole, pues el pudor, una vez muertos, no les vale.

En última instancia, las consecuencias de la utilización por parte de Rusia de las armas nucleares, supondría la desaparición de la humanidad. Su arsenal es el más potente del mundo y unido al de los EEUU y Europa sería un infierno para el género humano y para nuestro planeta.

Según los científicos unos cuatro días después de la explosión atómica, cuando se disipe el humo, tras dejar cientos de millones de muertos, comenzaría lo que ellos consideran que es lo peor y que designan como “el invierno nuclear”, se daría pues, la “destrucción mutua asegurada”. Es decir, tanto los rusos como sus adversarios morirían y la humanidad estaría en peligro de extinción.

Y todo esto ¿Por qué? y ¿Para qué? Por el egoísmo de una élite que domina la economía mundial, que ve como la vigencia del capitalismo está a punto de cumplir, al igual que sucedió con el feudalismo y el esclavismo, pues la dialéctica de la historia es implacable. Pero ellos mantienen la opinión que sin su presencia el mundo no tiene razón de ser.

En este terreno tan explosivo nos desenvolvemos los trabajadores ignorando una realidad que no tiene nada de ciencia ficción. Los políticos del Capital procuran no abrir debate al respecto, lo que significa que su adscripción a las posiciones europeas no tiene discusión. En definitiva, los trabajadores nos podemos ver envueltos en una guerra infernal preguntándonos ¿Por qué? y ¿Para qué?

Ante este panorama, la derecha y la izquierda parlamentaria, la prensa, la radio y la televisión de nuestro país se escabullen de este problema cardinal para que, llegado el momento, lo aceptemos irremediablemente.

El PCOE hace un llamamiento a la clase trabajadora de nuestro país, a los intelectuales, a las asociaciones populares como sindicatos de clase, asociaciones de vecinos, a todo el pueblo trabajador en general para que exijan al gobierno la retirada de España de las asociaciones monopolistas como la OTAN y la UE, garantes de la explotación capitalista sobre las clases trabajadoras y promotores de las guerras.

Llamamos a todos los comunistas y gente de izquierda para unirnos en un amplio frente contra la guerra y por la lucha por el socialismo.

 

¡NO A LAS GUERRAS IMPERIALISTAS!

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)




Contra la privatización, por la socialización

Los últimos movimientos del ayuntamiento de Sevilla resuenan con rabia por los barrios obreros de la ciudad. El pasado 25 de febrero salió a la luz una noticia sobre la propuesta que José Luís Sanz, alcalde municipal, lanzó al gobierno de PSOE-SUMAR (concretamente al Ministerio de Hacienda) acerca de la privatización de la Plaza de España.

Bajo el pretexto del costoso precio que supone la preservación del patrimonio alega como necesario cercar el espacio público, cobrar la entrada por “3 o 4 euros” e incrementar la vigilancia 24 horas al día. A la clase trabajadora sevillana no nos sorprende lo más mínimo las pretensiones capitalistas de esta índole, pues tenemos un largo recorrido y experiencia en este sentido -con independencia del color que vista el gobierno de turno-.

La privatización es un hecho general que atraviesa todas las esferas sociales de la realidad sevillana. Esta misma situación acontece desde los espacios públicos hasta los centros médicos, pasando por la educación y siguiendo por todos aquellos lugares que los capitalistas han saqueado bajo la imposición de su sacrosanta ley natural: la propiedad privada. A su vez, la privatización de estos espacios conlleva el aumento del gasto público en blindar la seguridad de la zona, de la que sabemos, al menos, que responderá a los intereses de aquellas empresas privadas de seguridad, fortaleciendo no solo el capital privado sino los aparatos de represión de la burguesía. Todo esto en un marco general del incremento sustancial del presupuesto en defensa.

Somos conscientes de que este hecho, a pesar de haber sido denegado, es el preámbulo a la privatización total; es el preámbulo del fin de la desmercantilización parcial. Esto mismo entra en contradicción, mas el mismo capital ha asumido que será necesario más pronto que tarde alguna medida económica con el fin de paliar las carencias que los salarios dejan sobre la clase trabajadora, como es el SMI o IMV. Nuestro interés, el de la clase obrera, no pasa por reclamar o exigir -únicamente- el acceso público de los derechos básicos, sino la socialización de todas las esferas de la vida humana.

La complicidad del Estado con este tipo de medidas está absolutamente comprometida con la pequeña, mediana y gran burguesía, en claro detrimento de las condiciones de la mayoría social. Esto es palpable en tanto al uso privado del suelo público por los hosteleros, medida impuesta por la ordenanza municipal. La demanda de licencias para veladores exteriores se ha visto incrementada exponencialmente desde 2011, de tal manera que se duplicaron dichas licencias 5 años más tarde. Es de sobra conocido la cantidad de suelo de más que estas burguesías se apropian, muchas veces saltándose sus propias leyes, dejando en muchos casos las aceras completas, inundando los carriles bici con sus mesas o impidiendo el tránsito normal. En un momento de retroceso del pequeño capital, donde la proletarización de estas clases está a la orden del día, utilizan todos los métodos posibles para salvaguardar su posición de explotadores. No son solo sanguijuelas que parasitan físicamente la ciudad, sino que exprimen al máximo a sus trabajadores con unas tasas de explotación altísimas.

Por otro lado, nos encontramos ante el desolador panorama de la privatización de la enseñanza superior, donde las universidades privadas ganan cuotas de mercado año tras año mientras las públicas siguen en continuo retroceso. El grado de composición orgánica del capital distancia aún más las diferencias de clase, haciendo que la enseñanza sea cada vez un ámbito más restringido para quienes puedan costearla, para los hijos de la burguesía. Así mismo, el desdoblamiento de la juventud trabajadora vuelve a pronunciarse ante la necesidad de trabajar y estudiar simultáneamente, siendo estos trabajos mayoritariamente temporales y muy precarizados. Paralelamente a la enseñanza superior se encuentra el aumento sustancial de las Formaciones Profesionales de ámbito privado, con un coste de miles de euros por curso. Hay que añadir en este sentido la subida del ratio del alumnado en dicha enseñanza, además de la competencia que encarna la matriculación por la carencia de plazas. Una vez más, somos la clase trabajadora en su conjunto quienes pagamos el alto precio de los entresijos capitalistas, cuyo sistema no se aguanta si no es con el endurecimiento de la carestía de vida, la represión y la bajada continuada de los salarios.

El ayuntamiento de Sevilla sólo recuerda los espacios que tiene en propiedad una vez estos han sido expropiados por la clase obrera, como es el caso del CSOA Malatesta. Buscan cualquier excusa, da igual cual sea, con tal de conservar la propiedad y evitar la organización de clase que tanto temen, además del malestar que provoca a la burguesía especulativa de la vivienda la existencia de una oficina de okupación. Ante el problema de la vivienda nos vemos en una gran encrucijada: un derecho universal imprescindible para la vida es a la vez objeto de especulación. La casi nula regulación del precio del alquiler, sumado al incremento descontrolado de estancias turísticas con empresas como Airbnb, solo hacen subir el precio de la vivienda de tal manera que sea impagable para las familias más desfavorecidas de clase trabajadora. Respecto a ello cabe destacar el proceso de expulsión de la clase trabajadora del centro histórico de las ciudades en favor del turismo. Es el caso de la ciudad de Sevilla, mientras que en los últimos 20 años la población de la provincia ha aumentado en más de 174 mil personas, en la ciudad ha caído en casi 26 mil, impulsado por zonas céntricas como el Casco Antiguo, la Macarena o Triana. Esta es la consecuencia de la privatización de los centros históricos y culturales de las ciudades, transformándolas en auténticos parques temáticos, las cuales se convierten en una mercancía más con la que el capital busca aumentar sus ganancias.

En este sentido cabe mencionar la cada vez más tardía emancipación de la juventud, puesto que las condiciones de trabajo que tiene -como anteriormente mencionamos con la temporalidad y la precarización de los sueldos- hace imposible habitar una vivienda fuera de la casa de los progenitores. En el caso de poder hacerlo no es menos preocupante, puesto que gran parte del salario irá destinado sólo al pago del alquiler. Esto mismo, entre una multitud de cuestiones, explica que el deterioro de la salud mental de la juventud no solo tiene su origen en la lucha de clases, sino que encuentra su solución a través del fin de la misma.

La privatización de la salud se une al proceso de privatización general de la vida en Sevilla. Estas privatizaciones se ensañan con la parte más joven del proletariado, en este caso con los centros de pediatría. Más de 50.000 niños no son atendidos por sus pediatras en los centros de salud correspondientes y la directriz central de la colaboración públicoprivada en la sanidad solo refuerza las arcas de los capitalistas, una vez más, en perjuicio de la clase trabajadora. Los vecinos y vecinas de los barrios obreros y pueblos de la provincia se organizan para reclamar por vías legales los atropellos que sufrimos diariamente.

Lejos de confiar en la benevolencia de las instituciones públicas como herramientas que están al servicio de la mayoría, debemos considerar no sólo las limitaciones que suponen las reformas, sino el desgaste acumulado que implica para la militancia y el activismo el agotamiento de las vías legales, sobre todo viendo que nunca llegan a nada sustancialmente beneficioso para nuestra clase. Debemos llevar a cabo un análisis preciso de la situación en la que se encuentra el mundo para conocer qué estamos viviendo, qué nos espera y cómo podemos superar la realidad existente.

Ante una crisis general del sistema capitalista, donde la tasa de ganancia se encuentra bajo mínimos, debemos tener en cuenta la consideración de proclamas del retorno al Estado del Bienestar como una quimera, como un hecho que no depende de las voluntades populares ni institucionales. En un momento de ofensiva capitalista ante el retroceso del capital, la tendencia natural del sistema es la búsqueda del beneficio al coste que sea y esto concierne al recorte continuo de aquellos derechos que una vez se tuvieron. En otras palabras, la vuelta al Estado del Bienestar no puede realizarse porque las condiciones materiales de la economía mundial así lo determinan (debido al estado de crisis del capital) y no por la voluntad malévola de tal o cual figura. Los comunistas lo tenemos claro: es el momento del Socialismo.

El sistema capitalista no sólo ha demostrado su deterioro histórico, su incapacidad de reproducirse sin devastar sus dos fuentes principales de riqueza, las cuales son el ser humano y la naturaleza, como ya anticipó Marx; sino que ha demostrado que la clase obrera es más capaz que nunca -gracias al avance tecnológico- de organizar su propia vida. Si alguna vez tuvo alguna relevancia histórica la figura del capitalista en el trabajo, ésta ha quedado totalmente aniquilada por el avance de las fuerzas productivas. No obstante, pese a la tendencia de la pérdida de valor de las mercancías por el aumento del capital continuo en detrimento del variable, el sistema capitalista no caerá por sí mismo.

La historia nos muestra que es más necesario que nunca construir nuestras propias instituciones -al servicio de la mayoría obrera- y destruir el Estado burgués que nos reprime; la unificación de las luchas en torno al Frente Único del Pueblo y la toma del control económico y político para construir una nueva sociedad. A su vez, la unidad de la clase obrera sólo se construye si se constituye la unidad de los comunistas en torno al Partido Leninista de nuevo tipo, requisito sin el cual el comunismo seguirá residiendo en la marginalidad social. Sólo la revolución proletaria puede sentar las bases sobre las que construir un nuevo mundo.

 

¡POR LA SOCIALIZACIÓN DE LO PRIVATIZADO!

¡POR LA UNIDAD DE LAS LUCHAS CONTRA EL CAPITALISMO!

¡POR LA UNIDAD DE LOS COMUNISTAS!

Célula Iósif Stalin del PCOE




La impunidad como garantía de reincidencia

Veíamos hace poco en el periódico el caso del juicio de 25 neonazis encausados por irrumpir a golpes en la manifestación del Día de la Comunitat Valenciana de 2017 y que habían aceptado penas de entre 12 y 24 meses por un delito contra los derechos fundamentales, penas que no sólo nos parecen nimias y arbitrarias, sino que además impiden su ingreso en prisión.

Estos elementos indeseables no tardaron en reincidir de inmediato, ya que al salir de los juzgados incurrieron en gritos y amenazas contra los antifascistas que estaban concentrados frente a los juzgados, con cosas como “poco os dimos” o “nos hubiera salido más barato mataros”, que podrían constituir unos presuntos delitos de odio y amenazas graves, y que dejan claro que conocen bien la impunidad en la que se mueven. Y es justamente esta impunidad, donde muchas veces actúan como grupos parapoliciales, como se pudo ver en el caso de los antifascistas en la misma Valencia, con peticiones fiscales elevadísimas y de las que dimos cuenta en el PCOE, que demuestran el sesgo necesario que se toma la justicia burguesa para que estos elementos gocen de una impunidad tan pronunciada que les permite reincidir, de forma flagrante e inmediata, sin miedo a las consecuencias. Es justamente esta impunidad una garantía de reincidencia que dejará más víctimas y encausados en el frente antifascista, como por ejemplo los antifascistas de Valencia y más casos de colaboración e impunidad flagrante en el otro extremo.

Desde el PCOE tenemos plena conciencia de que se trata de una justicia de clase y que estos individuos gozan de prebendas por ser el ariete de los intereses de la burguesía. Por eso, lanzamos toda nuestra solidaridad con los antifascistas encausados anteriormente citados, con los que recibieron la agresión y con los que recibieron los posteriores insultos y amenazas. Por eso, hacemos un llamamiento a engrosar las filas del PCOE para desde un partido proletario, disciplinado y revolucionario, organizar a la clase obrera para que ninguna agresión quede sin respuesta y conducir a la revolución socialista como garante de una verdadera justicia para la clase obrera.

 

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!

¡POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!

 

Comisión de propaganda del CC del PCOE




El gobierno andaluz muestra una vez más que está al servicio de la burguesía

En los últimos años hemos presenciado cómo la clase capitalista ha incrementado sus beneficios a costa del empobrecimiento de la clase obrera. Primero fueron las energéticas, encareciendo el precio de la energía para obtener unas ganancias récord. Después han sido los bancos, aumentando las cuotas hipotecarias a las familias y obteniendo, los cinco bancos principales, unos beneficios en 2023 que superan los 26 mil millones de euros. Mientras ellos acumulan más riqueza, aumenta la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social, alcanzando al 26’5% de la población, elevándose ésta hasta el 37’5% en Andalucía.

El sistema capitalista se encuentra en tal punto de descomposición que sólo puede incrementar sus beneficios empobreciendo a la clase obrera. Pero este empobrecimiento no se da solo con la bajada de los salarios reales, los cuales cayeron un 5’2% en 2022, sino también a través del empeoramiento de los supuestos servicios públicos.

Prueba de ello son las políticas que está llevando a cabo el gobierno de la comunidad andaluza. Ante la situación tan lamentable de la sanidad pública el presidente de la Junta Moreno Bonilla ha decidido destinar 120 millones de euros más a la sanidad privada con la excusa de disminuir las listas de espera, unos contratos que además se realizarán a dedo. Esta decisión se enmarca en un conjunto de medidas destinadas a privatizar la sanidad, a lo que también contribuye la orden aprobada hace meses por la cual se comenzó a derivar la atención primaria a la sanidad privada, fijando el precio de cada consulta en los 65€, y los constantes aumentos presupuestarios destinados a la sanidad privada. De esta forma la clase capitalista no sólo aumenta sus beneficios a través de los precios o reduciendo salarios, sino que también se está incrementando el dinero público que reciben, dinero que en su mayoría sale de los impuestos que paga la clase trabajadora.

A todo ello hay que sumarle el decreto ley de simplificación administrativa de la Junta de Andalucía que se aprobó hace unos días en el parlamento andaluz, cuyo objetivo es “desburocratizar” la Administración, es decir, liberalizar aún más la economía andaluza. Entre otros cambios, desde ahora las empresas privadas podrán validar proyectos urbanísticos.

Como vemos en los mayores beneficios de la clase capitalista tienen mucho que ver los diferentes gobiernos, los cuales son cómplices del empeoramiento de las condiciones de vida de la clase obrera. Ninguno de los partidos de la burguesía defenderá los intereses de la clase obrera, ya que estos intereses siempre pasarán por superar el sistema capitalista, un sistema criminal que todos los partidos de los diferentes parlamentos buscan mantener. Frente a las falsas promesas de oportunistas y reformistas, la unidad y organización de la clase obrera contra la burguesía y sus políticos es lo único que pondrá fin al empobrecimiento constante de nuestra clase.

 

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

 Comité Provincial del PCOE en Sevilla